El Simposio de Cáncer Gastrointestinal en 2020, celebrado hace unas semanas, adelantó nuevos datos calidad de vida en cáncer colorrectal y cáncer de hígado.

Varios estudios pusieron en valor la combinación de terapias. Por un lado, los resultados informados por los pacientes de dos grandes estudios mostraron que la calidad de vida se mantiene por más tiempo con esta estrategia en comparación con la atención estándar para el tratamiento de pacientes con cáncer colorrectal y carcinoma hepatocelular no resecable.

De este modo, la combinación de atezolizumab y bevacizumab retrasó la disminución de la calidad de vida en un estudio que comparó el tratamiento con estos dos fármacos frente a  sorafenib (el estándar de atención) en primera línea para pacientes con carcinoma hepatocelular no resecable (CHC),  que no habían recibido terapia sistémica previa. “Debido a que refleja los efectos de la enfermedad y los efectos secundarios del tratamiento, la calidad de vida sostenida o mejorada es particularmente importante para los pacientes”, señaló el autor principal Peter R. Galle, del Centro Médico Universitario de Mainz, Alemania . “Los pacientes con cáncer de hígado suelen ser más frágiles. La toxicidad de los tratamientos puede ser mucho más grave para estos pacientes, y su calidad de vida puede disminuir rápidamente ”.

Cáncer de hígado:
La toxicidad de los tratamientos puede ser más grave para estos pacientes

El cuestionario

El tiempo hasta el deterioro, evaluado por dos herramientas validadas de calidad de vida informadas por el paciente, fue un criterio de valoración secundario. El tiempo de deterioro se definió como una disminución de 10 puntos desde el inicio en los resultados  informados por los pacientes. Al inicio del estudio, cada tres semanas durante la terapia, y cada tres meses después de la interrupción de la terapia, los pacientes completaron dos cuestionarios para evaluar la calidad de vida. El 92 por ciento de los pacientes finalizaron el cuestionario. Así, el tiempo de deterioro medio fue de 11,2 meses para el tratamiento combinado en comparación con 3,6 meses para sorafenib. La disminución del funcionamiento físico también se retrasó con una mediana de retraso de 13,1 meses con atezolizumab y bevacizumab en comparación con los 4,9 meses de sorafenib.

En cáncer colorrectal, otro estudio presentado en el cónclave destacó que pacientes con este tumor y que tienen la mutación BRAF V600E, tratados con encorafenib y cetuximab con o sin binimetinib pudieron mantener su calidad de vida por más tiempo que aquellos tratados con uno de dos regímenes de atención estándar, que consisten en irinotecán más cetuximab o Folfiri (leucovorina, folinato cálcico, fluorouracilo e irinotecán) con cetuximab.“Los hallazgos destacan que con estos nuevos regímenes de terapia dirigida, no solo la enfermedad se controló por más tiempo, sino que la calidad de vida informada por los pacientes se mantuvo por más tiempo”, dijo el autor principal Scott Kopetz.