La cobertura total de inmunización en los países del estudio muestra brechas de desigualdad de ingresos más altos. Así lo determina el estudio ‘Monitoreo de los cambios en la desigualdad en la cobertura total de inmunización en lactantes en América Latina y el Caribe‘, desarollado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

El estudio pretende comparar las desigualdades en la cobertura de vacunación infantil completa entre 1992 y 2016 en los países de América Latina y el Caribe. Para ello, el informe se basa en datos de inmunización obtenidos del repositorio de datos del Observatorio Global de Salud de la OMS.

Los países experimentaron reducciones significativas en las desigualdades de inmunización total entre distintos grupos. El estudio señala que, a pesar de existir disminuciones en la brecha, estas disminuciones son aún muy pequeñas. Asimismo, las brechas detectadas no se observan solo en la cobertura nacional, pero estas diferencias “parecen reducrise con el tiempo”, señala el informe.

Las disparidades persisten y los autores del informe consideran que “los países deben hacer un esfuerzo especial para mejorar las condiciones de los niños más pobres“. Todo ello valorando la población política, económica y las características sociales con impactos individuales y colectivos.

Vacunación en el mundo

Las vacunas representan una de las más seguras y más costosas intervenciones en salud pública. A pesar de los avances, se estima que 23 millones de niños en todo el mundo no reciben las vacunas básicas recomendadas para el primer año de vida.

La cobertura referente a diferia, toxoide tetánico y tos ferina (DTP) en niños de un año es un indicador de inmunización. En este sentido, la cobertura global de DTP es del 86 por ciento, aún por debajo del objetivo establecido del 90 por ciento.

Esta circunstancia se observa particularmente en cuatro regiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS): África (76 por ciento), Mediterráneo Oriental (82 por ciento), América (87 por ciento) y Asia sudoriental (89 por ciento).

La región de las Américas es líder mundial en la erradicación de la enfermedad, alivia la poliomielitis, el sarampión y la rubéola mediante la introducción de nuevas vacunas, leyes y políticas de inmunización.

Los autores determinan que “la equidad es esencial” para lograr un desarrollo económico, social y sostenible y desarrollo ambiental. Las diferencias de los beneficios de vacunación y su distribución limitan el desarrollo económico y reduce las posibilidades de lograr altas tasas de cobertura de inmunización equitativa.

Un tercio de los países presenta una brecha de altos ingresos

El análisis utilizado se basa en datos recientes de encuestas demográficas y de salud, encuestas realizadas en 18 países entre 1992 y 2016.

En relación a los datos de inmunización de niños de 12 a 23 meses de esas se desglosaron por quintil de riqueza y se midieron las desigualdades entre el más rico y el más pobre.

La mediana de la cobertura total de inmunización total fue del 69,9 por ciento. Aproximadamente un tercio de los países tienen una brecha de desigualdad de altos ingresos, con una diferencia media de 5.6 puntos porcentuales en 8 de 18 países.

En este sentido, Bolivia, Colombia, El Salvador y Perú han logrado el mayor progreso para mejorar la cobertura.

Los análisis de las diferencias de inmunización entre encuestas mostró diferentes patrones de mejora en los estudios de los países mencionados. Hubo un aumento de la igualdad en la cobertura universal, donde los niños delos hogares más pobres fueron testigos de un mayor progreso en la cobertura y la desigualdad se redujo, “logrando un escenario deseable”, relata el informe.

De la misma forma, el nivel más alto de desigualdad se observó en Haití, con una diferencia de 37 puntos porcentuales entre los quintiles más ricos y los más pobres.

Los autores del informe señalan que las acciones que supervisan la cobertura de inmunización, basadas en las desigualdades de ingresos, “deben considerarse para su inclusión”.

Vacunación universal

El informe pretende contribuir al desarrollo de políticas de salud pública que garanticen la universalidad, la cobertura y el acceso equitativo a las vacunas. Los autores hacen especial enfásis en un acceso para los niños más pobres.

Para ello, los autores consideran que las políticas deben estar orientadas a distintas líneas de actuación. La primera de ellas: incorporar un monitoreo de inmunización de todos los subgrupos socioeconómicos. Desarrollar estrategias para ingresar los programas de salud y sus servicios es otra de las claves, así como fortalecer las alianzas intersectoriales en los actores. Por último, priorizar los grupos de población vulnerables y sistematizar las experiencias exitosas son las hojas de ruta que plantean tras los resultados de investigación.


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