#PULMÓN

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C. M. López Enviada esp. a Barcelona | viernes, 11 de octubre de 2019 h |

La mutación EGFR se descubrió por primera vez en pacientes con cáncer de pulmón en 2004. Desde entonces, “ha habido importantes avances en cáncer de pulmón”, apunta Enriqueta Felip, jefa de la Unidad de Tumores Torácicos del Hospital Universitario Vall d’Hebron. El estudio Flaura en pacientes con cáncer de pulmón no microcítico con mutación de EGFR, con osimertinib es un ejemplo, ya que compara este tratamiento en primera línea con un tratamiento de primera generación (a erlotinib o gefitinib).

Los principales resultados, como apunta Felip, no son nuevos: osimertinib mejora la supervivencia libre de progresión. Sin embargo, ESMO avanza que también se produce un aumento en la supervivencia (SG). Osimertinib proporcionó una mediana de SG de 38,6 meses frente a 31,8 meses en el brazo comparador. “Esto es importante porque es un fármaco con un buen perfil de toxicidad. Creo que estamos en una situación que tenemos que seguir avanzando en esta nueva realidad”, prosigue la oncóloga.

Felip asegura que en este tipo de tumor es importante aquellos pacientes que tienen una alteración oncogénica, “y que sabemos que esa supervivencia va a ser larga porque tenemos tratamientos para intentar, si es posible, retrasar al máximo los tratamientos de radioterapia a nivel cerebral porque también tendrán una cierta toxicidad”. Para ella, aquellos tratamientos que sean efectivos a nivel del sistema nervioso central son importantes. “Sabemos que Osimertinib es un fármaco bien tolerado a nivel del SNC”.