J. garcía Madrid | viernes, 25 de noviembre de 2011 h |

De siempre la Comunidad Foral de Navarra ha tenido gran inquietud por la Sanidad. Un hecho que lo ejemplifica es que antes de recibir las transferencias sanitarias en 1991, el Gobierno navarro, sin tener la obligación de dar asistencia sanitaria nada más que a un porcentaje pequeño de la población, entre un cinco y un diez por ciento, tenía bajo su responsabilidad y gasto el hospital de Navarra, los hospitales comarcales de Estella y Tudela y la Clínica Ubarmin, mientras que el Instituto Nacional de Salud gestionaba únicamente el hospital Virgen del Camino. “Esto dimensiona la inquietud que tenía Navarra por la Sanidad”, recuerda Juan Carlos Sánchez de la Nava, secretario general de CESM-Navarra, que destaca también que el gasto sanitario por habitante también era uno de los más elevados de España. Estas circunstancias, con las transferencias, llevaron a que Navarra tuviera una infraestructura sanitaria potente y un cierto estándar de calidad percibida con un alto grado de satisfacción de la población. Ahora bien, señala Sáncez de la Nava, esta situación se ha ido revirtiendo con el tiempo, de tal forma que con la crisis actual Navarra ha tenido cierta regresión presupuestaria. “Como en el resto de autonomías, se han aplicado recortes salariales por decreto ley, se han impulsado planes de ahorro bastante exagerados y se han eliminado sustituciones, sobre todo en Atención Primaria”, se lamenta el representante sindical.

Con todo, una de las apuestas firmes del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea (SNS-O) en los últimos años ha sido la investigación sanitaria, según reconoce la que ha sido consejera de Salud desde 2003 a 2011, María Kutz. El Centro de Investigación Biomédica y el ICTS de imagen médica son los paradigmas. Otra de las apuestas ha sido mejorar la eficiencia y la calidad en el proceso asistencial, con tres grandes proyectos: la unificación de los dos grandes hospitales de Pamplona, el plan de mejora de la calidad de la primaria basado en la estrategia AP-21, que contempla un nuevo modelo de reorganización asistencial, y el proyecto del complejo médico-tecnológico de Navarra que impulsará el trabajo por procesos. Asimismo, el SNS-O también se ha caracterizado por su recurso de inconstitucionalidad a la ley del aborto y la reorganización de las jefaturas en los entes hospitalarios que agrupan los hospitales navarros con una sola cabeza visible, “un cambio necesario para la sanidad navarra”, reconoce Kutz, “que potenciará el desarrollo de las diferentes especialidades, mejorará la eficiencia en el uso de los recursos e incrementará el nivel de calidad asistencial en las prestaciones”.

Para la presidenta del Colegio de Médicos de Navarra, Teresa Fortún, en los últimos años se han producido cambios importantes que han modificado la forma de funcionar en la atención, entre ellos, un nuevo centro de Radioterapia y un servicio de Nefrología; en atención primaria, los servicios de urgencias rurales; infraestructuras aún en desarrollo como el servicio de urgencias hospitalarias de Pamplona o el ya citado Centro de Investigación Biomédica. Además, Fortún también resalta que en los últimos tres años se ha iniciado la unificación de los centros de la comarca de Pamplona, con la creación del Complejo Hospitalario de Pamplona y la necesaria redistribución de servicios, además de diversos planes pilotos —aplicación de la receta electrónica, gestión de la incapacidad temporal, reorganización de los trámites administrativos en los centros de salud— que, en su opinión, han demostrado eficacia y se espera que se extiendan a toda la comunidad.

Hoy la Sanidad navarra se encuentra sumida en un momento de cambio con la llegada de Marta Vera a una Consejería de Salud que está acometiendo ajustes presupuestarios, revisando la cartera y reunificando servicios, y todo ello —matiza Fortún— “desde la perspectiva de un mayor control del gasto y una mejora de la gestión”. En su opinión, el futuro del SNS-O debería pasar por una mayor optimización de los recursos, con una gestión profesional y eficaz; una mayor relación entre directivos sanitarios y médicos; una reorganización del sistema hacia los crónicos y polimedicados; y la planificación del recambio generacional médico.

“Con las transferencias, Navarra ha tenido una infraestructura sanitaria potente y un cierto estándar de calidad percibida con un alto grado de satisfacción de la población”

“El futuro debe pasar por optimizar recursos con una gestión profesional y eficaz, mayor relación entre directivos y médicos, y una reorganización hacia los crónicos”