l Los pediatras no consideran necesario incluir por ahora a los niños sanos menores de 14 años entre los grupos prioritarios de vacunación

l El 95% de los casos será muy leve, no requerirá hospitalización y se resolverá a los pocos días sin necesidad de medidas especiales

| 2009-09-13T18:03:00+02:00 h |

La Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) autorizó la semana pasada el primer ensayo clínico de la vacuna contra la gripe A que se va a hacer en España, en el que participarán un total de 400 niños de entre 6 meses y 17 años de edad de varías CC.AA., según anunció la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez. La vacuna que se va a probar en nuestro país es la desarrollada por GSK y todos los niños que participarán “de forma voluntaria” en este estudio ya están reclutados, por lo que podría iniciarse en próximas fechas. Los niños estarán en seguimiento durante seis meses para comprobar la eficacia y seguridad de la misma aunque, puntualizó Jiménez, “esto no quita que la vacuna se pueda autorizar antes”.

E. Sainz Corada

Madrid

Aunque dos de cada tres casos de gripe A que se produzcan en nuestro país será en niños y adolescentes, en más del 95 por ciento de ellos se manifestará de forma leve, no requerirá hospitalización y su manejo será igual que el de la gripe estacional, según las previsiones de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Por ese motivo, y siguiendo las recomendaciones de su Comité Asesor de Vacunas, los pediatras no consideran necesario incluir por el momento a los niños menores de 14 años de edad sanos entre los grupos prioritarios para recibir la inmunización una vez que esté disponible, y que ésta se aplique únicamente a los mayores de seis meses con patologías crónicas.

A pesar de ello, puntualiza el coordinador de este comité, Josep Marès, “el seguimiento de la evolución de la enfermedad y su impacto en nuestro país será clave para decidir la conveniencia o no de ampliar la vacunación a otros grupos”. La previsión en España es que los casos vayan en aumento, pero “no hay motivos para pensar que en el hemisferio norte se vaya a comportar de forma distinta a como lo ha hecho hasta ahora en otros países”.

Los datos epidemiológicos conocidos hasta la fecha sobre el impacto de la enfermedad en países del hemisferio sur y que han afrontado el invierno sin disponer de vacunación confirman que la gripe A, a pesar de su mayor contagiosidad que la estacional, genera una enfermedad más leve que ésta y con una mortalidad inferior. Según señaló el coordinador del Grupo de trabajo de Pediatría basada en la evidencia de la AEP, Cristóbal Buñuel, en concreto, en Australia “se esperaban 6.000 muertes, y la semana pasada tan sólo habían contabilizado 131”.

Así, destacó el presidente de la AEP, Serafín Málaga, que el principal mensaje es que hay que mantener la calma y la serenidad, ya que “no hay ningún peligro para la población infantil, y tampoco para la adulta”. “Estamos preparados para abordar el manejo de la enfermedad”, aseguró con motivo de la presentación del Documento de Consenso sobre el Manejo del Niño con gripe A, dirigido a los profesionales sanitarios.

Moderar el uso de antivirales

En cuanto al diagnóstico, Buñuel apuntó que los síntomas son fiebre superior a 37,5 grados, tos, dolor de garganta, cefalea o dolores musculares. “Desde el punto de vista pediátrico esto es útil en adolescentes, pero no lo es en niños pequeños, porque cumplirá estos criterios de gripe A en todos los episodios catarrales—sufrirá entre seis y ocho procesos— y será imposible saber cuándo se trata de la enfermedad pandémica”, comentó. En cualquier caso, aclaró, cabe esperar que aproximadamente en el 95 por ciento de casos se resuelva en pocos días sin necesidad de otras medidas que las habituales frente a la gripe de cada invierno, por lo que es recomendable moderar el uso de antivirales. “Lo primero que debemos hacer es tratar los síntomas del niño con el fin de que éste se encuentre mejor (por ejemplo, tratamiento de la fiebre y/o del malestar general) con paracetamol o ibuprofeno”, señala Buñuel. Si transcurridos 3-4 días persiste la fiebre o el niño se encuentra muy afectado, respira con dificultad o más deprisa de lo habitual o tiene problemas para alimentarse, entonces sí conviene acudir al especialista.