Hasta un 65,7 por ciento de los pacientes con Parkinson en España percibió un empeoramiento de sus síntomas durante el confinamiento provocado por la COVID-19. Así lo asegura uno de los estudios más amplios que se han realizado en el ámbito internacional, el cual cuenta con el aval de la Sociedad Española de Neurología (SEN). El objetivo del mismo era conocer el impacto de la pandemia en las personas que padecen enfermedad de Parkinson.

Así, aunque casi el 73 por ciento de los pacientes siguió con sus tratamientos y se mantuvo activo durante el confinamiento, se registró un aumento de diversos síntomas. Los más comunes fueron bradicinesia (48%); trastornos del sueño (41%); rigidez (41%); alteraciones de la marcha (34,5%); ansiedad (31%); dolor (28,5%); fatiga (28%); depresión (27,5%); temblor (21%) y/o trastornos del apetito (13%).

Tal y como apuntan los resultados del informe, más del 95 por ciento de los pacientes españoles con Parkinson llevaron a cabo rigurosas medidas preventivas contra la COVID-19. En este sentido, se reseña que más del 85 por ciento no tuvo contacto con casos.

Más de la mitad ha sufrido temblores, rigidez, caídas, fluctuaciones motoras, discinesias, ansiedad, depresión y dolor

“Es innegable el impacto que la pandemia tuvo en el empeoramiento de la función motora como en el desarrollo de síntomas psiquiátricos como consecuencia del aislamiento o las restricciones a la movilidad”. Así lo ha explicado Diego Santos, Secretario del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN y principal autor del estudio.

“Más de la mitad experimentaron un empeoramiento de sus síntomas sufriendo temblores, rigidez, caídas, fluctuaciones motoras, discinesias, ansiedad, depresión y dolor. Además, aproximadamente 1 de cada 3 presentó problemas cognitivos y trastornos del comportamiento“.

Baja prevalencia e impacto emocional

Aunque el estudio no fue diseñado para determinar la prevalencia de COVID-19, los datos recogidos por el estudio sugieren que el porcentaje de pacientes con Parkinson afectados por COVID-19 podría ser bastante bajo. Según Santos, la muestra recogió solo un 2,6 por ciento de personas que tuvieron la enfermedad confirmada. De ellos, solo un 33% tuvo que ser hospitalizado y “únicamente hemos recogido un caso que tuvo que ser ingresado en una UCI“, ha comentado Santos.

Más que la enfermedad en sí, ha sido el confinamiento, el cierre de las asociaciones de pacientes, el distanciamiento social, así como los sentimientos de soledad, depresión o el estrés psicológico -que reducen la eficacia de los medicamentos dopaminérgicos-, lo que más ha impactado en la salud de nuestros pacientes con Parkinson”.

Solo un 2,6% padeció COVID-19, de los cuales solo un 33% requirió hospitalización

Además, a pesar de los esfuerzos de las asociaciones por mantener el contacto en estas circunstancias, muchas entidades cerraron de manera temporal. Ello provocó que personas afectadas no pudieran continuar con sus terapias de rehabilitación de manera presencial. Algo que se ha dejado notar no solo en el aspecto físico, si no también desde el prisma emocional de los pacientes.


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