La crisis del Covid-19 está teniendo repercusión a varios niveles. Una de ellas es que el hecho de que muchos países han declarado el confinamiento de sus ciudadanos se ha parado la actividad en diferentes ámbitos. Al no poder salir de casa, se han producido interrupciones en los programas de inmunización.

Con el foco puesto en el coronavirus, queda por resolver si se está atendiendo de manera adecuada a otras necesidades médicas. Una de ellas, los programas de inmunización. Y es que, desde que comenzase a propagarse el coronavirus por diferentes países del mundo a gran velocidad, la vacunación ha frenado en seco. Por ello, las autoridades sanitarias temen que haya rebrotes de otras enfermedades que hasta el momento estaban controladas mediante las vacunas.

Así, desde la alianza de vacunas Gavi alertan de las brechas en vacunación que pueden surgir en este período. A este respecto, creen importante poner el foco en aquellos países con menos recursos, por los riesgos añadidos.

Impacto directo del Covid-19

Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), su grupo especializado en inmunización ha comunicado que las campañas de vacunación en sarampión, fiebre amarilla y cólera se han detenido. Y es que, como consecuencia de las medidas de distanciamiento físico, muchas familias han dejado de llevar a los niños a vacunarse a los centros sanitarios.

Más allá del papel de las familias, los profesionales sanitarios también han tenido que desviar parte de su trabajo al abordaje del nuevo coronavirus. A pesar de que el momento que vive la pandemia haga necesario un mayor despliegue de recursos humanos, dejar la vacunación en un segundo plano puede generar nuevos desafíos. Desde Gavi señalan que esta situación ya se vivió durante otras epidemias, como la del ébola en África. Por ello, para evitar las negativas consecuencias vividas en esa etapa, instan a actuar cuanto antes para evitar problemas de futuro.

También, como consecuencia de los cierres de fronteras, hay países con pocos recursos que están viviendo problemas de desabastecimiento. Por ello, desde la alianza de vacunas hacen un llamamiento a garantizar el suministro de vacunas por su importancia, también en el contexto actual.

‘Resurgimiento’ de enfermedades

Una de las consecuencias directas que se puede derivar de esta situación es que determinadas enfermedades vuelvan a resurgir. Y cabe destacar, que para realizar un control efectivo de la pandemia de coronavirus, es necesario mantener los programas de inmunización de la población en otras patologías. En este sentido, los expertos llaman la atención sobre el hecho de que si aumenta el número de personas sin vacunas frente a enfermedades infecciosas, los patógenos comenzarán a circular rápidamente.

Así, desde la alianza de vacunas plantean que habría que cerrar esta brecha cuanto antes. Además, en aquellos casos en que no se haya podido continuar con la vacunación, las autoridades sanitarias tendrán que recuperar el tiempo perdido tan pronto como la pandemia vaya amainando.

Países con menos recursos

Si el efecto de la detención en la vacunación es importante a nivel global, en los países con menos recursos puede ser “devastador”. Desde Gavi aseveran que más de 13 millones de personas de 14 países diferentes van a quedar desprotegidas. Por ello, enfermedades como el sarampión , la poliomielitis y el virus del papiloma humano tienen riesgo de resurgir.

La alianza de vacunas ya está trabajando para mantener en funcionamiento los programas de inmunización en los países menos desarrollados. Aun así, plantean que cabe la posibilidad de que el número de personas vacunadas se reduzca considerablemente. Para solventarlo, la entidad ha destinado un 10 por ciento de su financiación total a los sistemas de salud para que hagan un uso inmediato de esta partida. Esta cuantía se destinará a soporte para equipos de protección personal, diagnósticos, capacitación y campañas de comunicación.

En palabras de Seth Berkley, CEO de Gavi, “los países más pobres del mundo necesitan la ayuda de la comunidad internacional más que nunca para ayudar a mitigar los peores impactos de la pandemia de Covid-19″. Uno de los principales objetivos, según Berkley es “asegurar que no se vean afectados por un número aún mayor de muertes por enfermedades prevenibles que pueden abrumar aún más la capacidad de los sistemas sanitarios”.


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