| viernes, 29 de abril de 2011 h |

Dr. Bartolomé Beltrán, director de Prevención y Servicios Médicos del Grupo Antena3

Hay dos posiciones contrapuestas en el eje de la financiación sanitaria más dramática. Una, la postura del Conseller catalán Boi Ruiz que anda con la tijera en la mano recortando cirugías y pruebas diagnósticas y, por otra, la del Conseller valenciano Manuel Cervera que ha dicho en el contexto del Congreso de Hospitales que pagar por objetivos a los médicos ya no es un incentivo más, sino una necesidad. A su vez, este último aboga por un pacto nacional para garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario público español.

Las cosas se han puesto de tal manera que la Consejería de Salud de Cataluña estudia retrasar cerca de 16.000 operaciones quirúrgicas del grupo de las dieciséis patologías que se consideran menos graves, un 4.3 por ciento de las 370.000 intervenciones que se practican anualmente en Cataluña. Y lo que es peor, Josep María Pedrosa, director del Servicio Catalán de Salud, ha matizado en le contexto de una reunión con directores de salud de toda España que todos tendrán que realizar los mismos ajustes que está haciendo y va a hacer Cataluña.

Aquí lo importante es que desde la gestión política se pretende que la calidad de la asistencia sanitaria que reciben los ciudadanos no se resienta con los recortes económicos. Así que la reestructuración está en marcha a todos los niveles y alguien tendrá que explicar en qué medida la atención a los ciudadanos pasa por cómo nos involucramos los médicos sin actitudes corporativas pero sin pasar por alto ninguna de nuestros legítimos derechos. Deberíamos hacerlo con el “Juramento Hipocrático” en la mano adaptado al siglo XXI.

En el ámbito asistencial y científico sabemos que los pacientes con espondilitis anquilosante tardan entre siete y ocho años en ser diagnosticados. Las nuevas técnicas de imagen disponibles reducirán este retraso, según los expertos participantes en el Proyecto IMAS. Los reumatólogos achacan este retraso a la falta de pruebas definitivas para realizar el diagnóstico.Para eso lo sensato y práctico es formar a los profesionales sobre las nuevas técnicas de imagen.

Este proyecto de formación continuada lo ha puesto en marcha GRESSER (Grupo Español para Estudio de las Espondiloartropatías de la Sociedad Española de Reumatología), con la colaboración de Pfizer y de la Sociedad Española de Reumatología (SER). En este empeño de coordinación trabajan los especialistas Eugenio De Miguel, del Hospital Universitario La Paz de Madrid, y Xavier Juanola, del Hospital de Bellvitge.

Los tratamientos biológicos han supuesto un gran avance para un número importante de pacientes y sobre todo para los que padecen las formas más graves. La mayoría de los enfermos suelen responder correctamente al tratamiento con antiinflamatorios no esteroideos y un buen programa de fisioterapia y rehabilitación, pero para los que sufren esta patología y que no mejoren con esta terapia, los biológicos han supuesto una alternativa muy eficaz para el alivio del dolor, su bienestar y calidad de vida. Porque lo que ocurre es que cuanto más tarde se diagnostica una espondiloartritis, peor es el pronóstico de la enfermedad.

Y por otra parte, hablando de apretarse el cinturón les cuento que un reciente estudio muestra que existen hasta 14,91 kg. de diferencia de peso perdido entre un grupo de pacientes que llevaron una dieta proteinada respecto al que llevó una dieta hipocalórica, tras seis meses de tratamiento. Se trata del Estudio ProKal, que compara la dieta proteinada con la dieta hipocalórica en pacientes obesos y cuyos segundos resultados preliminares han sido presentados a la comunidad científica por la doctora Cristina Sevillano, endocrinóloga del Hospital General Gregorio Marañón, en el marco del XXII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Diabetes celebrado en Málaga.

Los pacientes que siguieron la dieta proteinada han perdido como media un 21 por ciento de peso, mientras que los que realizaron una dieta hipocalórica lo hicieron en un 7 por ciento. Tras los seis meses de seguimiento, el perímetro abdominal de las mujeres que siguieron la dieta basada en proteínas se redujo un promedio de 17,67 cm. a diferencia de los pacientes que habían realizado la dieta hipocalórica, que lo habían reducido 6,78 cm. Es decir, una reducción del perímetro de cintura en mujeres casi 3 veces mayor.

Los resultados obtenidos en dicho estudio muestran que la dieta proteinada consigue reducir el triple del peso y del perímetro abdominal que los pacientes que siguen una dieta hipocalórica, además de mejorar su perfil glucídico y lipídico. Seguro.