EP Barcelona | martes, 10 de febrero de 2015 h |

Científicos del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad Texas, en Estados Unidos, han hallado la posible respuesta a por qué una proteína, el factor de crecimiento transformador de beta (TGF-beta), suprime la progresión del tumor en las células premalignas pero también puede llevar a la propagación del cáncer.

El estudio dirigido por Dihua Yu, directora adjunta del Departamento de Oncología Molecular y Celular en el MD Anderson, demuestra que otra proteína, conocida como 14-3-3 zeta, puede cambiar TGF-beta de supresor de tumores en las células precancerosas a promotor de metástasis de las células de cáncer de mama a los huesos modificando las proteínas socias de TGF-beta.

Según este estudio, 14-3-3 zeta desestabiliza una proteína clave, p53, que posteriormente apaga la capacidad de TGF-beta de suprimir tumores. Además, también promueve la propagación del cáncer a los huesos al estabilizar otra proteína, gli2. “El conocido papel de TGF-beta en el cáncer ha llevado a numerosos esfuerzos para desarrollar inhibidores de TGF-beta en las terapias contra la patología, pero su capacidad tanto para la supresión de la progresión del tumor como para ser un trampolín para la metástasis del cáncer ha sido un gran obstáculo en el desarrollo de terapias anti-TGF-beta”, recuerda Yu. “Hemos desarrollado un modelo que explica que TGF-beta puede regirse por los efectos celulares de proteínas asociadas SMAD”, añade.

Las proteínas SMAD ayudan a regular la actividad de genes particulares, así como el crecimiento y la división celular. En esencia, estas proteínas transmiten señales de TGF-beta del exterior de la célula al núcleo, provocando un cambio en cómo la célula produce otras proteínas. De este modo, el estudio señala que las proteínas SMAD se asocian con la proteína p53 para suprimir tumores en las células premalignas, mientras que ayudan a la proteína gli2 para promover la propagación del cáncer a los huesos.