Los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) han bajado un 58 por ciento en el período comprendido entre el 14 de marzo y el 30 de abril de 2020, según el último informe de la ong conservacionista Ecologistas en Acción.

La “drástica” bajada es el resultado de las medidas de confinamiento social y la limitación de actividad durante el Estado de Alarma, provocado por la crisis del coronavirus. El análisis de los datos ha comparado estas semanas con el promedio del mismo período de los diez años anteriores. Las cifras señalan los datos más bajos registrados de contaminación del aire en la última década.

El informe ‘Efectos de la crisis de la COVID-19 sobre la calidad del aire urbano en España’ ha sido elaborado a partir de mediciones oficiales en 26 ciudades españolas y 129 estaciones de evaluación de calidad del aire.

Los niveles de NO2 registrados son los más bajos para la segunda quincena de marzo y el mes de abril de la última década en todas las ciudades analizadas.

Implicaciones sanitarias de la contaminación del aire

Desde Ecologistas recuerdan que los óxidos de nitrógeno son en general muy reactivos y al inhalarse afectan al tracto respiratorio.

El NO2 afecta a los tramos más profundos de los pulmones, inhibiendo algunas funciones de los mismos, como la respuesta inmunológica, produciendo una merma de la resistencia a las infecciones. Las niñas y niños y las personas asmáticas son las más afectadas por exposición a concentraciones agudas de NO2.

Por otro lado, los niveles de NO2 dan lugar a la producción tanto de ozono como de partículas materiales en suspensión, como las PM2,5 (el número hace referencia al diámetro en micrómetros y menores), las más dañinas.

Según el Instituto de Salud Carlos III, la contaminación por NO2 habría ocasionado en España una media de 6.946 muertes anuales en el periodo 2000-2009, por causas naturales, respiratorias y circulatorias.

La mitad de dichos fallecimientos se habrían producido en un rango de exposición de entre 20 y 40 μg/m3, por debajo del valor límite legal, recuerda Ecologistas. Asimismo, la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) ha estimado el impacto en salud de la contaminación por NO2 en España.

Los datos señalan 5.900 muertes en 2012, 4.280 en 2013, 6.740 en 2014, 8.900 en 2015 y 7.700 fallecimientos prematuros en 2016, último año disponible.

Diferencias territoriales

Existen algunas diferencias territoriales, según ha específicado en la presentación del informe el coordinador del documento, Miguel Ángel Ceballos. La contaminación ha bajado menos en el norte peninsular, en términos generales. Sin embargo el litoral mediterráneo ha mostrado una mayor bajada, con excepciones.

En este sentido, Ceballos ha señalado que no se aprecian diferencias significativas entre los centros urbanos o las periferias urbanas. Este hecho se repite con los distintos periodos del estado de alarma durante el confinamiento, a pesar de que las restricciones han sido diferentes.

El informe señala además que los niveles de NO2 se mantienen por debajo del valor límite anual y la guía a largo plazo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), establecidos en 40 microgramos por metro cubico. En varias estaciones de tráfico como Barcelona, Bilbao, Madrid, Granada, Murcia o Valencia, estas cifras se superan frecuentemente.

Las ciudades que han sufrido mayor reducción de los niveles de NO2 son Alicante (72 %) y Valencia (69 %), y las menores en Oviedo (42 %) y Zaragoza (45 %).

Recomendaciones para la desescalada

La ong conservacionista propone algunas prácticas para mantener la calidad del aire en el proceso de desescalada ya que la salida de la crisis podría producir el aumento de la contaminación atmosférica, incluso por encima de los niveles precedentes.

Ecologistas señala que la crisis de la Covid-19 ha demostrado que la reducción estructural del tráfico motorizado. En este sentido, destacan que los cambios en las pautas de movilidad son las mejores herramientas para mejorar la calidad del aire en las ciudades.

Según la ong, la pandemia corrobora las insistencias de la comunidad científica. La reducción del tráfico en las ciudades tiene claros efectos en la disminución de la contaminación, algo que a su vez supone una importante mejora de la salud pública.

Ante todo, es necesario mantener algunas “buenas prácticas” de la crisis que limitan la necesidad de desplazamientos, adaptadas a un escenario de paulatina normalización. Destacan la compra de proximidad, el teletrabajo, una administración electrónica más eficiente o el escalonamiento de los horarios laborales.

Movilidad sostenible vs contaminación del aire

Se trata de opciones compatibles con el distanciamiento social que permitirían manejar de forma más racional el acceso de la ciudadanía a los servicios y ciertos trabajos.

Además, desde Ecologistas insisten en la importancia del transporte público como “la columna vertebral de la movilidad urbana”. Los autores señalan que su buen funcionamiento es imprescindible en un modelo de movilidad sostenible. Por otro lado, la movilidad peatonal va a necesitar de una mayor amplitud de espacios, para garantizar el distanciamiento físico. Al mismo tiempo, surge la oportunidad de potenciar la bicicleta como una forma de movilidad activa segura, sostenible y saludable.

Las ciudades analizadas son: A Coruña, Alicante, Barcelona, Bilbao, Burgos, Cádiz (Bahía), Castellón, Córdoba, San Sebastián, Gijón, Granada, Las Palmas de Gran Canaria, Madrid, Málaga, Murcia, Oviedo, Palma, Pamplona, Santa Cruz de Tenerife, Santander (Bahía), Sevilla, Valencia, Valladolid, Vigo, Vitoria, Zaragoza.

Puedes ver el informe completo aquí:


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