| domingo, 06 de septiembre de 2009 h |

Sergio Alonso es redactor jefe de ‘La Razón’

El sector sanitario y el periodístico están de enhorabuena. Gaceta Médica cumple 300 números, lo que no es asunto menor en estos tiempos de férrea competencia empresarial, gravísima recesión económica y zozobra institucional en la profesión. Y lo ha hecho de la forma más valiente que puede hacerse: apostando siempre por la información contrastada, la verdad incómoda y la huida de las medias tintas. Frente a otras publicaciones del sector que asisten complacientes al espectáculo circense que ofrecen algunas instituciones médicas, y que hacen de la indefinición la esencia de su línea editorial, Gaceta Médica ha apostado siempre por contar lo que sucede sin tapujos ni censuras, sin temor a las presiones ni a los ataques de los que hacen del buen vivir el leitmotiv de su permanencia al frente de corporaciones o núcleos de poder. Gaceta Médica es, pues, un soplo de aire fresco en un sector asfixiado por los compromisos adquiridos; un medio que precisamente no vale más por lo que oculta que por lo que publica, sino todo lo contrario. Y todo, con un único objetivo: la defensa a ultranza de la memorable profesión médica, y de los facultativos que un día sí y otro también construyen con su honesto trabajo la gran casa de la Sanidad española.

Gaceta Médica es un soplo de aire fresco porque detrás de sus páginas, artículos, editoriales y columnas hay un editor valiente y comprometido, que en lugar de seguir la senda fácil, cómoda y gratificante de las relaciones públicas, no tiene reparos a la hora de dar la cara, aguantar las embestidas y sufrir ataques. Como ya hiciera con El Global, Santiago de Quiroga ha logrado por esta vía convertir a Gaceta Médica en un medio imprescindible para el sector. Gracias a él y a Jesús Díaz, el otro gran bastión del proyecto, no hay gerencia de hospital, Consejería, sociedad científica, colegio, sindicato o diputado relacionado con el sector que no lea el lunes las páginas del periódico, o no acuda raudo a Internet en busca de información. En estos trescientos números, ambos han transformado aquel proyecto tan difícil como arriesgado en el centro de todas las miradas médicas, y en el campo de juego en el que se desenvuelven las fuerzas vivas del sector.

Tampoco hay que obviar aquí el factor humano y la profesionalidad de los redactores que configuran sus contenidos, empezando, obviamente, por José García, un valiente y honesto periodista, que se ha convertido en el gran valor en alza de la información sanitaria en España. Los médicos no podrán agradecerle nunca su contribución a la limpieza ética de las instituciones que guían sus pasos, ni los periodistas veteranos la lección que todos los lunes dejan sus denuncias en las páginas del periódico. José García no es fruto de la casualidad. No en vano, trabajó codo con codo con otro gran periodista que, desafortunadamente, ya no ejerce en Sanidad, como es José Luis Villena, anterior director de Gaceta Médica, y se ha rodeado de un equipo humano impresionante del que formaron parte notables puntales del joven periodismo como Lucía Barrera, Eva Sacristán o Ana Vallejo, y en el que hoy están la combativa y rigurosa Eva Sainz Corada, Mónica Raspal, Esther Martín del Campo, Irene Fernández o Cecilia Ossorio.

Gaceta Médica alcanza 300 números y se ha convertido en la mejor compañera de El Global, el otro cimiento de Contenidos. Ambos medios son, por derecho, por coherencia, por rigurosidad y por sus valores, parte viva y fundamental de la sanidad en nuestro país. Sin ellos, todo sería distinto y para muchos aumentaría la impunidad que el buen periodismo siempre desbarata. Por eso, el número 300 de uno de ellos se convierte en el triunfo de la libertad frente al totalitarismo, el de la verdad frente al ansia oscurantista de los que gustan de actuar en la sombra. Un hecho para estar felices.