¿Qué tratamiento aporta más beneficios y para qué tipo de paciente infectado por COVID-19? Esa es una de las preguntas a las que se ha intentado dar respuesta en XXIX Lección Memorial Fernández Cruz. En la mesa de debate ‘Treatments, The field in perspective’ distintos expertos analizaron la cartera terapéutica actual para hacer frente a la COVID-19 y la eficacia de los medicamentos disponibles. En la actualidad son dos los fármacos que prevalecen (pues son los únicos que cuentan con el aval de la Agencia Europea del Medicamento) en el tratamiento de los pacientes hospitalizados por la enfermedad: el antiviral remdesivir y el corticosteroide dexametasona.

Anu Osinusi, Executive director, Clinical Research-Virology, de Gilead.

En el caso de remdesivir cada vez existe más evidencia sobre su beneficio en pacientes graves. Así lo aseguró Anu Osinusi, Executive director, Clinical Research-Virology, de Gilead, que mencionó, entre otros, los resultados del ensayo ACTT-1, publicados en la revista New England Journal of Medicine, donde se mostró que remdesivir fue superior al placebo al acortar el tiempo de recuperación en adultos hospitalizados con Covid-19 grave. Pero, uno de los retos actualmente es determinar si se pueden acortar los tiempos de tratamiento, así como avanzar en el posible beneficio de remdesivir en otros perfiles de paciente. En este sentido, Osinusi aseguró que la compañía está investigando otras formas de administración que permitan su uso en el domicilio, evitando así visitas a los centros hospitalarios. En concreto, la compañía está avanzando con el uso inhalado.

Otro de los grandes retos es la producción. En este sentido, Osinusi aseguró que se en los últimos meses la capacidad de producción de la compañía ha conseguido aumentar de forma exponencial, llegando a poder suministrar millones de dosis del antiviral.

Peter Horby, profesor de Enfermedades infecciosas emergentes y salud mundial del Departamento de Medicina de Nuffield de la Universidad de Oxford.

Otro de los tratamientos que más evidencia ha aportado para hacer frente a la COVID-19 es la dexametasona. Precisamente hace unos días el Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP) de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) concluyó que este fármaco puede administrarse como tratamiento en pacientes con COVID-19 que requieren apoyo respiratorio, ya sea con oxígeno o con ventilación mecánica. Una recomendación que se basa en los resultados mostrados en el estudio RECOVERY, uno de los ensayos aleatorios más grandes del mundo sobre posibles tratamientos contra el nuevo coronavirus. Peter Horby, profesor de Enfermedades infecciosas emergentes y salud mundial del Departamento de Medicina de Nuffield de la Universidad de Oxford, explicó que la dexametasona en pacientes con ventilación mecánica invasiva se asocia con una reducción de la mortalidad. De hecho, en el estudio, el 29 por ciento de los tratados con este medicamento, murieron en los 28 días posteriores al inicio del tratamiento, frente al 41 por ciento de los pacientes que recibieron el tratamiento habitual. Se trata de una reducción relativa del 35 por ciento en la mortalidad.

Pero, tal y como indicó Horby, aún no existe un tratamiento que aporte grandes beneficios en términos de mortalidad para los pacientes más graves. En este sentido,  la Universidad de Oxford y Regeneron Pharmaceuticals anunciaron que RECOVERY evaluará el fármaco REGN -COV2. Se trata de un ensayo abierto de fase 3 en pacientes hospitalizados con COVID-19 que comparará los efectos de agregar REGN-COV2 al estándar de atención habitual versus el estándar de atención por sí solo.  Un ensayo que, precisamente, estará liderado por Horby: “esperamos ver si es seguro y eficaz en el contexto de un ensayo clínico aleatorizado a gran escala; esta es la única forma de estar seguro de si funciona como tratamiento para la COVID-19”.

Colaboración global: el ejemplo de Solidarity

Ana María Henao, coordinadora del Plan de Investigación y Desarrollo de Diagnósticos y Vacunas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Si hay algo positivo que se puede extraer de esta pandemia es la capacidad de colaboración que se ha demostrado a nivel investigador entre países. Una capacidad que se demuestra en el ensayo Solidarity. Actualmente son más de 50 países los que participan en este ensayo clínico internacional que, tal y como aseguró Ana María Henao, coordinadora del Plan de Investigación y Desarrollo de Diagnósticos y Vacunas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y responsable del ensayo, busca comprobar la efectividad de cuatro tratamientos contra el SARS-CoV-2. El estudio mundial tiene tres desafios: reducir la tasa de letalidad, disminuir el tiempo de hospitalización para evitar colapsos en el sistema de salud y evitar que los pacientes tengan la necesidad de entrar en una Unidad de Cuidados Intensivos. 

Este gran ensayo, dijo Henao, cuenta con la participación de más de 11.000 pacientes hospitalizados. Actualmente se encuentra en la fase de  análisis provisional y la experta espera poder publicar los datos en las próximas semanas. Tal ha sido el éxito de este ensayo que, tal y como confirmó, la OMS prepara uno de las mismas características para evaluar la eficacia de las vacunas candidatas más avanzadas.