Juan Pablo Ramírez Madrid | viernes, 27 de noviembre de 2015 h |

Los primeros fármacos biosimilares para el tratamiento del cáncer podrían estar disponibles en año y medio o dos años. Diversas compañías farmacéuticas ultiman ya sus ensayos clínicos para rituximab y trastuzumab. Ante este nuevo escenario, las sociedades científicas han incidido en que el medicamento original no debe intercambiarse con el biosimilar en pacientes que ya han iniciado su tratamiento y que se encuentran controlados.

“La intercambiabilidad no es razonable en este momento”, explica Antonio Llombart, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Arnau de Vilanova. Este tipo de medicamentos representa una oportunidad de ahorro para el sistema sanitario. El ministerio de Sanidad estima que podría suponer en torno a 500 millones de euros durante los próximos cinco años.

Llombart considera que este ahorro no debería influir en pacientes ya tratados. “Si en un momento dado los datos de seguridad y de experiencia a largo plazo demuestran que son idénticos no tendría que ser un problema”, añade el oncólogo, que matiza: “Al menos al inicio, la intercambiabilidad no debe ser aceptable”, explica. Existe una serie de razones, entre ellas, la seguridad del paciente y la trazabilidad. “Si hay un problema, ¿a quién se lo imputamos? ¿Al fármaco que empezó inicialmente o al sustituto? Es razonable pensar que a los pacientes que empezaron con un producto de una marca sigan y completen su tratamiento con ese producto”, subraya.

Tema aparte son aquellos que inician un tratamiento. “Lo pueden hacer con un producto de marca diferente, ya que sabemos que está garantizado que la eficacia y la toxicidad van a ser idénticos”, subraya.

Oportunidad para las innovaciones

El jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Arnau de Vilanova considera que los ahorros que pueden generar este grupo de medicamentos “garantizarían que las innovaciones que vayan entrando sean sostenibles”. Las sociedades científicas han denunciado en más de una ocasión que la crisis económica y el actual escenario de escasez de recursos ha supuesto un freno para la incorporación de innovaciones al sistema sanitario. “Lo que nosotros queremos es luchar porque el ahorro que puede representar la entrada de biosimilares permita que la inversión en tratamientos y en oncología no se diluya sino que se pueda mantener la incorporación de nuevos fármacos que aporten beneficios en nuestros pacientes”, insiste Llombart.

Recientemente, la Sociedad Española de Oncología Médica publicó un informe sobre el acceso a medicamentos oncológicos. “Tenemos garantizada dentro de la Comunidad Valenciana la equidad dentro de la región”, subraya el oncólogo que destaca el buen funcionamiento del sistema de comités especiales puestos en marcha hace cuatro años. “Ha generado la creación de documentos y de estructuras para definir el uso normalizado y el especial, cuando un paciente no cumple con esos criterios”.

No obstante, Llombart hace autocrítica. “En algunas resoluciones hemos sido un poquito lentos y esos plazos que hemos establecido no se han cumplido”, destaca. Pese a esta situación, los oncólogos ya negocian con la Consejería de Sanidad para mejorar los trámites.