asistencia/ Los expertos analizan el uso de fármacos en situaciones especiales

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La nueva norma da más responsabilidad al médico y limita su margen de maniobra
| 2010-03-05T15:46:00+01:00 h |

E.M.C.

Madrid

Cada año la Agencia Española de medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) recibe más de 30.000 solicitudes para el uso compasivo de medicamentos en fase de investigación. Hasta el 57 por ciento se destinan al tratamiento de enfermos de cáncer, mientras el 9,6 por ciento de estas solicitudes se realizan en Neurología, o más de un 6 por ciento llegan desde áreas como Dermatología o el tratamiento del dolor.

Son algunos de los datos expuestos la semana pasada por Dolores Montero, jefa de Farmacoepidemiología y Farmacovigilancia de la Aemps, durante la jornada “Disponibilidad de medicamentos en situaciones especiales: cambios normativos, retos y oportunidades para la medicina individualizada”, organizada por el Servicio de Farmacología del hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda y el Instituto Roche. Un encuentro en el que diferentes especialistas evaluaron el impacto legislativo, administrativo y asistencial de la entrada en vigor del Real Decreto 1015/2009 que lo regula.

Montero también destacó que el organismo recibe más de 6.000 solicitudes anuales de fármacos para un uso alternativo a la indicación autorizada (off label). En este caso, las proporciones varían. Casi el 30 por ciento de los medicamentos se emplean en Oncología, pero también tiene un peso importante la Oftalmología, con un 20 por ciento, y la Neurología y las enfermedades infecciosas, con un 6 por ciento respectivamente.

El papel del médico

Desde el punto de vista asistencial, Alfredo Carrato, especialista del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, subraya que la normativa “agiliza los trámites administrativos y responsabiliza a la institución sanitaria del uso del fármaco, incluyendo aspectos científicos y económicos”. Idea que comparte con Antonio Vallano, del Servicio de Farmacología Clínica del Hospital Universitario de Bellvitge, que incide en que también supone una mayor responsabilidad del médico.

En el plano de la asistencia sanitaria, el nuevo texto también reconoce el papel de los protocolos terapéuticos definidos por el centro hospitalario a través de las Comisiones de Farmacia y Terapéutica, lo que, por otra parte, restringe el margen de maniobra del facultativo. En este sentido, Francisco Puigventós, del Servicio de Farmacia del Hospital Son Dureta de Palma de Mallorca, destaca que “por primera vez se obliga legalmente a un médico a respetar un protocolo o unas restricciones establecidas para la prescripción de un medicamento”.

Ocho meses después de la aprobación del texto, siguen planteándose algunas dudas que cita Vallano. Entre otras, que podría aumentar la prescripción “inadecuada” de medicamentos en condiciones diferentes a las autorizadas. Como consecuencia, expone, no sólo aumentaría el gasto de forma injustificada, sino también el riesgo asociado a su uso innecesario.