C.M.L. Madrid | viernes, 08 de abril de 2016 h |

Ante la pregunta de si alguna vez algún paciente a acudido a la consulta por detectar algún riesgo asociado con el tratamiento con estatinas, un 96 por ciento de los expertos que se encontraban en el encuentro dieron una respuesta afirmativa.

Las estatinas son los fármacos de elección para el tratamiento de la dislipemia por su efecto reductor de la concentración plasmática de colesterol LDL y la disminución del riesgo de muerte cardiovascular. Partiendo de esta premisa, durante el encuentro se debatió sobre la toxicidad muscular por estatinas, una discusión que actualmente existe en la práctica clínica y que lleva a que el colectivo se pregunte acerca del perfil de seguridad de estos fármacos, los posibles efectos adversos a nivel muscular, las interacciones con el ejercicio y los mecanismos moleculares de la posible miotoxicidad. Juan Pedro Botet, responsable de la Unidad de Lípidos y Riesgo Vascular del Hospital del Mar de Barcelona, junto con José María Mostaza, especialista en medicina interna del Hospital La Paz, y Carlos Guijarro, internista en el Hospital 12 de Octubre, fueron los responsables de plantear esta controversia.

Para Mostaza, aunque son relativamente comunes los efectos adversos leves, que corresponden a manifestaciones musculares y que varían desde mialgias (dolor muscular sin elevación de CK), a miositis (dolor e inflamación muscular con aumento en los valores de CK), los efectos adversos graves en el tratamiento con estatinas son poco frecuentes. En muchos casos, esos efectos adversos se podrían asociar al “efecto nocebo”, es decir, el rechazo a un fármaco por el simple hecho de pensar que tendrá un efecto secundario. Esto hace que existan malos datos sobre la adherencia terapéutica a estos fármacos.

Sin embargo, para Guijarro la toxicidad con estatinas es una realidad en la práctica clínica. En este sentido, evolocumab se presenta como una gran herramienta para estos pacientes sensibles a los fármacos de elección. A su juicio hay “demasiados estudios” que asocian la toma de estatinas con toxicidad muscular.

Por su parte, Mostaza insiste en que hay que analizar muy bien a estos pacientes que aseguran tener efectos adversos y antes de cambiar al fármaco biológico probar con otro tipo de estatina.

En cualquier caso, ambos coincidieron en que si el paciente presenta dolor muscular y los valores de la creatinquinasa son normales o están elevados es preciso descartar otras causas que puedan ocasionarla, como puede ser el ejercicio o un trabajo físico intenso, considerar las situaciones con un riesgo elevado de miopatía y efectuar un seguimiento semanal. En caso de incremento de los síntomas los expertos aconsejan reducir la dosis de estatina o suspenderla.

En definitiva, los expertos son conscientes de que la reintroducción del tratamiento con estatinas una vez se han suspendido es controvertida. Si se decide iniciar de nuevo el tratamiento es mejor empezar con las dosis más bajas y con un seguimiento cuidadoso para evitar la reincidencia de la reacciones adversas.