Actualmente conocemos siete coronavirus humanos. Los cuatro primeros de ellos están ya atenuados, y el resto, son mortales para el ser humano. Así lo recordó el director del laboratorio de coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC, Luis Enjuanes, durante la XXIX Lección Memorial Fernández Cruz.

Lo que más preocupa a los expertos, en estos momentos, es la infección asintomática. Algo que se escapa a simple vista y está pasando desapercibida. Como explica Enjuanes, el SARS-CoV-2 es capaz de infectar a cualquier tejido.  Todo esto ocurre porque la proteína S de este virus es activada por la enzima de la célula huésped llamada furina. Hay que tener en cuenta que la furina se encuentra en numerosos tejidos humanos, lo que significa que el virus tiene el potencial de atacar múltiples órganos.

Otro aspecto preocupante, en opinión de este experto, es la reinfección en pacientes recuperados. Algo en lo que hay que seguir investigando.

El replicón

Precisamente, Enjuanes ha sido noticia a lo largo de estos meses por la vacuna que están desarrollando en el CSIC. Como apunta este experto, en el laboratorio tenían claro que había que preparar “vacunas seguras”. “El virus mata por el entorno y los genes que los codifican. Si conseguimos eliminar esto inactivamos al virus. Si identificamos vías de señalización implicadas en la replicación nos ayudará a dar con el antiviral”, explicó.

Pero para todo ello, es necesario conocer las propiedades de los genes del propio virus, con la intención de detectar cuáles hay que eliminar para atenuar el posible escape del virus .

Luis Enjuanes durante su intervención.

En este sentido, la vacuna deriva del propio virus. Para desarrollarla, era necesario un clon infeccioso, o replicón RNA, que busca identificar el gen que represente la virulencia del virus y desarrollar así otra herramienta en modelos animales. Este es el proceso que está siguiendo el CSIC. Aunque no quiso desvelar más datos sobre la vacuna en desarrollo, Enjuanes puso ejemplos de otras vacunas que han ido desarrollando a lo largo de estos años con este mecanismo de acción.

Hace años diseñaron todo un sistema para poder modificar el virus eliminando los genes responsables de la virulencia, con el objetivo de atenuar al virus.  El replicón RNA amplifica y multiplica la dosis génica que codifica la proteína que induce protección y, por tanto, no se puede transmitir ni diseminar. “Los probamos en ratones y funcionaron. La tasa de supervivencia era del cien por cien”, añadió Enjuanes, que avanzó que se trataba de una inmunidad esterilizadora.

En estos momentos, todo el trabajo que hicieron con el MERS lo han reproducido para el SARS-CoV-2. “Hemos creado varios mutantes gracias al trabajo de ingeniería para identificar la perfecta combinación. Sabemos ahora que con estas delecciones  no se puede propagar pero sí se puede replicar, es decir, amplificar”.