El conocimiento de la disfunción eréctil (DE) es alarmantemente bajo entre hombres y mujeres de 20 a 70 años, según ha revelado una nueva encuesta realizada por la Asociación Europea de Urología (EAU). La mayoría de los encuestados no saben lo que la DE implica exactamente y uno de cada cuatro entrevistados nunca ha oído hablar de ninguno de los siete tratamientos más comunes para la DE.

La encuesta examinó el conocimiento y la experiencia con la DE de 3.032 hombres y mujeres de diferentes grupos de edades, de 20 a 70 años, en España, Francia, Alemania y el Reino Unido. La DE se define como la incapacidad de lograr o mantener una erección. Cuando se preguntó qué es la DE, la mayoría de los encuestados dieron respuestas incorrectas (34 %) o dijo no saber qué es (17 %). Los solteros son los menos propensos en conocer la definición de la DE. Los encuestados alemanes obtuvieron la peor puntuación en esta pregunta: solo el 49 % respondió correctamente, en comparación con España, donde acertó una inmensa mayoría (78 %).

“Como la DE es en realidad una afección médica masculina común, es sorprendente que la mayoría no sepa lo que es”, comenta Christopher Chapple, secretario general de la EAU.

De hecho, las directrices de la EAU de 2020 sobre salud sexual y reproductiva indican que “los datos epidemiológicos han mostrado una alta prevalencia e incidencia de la DE en todo el mundo”. Las directrices incluyen, entre otros, un estudio que notifica una prevalencia total de DE del 52 % en hombres de entre 40 y 70 años. En la encuesta de la EAU, cuando se preguntó qué porcentaje de hombres de su país de entre 50 y 80 años sufren DE, la respuesta más habitual fue “Entre el 21 y el 30 %”.

“El riesgo de sufrir DE aumenta con la edad, pero afecta a hombres de todas las edades y etnias”, prosigue Chapple. “Por lo tanto, no debería haber ningún tabú al respecto. Aunque me complace ver que la mayoría de los encuestados que han experimentado DE afirman que hablan sobre el tema, todavía hay espacio para la mejora”.

Del 17 % de los encuestados que sufren o tienen una pareja que alguna vez ha experimentado DE, aproximadamente uno de cada cuatro (26 %) admitió no haber tratado el tema con nadie. Es preocupante que, de los que están en una relación (aquellos que conviven con una pareja, están casados, tienen un enlace civil o simplemente tienen una relación), un promedio de solo el 29 % hablan entre ellos sobre la DE. Muchos de los encuestados alemanes afirmaron que “sentirse incómodos al hablar sobre la DE” fue la razón por la que no buscaron ayuda profesional.

La comunicación es la clave

“Claramente, la DE es una afección médica común. No es necesario avergonzarse”, subraya el Prof. Chapple. “Hablen de eso entre ustedes. Esto proporcionará alivio y eliminará parte de la presión. La comunicación es la clave para romper el tabú”.

Una pequeña mayoría del 53 % buscó asesoramiento médico de un profesional sanitario (médico de familia, urólogo, sexólogo, terapeuta sexual o psicólogo). Como dato interesante, cabe destacar que las personas de entre 20 y 30 años son las menos propensas a consultar con un médico de familia y lo más probable es que visiten a un terapeuta sexual o psicólogo. Los encuestados que no buscaban consejo médico tenían más probabilidades de no tener razón para ello. “Esto podría significar que no son conscientes de que pueden buscar ayuda profesional”, observa Chapple. “La DE siempre puede tratarse”.

Uno de cada cuatro encuestados nunca ha oído hablar de ningún tratamiento para la DE

Se refiere a otro resultado alarmante: uno de cada cuatro de los encuestados (el 26 %) nunca ha oído hablar de ninguno de los tratamientos para la DE que figuran en la encuesta, que son medicamentos, educación sexual y terapia de pareja, dispositivos de erección por vacío, inyecciones en el pene, implantes de pene, tratamiento por ondas de choque y terapias tópicas. Los conocimientos sobre el tratamiento de la DE son más limitados en el Reino Unido: el 31 % nunca ha oído hablar de ninguno de los tratamientos enumerados (en comparación con el 18 % en España) y solo el 50 % piensa que se puede tratar (mientras que el 68 % en España lo cree).