Como cada año, el 11 de febrero se celebra el ‘Día Mundial de la Mujer y la Niña en la Ciencia’. Aprovechando esta ocasión, Laura García Bermejo, directora científica del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria (Irycis) analiza el papel de la mujer en la ciencia, y expone su opinión sobre el desarrollo profesional de las mujeres en este sector.

Pregunta. ¿Cuáles son las medidas prioritarias que se deberían emprender para impulsar el papel de la mujer en la ciencia?

Respuesta. Quizás una de las prioritarias sería posicionarnos de manera equitativa al hombre. No igualitaria en el sentido de que somos personas diferentes con cerebros que funcionan de manera diferente por ser XX o XY, pero sí equitativamente. A veces sientes que las mujeres son cuestionadas por el mero hecho de ser mujeres, a lo que hay que añadir los posicionamientos y roles de la sociedad en cuanto a la familia, cuidados a mayores… Entonces quizás una de las primeras medidas sería tomar todo con naturalidad. Cuando un hombre o una mujer se enfrenta a una posición científica, o profesional en general, deberían ser evaluados de manera equitativa sin prejuicios anteriores. Llegado el momento de que presiones familiares puedan lastrar el desarrollo profesional de una mujer, que eso abiertamente se acepte, se reparta y se tomen medidas para ello.

“Cuando un hombre o mujer se enfrenta a una posición científica, deberían ser evaluados de manera equitativa sin prejuicios anteriores”

La famosa conciliación, que no es tanto como tal una conciliación sino un reparto de los compromisos y responsabilidades que tenemos con la sociedad de manera equitativa. Aquí también creo que debemos ser las mujeres las que tomemos responsabilidad en este tipo de actuaciones. Hay muchos manuales en Estados Unidos que se refieren a este tipo de literatura y somos las propias mujeres las que adoptamos este rol de cuidados sin dar opción a que el hombre pueda tomarlo. Creo que este tipo de medidas nos tocan más a nosotras y abiertamente exponer en cualquier situación que deben encajarse ellos y nosotras. De alguna manera no hacer un lastre de nosotras mismas en esas situaciones. También, cuando una mujer se presenta a una posición directiva, ser conscientes de que nosotras también estamos preparadas.

P. ¿Crees que todavía hay barreras en tu sector para que las mujeres asciendan en el mundo laboral?

R. En mi caso, no he encontrado barreras. Es verdad que todo lo que comentaba anteriormente es un ejercicio interno y personal que yo he tenido que hacer para acceder a la posición directiva en la que me encuentro. Entonces, cierto es que en mis 26 años de carrera profesional, desde el momento que salí de la universidad, no he encontrado barreras. Pero es verdad que en todos estos años tienes que hacer un ejercicio de posicionamiento personal interno y externo. Simplemente es cuestión (yo siempre pienso que los hechos hablan por las personas) de dejar que tus acciones y modos de actuar pongan de manifiesto que no eres XX o XY, sino que llevas a cabo tus funciones de manera excelente.

P. ¿Es entonces este trabajo propio de cada persona o forma parte de varios procesos?

R. Evidentemente necesitamos un apoyo externo, no es sólo parte de un ejercicio de introspección. El ejercicio de introspección tiene que ayudarte a enfrentarte a las barreras.Pero evidentemente necesitamos ayudas y medidas externas. En determinados casos van a ser necesarias medidas de promoción, cupos, preferencias… en otros casos de considerar de manera equitativa el papel que realiza una mujer con el de un hombre. Creo que tampoco las mujeres nos sentimos extremadamente cómodas con que el mero hecho de ser mujer dé puntos.

Es simplemente lo que decía antes, que se forme todo de manera natural. Que cuando tú te enfrentas a una realización profesional no cuente si eres XX o XY, se tenga en cuenta tu desarrollo profesional y punto. Todas aquellas medidas que sean capaces de visualizar un desarrollo profesional independientemente del cromosoma que uno tenga, esa sería la mejor medida. Eso luego se puede concretar en determinados aspectos, y si son necesarias políticas activas en determinados momentos, hay que ponerlas en marcha. Pero básicamente que esté de base eso, tú eres un o una profesional y nada más. Además, en un momento en el cual la identidad de género no coincide con tu carga cromosómica, debemos ser capaces de afrontar todos los casos con equidad y con naturalidad, independientemente de lo que tus genes o posicionamiento marquen.

P. Para lograr esta equidad, ¿es importante trabajar a todos los niveles educativos y que esta sea un concepto de base?

R. Sí, pero desde niveles educativos no sólo en el ámbito académico, una educación también desde el nacimiento de la persona. En mi caso, tengo tres hijos, dos mujeres y un varón. Y precisamente esto es algo en lo que hago hincapié, sea cual sea el tipo de familia o entorno personal, esto es parte de esa educación. Tratar de demostrar que las mujeres son capaces de llegar a donde se propongan, al igual que los hombres, y además estos deben respetar las aspiraciones de las mujeres, y que todo se asuma de manera natural.

“Hay que fomentar la equidad a todos los niveles educativos, pero no sólo en el ámbito académico”

Luego vienen los pequeños detalles de que tanto niños y niñas tienen que ayudar en casa, pero hay que dar el ejemplo de que una mujer por el hecho de ser mujer no debe encontrar trabas en su carrera ni ponérselas ella misma. Desde luego empieza desde la educación que recibes en el entorno más próximo hasta en colegios, universidades o instituciones profesionales.

P. ¿Qué mensaje cree que es importante transmitir en un día como hoy, el ‘Día de la mujer y la niña en la ciencia’?

R. Parafraseando a Ramón y Cajal, que da nombre al instituto en el que trabajo y de lo que me siento muy orgullosa, el decía que “cada hombre es dueño de esculpir su propio cerebro”. Pues cada mujer debe ser capaz de esculpir su propio desarrollo profesional, y que la sociedad le permita conseguir esa escultura.