C.M.L. Madrid | viernes, 01 de febrero de 2019 h |

Hematología está consiguiendo incrementar las tasas de supervivencia de muchas de estas hemopatías malignas.

La progresiva incorporación de la inmunoterapia CAR-T al arsenal terapéutico del cáncer de la sangre constituye una de las grandes esperanzas de los hematólogos de todo el mundo.

Fue una de las protagonistas de la 60ª Reunión Anual de la Asociación Americana de Hematología (ASH en sus siglas inglesas).

De hecho, la aplicación de esta terapia en la leucemia linfoblástica aguda (LAL), los linfomas agresivos de células B y el mieloma múltiple está siendo una realidad. De hecho, en mieloma los ensayos clínicos están demostrando una tasa de respuesta cercana al 80 por ciento y, de ellos, el 50 por ciento presenta remisiones completas. Por estos datos, los hematólogos están convencidos de que la terapia CAR-T será un tratamiento indicado en el cáncer hematológico.

Lo cierto es que aunque todavía no se puede hablar de curación, sí que se han conseguido mejorar los índices y la calidad de la respuesta antitumoral, así como las tasas de larga supervivencia y la calidad de vida en mieloma múltiple.

Con respecto al linfoma, hoy en dia ́a se curan más del 60 por ciento de los casos. Los linfomas agresivos se engloban dentro de la categoría de linfomas no Hodgkin y presentan, como su propio nombre indica, un curso clínico agresivo que hace necesario iniciar el tratamiento de forma inmediata tras el diagnóstico. El subtipo de linfoma no Hodgkin más frecuente (entre el 30-40 por ciento de los casos) es el linfoma B difuso de células grandes (LBDCG), que suele afectar a pacientes en torno a los 60 años, con frecuencia en un estadio avanzado y a veces con afectación extraganglionar.

Actualmente, el tratamiento de primera línea del LBDCG pasa por la combinación de rituximab con quimioterapia. En la actualidad esta estrategia terapéutica no ha sido superada por ninguna otra, por lo que continúa siendo el estándar de tratamiento. Sin embargo, el abanico que se ha abierto para este tipo de linfomas es extraordinariamente amplio, e incluye, tanto a nuevos citostáticos, como anticuerpos y terapias dirigidas, además de la terapia CAR-T.

Más del 95% de los niños con LAL logran remisiones completas

La LAL es un cáncer de la sangre causado por la producción excesiva de linfocitos inmaduros (o linfoblastos). Es especialmente frecuente en niños y se trata actualmente con quimioterapia y, de forma excepcional, con trasplante de médula ósea. Con los tratamientos actuales, más del 95 por ciento de los niños consiguen remisiones completas, con un porcentaje de curaciones cercano al 90 por ciento. Estos resultados no se consiguen en el adulto con LAL debido a la mayor frecuencia de factores pronósticos adversos y a la peor tolerancia a la quimioterapia intensiva. Las novedades terapéuticas en la LAL se centran en el empleo de anticuerpos monoclonales anti-CD19, anti-CD20 o anti-CD22 y en la administración de células CAR-T. Por el momento, las células CAR-T se han utilizado en niños y adultos jóvenes con LAL en recaída o refractariedad, con resultados muy esperanzadores.

Para la leucemia mieloblástica aguda (LAM), el Grupo de LMA del Programa Español de Tratamientos en Hematología (LMA-PETHEMA) ha puesto en marcha siete estudios y dos registros.

En cuanto a la leucemia linfocítica crónica (LLC) que representa un 30 por ciento de las leucemias, los avances producidos en el diseño de fármacos dirigidos específicamente contra dianas biológicas de la enfermedad están abriendo una puerta a la esperanza para los pacientes que no responden bien a la terapia convencional con quimioterapia.

La leucemia mieloide crónica (LMC) representa hasta el 20 por ciento de todas las leucemias y constituye un paradigma en el tratamiento del cáncer puesto que, a día de hoy, se ha llegado a controlar la enfermedad en cerca del 95 por ciento de los pacientes, con una supervivencia similar a la de población sana. De estos, un 56 por ciento presenta una respuesta molecular completa al tratamiento. No obstante, los expertos advierten de que para pensar en una curación total de la enfermedad, se debería conseguir el cien por cien de estas respuestas. Por el momento, la discontinuación del tratamiento no es una práctica clínica habitual. No obstante, hay miles de pacientes que, tras una respuesta completa duradera durante años, han detenido el tratamiento, la mayoría en el marco de ensayos clínicos o en centros en los que el estándar de calidad es muy alto. Un 50 por ciento de estos pacientes no han recaído, pero el tiempo de seguimiento es corto a día de hoy.