En 2019 se presentaron varios tratamientos nuevos en diferentes subtipos de cáncer de próstata. Los ensayos clínicos ofrecieron resultados positivos tanto en los tumores hormosensibles metastásicos como en los resistentes a castración.

Por un lado, al tratamiento clásico hormonal del cáncer de próstata hormosensible con metástasis desde el principio se ha incorporado la quimioterapia con docetaxel o con abiraterona, apalutamida y enzalutamida.


Álvaro Pinto, del servicio de Oncología Médica en el Hospital Universitario La Paz en Madrid, resalta a GM que el tratamiento estándar que se ha mantenido durante los últimos 40 años ha cambiado “y ahora mismo la inmensa mayoría de los pacientes tendrán que recibir bloqueo hormonal y quimioterapia o alguno de los nuevos agentes hormonales”.

“El tratamiento estándar que se ha mantenido durante los últimos 40 años ha cambiado”

También se han presentado novedades en el cáncer hormonsensible resistente a castración no metastásico. Tal y como recuerda Pinto, la única evidencia de enfermedad en este tipo de tumores es la subida del PSA . “Con lo cual, los pacientes están con bloqueo hormonal y bajo supervisión hasta que las pruebas detectan la metástasis”, añade.

En 2019, tres ensayos clínicos fase III han demostrado que tres tratamientos hormonales diferentes (apalutamida, enzalutamida y darolutamida) retrasan la aparición de la metástasis en torno a dos años. “Con darolutamida y enzalutamida estamos pendientes de que se publiquen los resultados de impacto en supervivencia global en 2020”, puntualizó.

Reparación DNA

Por otro lado, la investigación en cáncer de próstata se está dirigiendo hacia nuevos fármacos que sean efectivos en tumores que tienen alteraciones en la reparación del DNA. En otros cánceres, como el de ovario, olaparib es un estándar terapéutico a día de hoy.

“En 2019 se presentaron datos positivos de olaparib en próstata y a lo largo de 2020 se irán presentado datos con fármacos de la misma familia como niraparib”, explica el oncólogo.

Esta línea de investigación está encaminada a la misma diana terapéutica que en el cáncer de ovario. “Probablemente, en 2021 haya que intentar identificar a los pacientes que tengan estas alteraciones para que sean candidatos a los nuevos tratamientos”, continúa el experto. “Este hallazgo requiere un biomarcador previo que a largo plazo vamos a tener que aprender a usar”, añade.

Finalmente, destaca que los tumores de próstata neuroendocrinos o indiferenciados siguen sin responder bien ni a los tratamientos hormonales clásicos ni a la quimioterapia. “Es un subgrupo de tumores que falta por caracterizar para ver como podemos tratarlos