Un grupo de investigadores de Reino Unido está trabajando en un estudio que consistirá en infectar de SARS-CoV-2 a jóvenes voluntarios entre las edades de 18 y 30 sin antecedentes o síntomas de COVID-19. Los investigadores esperan que el trabajo finalmente ayude a reducir la propagación del coronavirus, mitigar su impacto y reducir las muertes por COVID-19.

El Programa llamado ‘Desafío Humano’ es una asociación entre el Imperial College London, el Departamento de Negocios, Energía y Estrategia Industrial (BEIS), hVIVO, una empresa clínica con experiencia en modelos de desafío humano viral, y Royal Free London NHS Foundation Trust.

“La infección deliberada de voluntarios con un patógeno humano conocido nunca se toma a la ligera. Estos estudios son enormemente informativos sobre una enfermedad, incluso una tan bien estudiada como COVID-19”

El profesor Peter Openshaw, co-investigador del estudio.

Primera fase: infectar

En la primera fase del proyecto, los investigadores evaluarán qué cantidad de virus se necesita para causar una infección y provocar una respuesta inmune aumentando lentamente la dosis viral a la que están expuestos pequeños grupos de voluntarios. Se hará un seguimiento de la proporción de participantes que se infectarán y de la cantidad de virus que posteriormente se disemine para comprender mejor el curso de la infección.

A pesar de lo controvertido del estudio, el profesor Peter Openshaw, co-investigador del estudio, ha explicado, según recoge el medio británico Stat News, que “la infección deliberada de voluntarios con un patógeno humano conocido nunca se toma a la ligera. Sin embargo, estos estudios son enormemente informativos sobre una enfermedad, incluso una tan bien estudiada como COVID-19”.

Dado que las dosis virales más altas pueden estar relacionadas con resultados más graves, los investigadores tienen como objetivo infectar a los voluntarios con la dosis más baja posible para desencadenar la replicación viral pero minimizar los síntomas.

Antes de salir de la instalación clínica residencial, se requerirá que los voluntarios dieran negativo para la presencia de SARS-CoV-2 en dos pruebas de laboratorio separadas, altamente sensibles a la presencia del virus.

Segunda fase: probar vacunas

Una vez que se complete esta primera fase, los investigadores pretenden utilizar este modelo para estudiar cómo funcionan las vacunas en el cuerpo para detener o prevenir el COVID-19, observar posibles tratamientos y estudiar la respuesta inmune.

La asociación del Imperial College espera comenzar a trabajar en enero, y los resultados se esperan para mayo. Por tanto, es probable que para entonces se hayan aprobado una o más vacunas antes de esa fecha.

Estudios de provocación humana

El Imperial College recuerda que los estudios de provocación humana ayudan a los investigadores clínicos a establecer qué vacunas tienen más probabilidades de tener éxito. A medida que la prevalencia de COVID-19 aumenta y disminuye en las poblaciones, puede resultar difícil para los ensayos de vacunas tradicionales evaluar si las vacunas funcionan. Dado que los voluntarios que reciben la vacuna pueden no estar naturalmente expuestos al virus

“Estos estudios pueden aumentar nuestra comprensión del COVID-19 de formas únicas y acelerar el desarrollo de los posibles tratamientos y vacunas”

Chris Chiu, del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Imperial College de Londres e investigador principal de los estudios

Debido a que un estudio de provocación en humanos infecta deliberadamente a los voluntarios, los científicos deberían poder establecer la eficacia muy rápidamente al comprobar si aquellos que han recibido una vacuna tienen menos probabilidades de infectarse.

Chris Chiu, del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Imperial College de Londres e investigador principal de los estudios asegura que “estos estudios pueden aumentar nuestra comprensión del COVID-19 de formas únicas y acelerar el desarrollo de los posiblestratamientos y vacunas“.

El estudio de Desafío Humano será revisado por un comité de ética antes de que se inscriba cualquier voluntario y pedirán a la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios (MHRA) que apruebe el estudio antes de que se lleve a cabo.