La búsqueda de una vacuna contra el SARS-CoV-2 es ya una carrera a contrarreloj. Dentro de la misma, participa Janssen. Antonio Fernández, director de Market Access y Government Affairs de Janssen, explica los avances de la compañía en este proyecto.

Pregunta. ¿Cuál es la apuesta de Janssen en I+D+i en el área de vacunas?

Respuesta. Nuestra apuesta viene de hace tiempo. Lo primero es que en Janssen llevamos 60 años trabajando en enfermedades infecciosas, más de 30 en virología y en vacunas. Como parte del trabajo que hacemos en virología está el trabajo que hacemos en vacunas. Ahora mismo estamos focalizados en toda una serie de patógenos, de virus, para los cuales no hay vacunas disponibles como el virus sincitial respiratorio, el zika o el caso del VIH. Ahora también en este nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2. Nuestra apuesta es amplia en este sentido. Creo que estamos en una muy buena situación porque ya está prácticamente completo el desarrollo clínico de la vacuna, lo que nos ha ayudado a avanzar en otras vacunas.

P. Actualmente, el mundo está pendiente de una vacuna que acote la pandemia actual del Covid-19… Janssen es una de las compañías que más avanzada tiene la vacuna, ¿En qué punto estáis?

R. Afortunadamente estamos en una carrera donde hay más de 90 proyectos de vacunas. Hay que mirar cuatro aspectos importantes para que una vacuna se convierta en realidad.

Hay cuatro obstáculos. El primero es identificar qué estructuras del virus van a despertar el sistema inmunológico de las personas, de los huéspedes. Esa parte, identificar cuál es el inmunógeno, ya la hemos concluido y tenemos una vacuna candidato. Esto es lo que popularmente se llama tener una vacuna, pero con esto no hemos hecho más que empezar. La siguiente parte es que esa vacuna, tienes que ser capaz, de introducirla de forma adecuada en el cuerpo humano. Para eso necesitas distintos tipos de plataformas.

En nuestro caso es una vacuna basada en terapia génica y utiliza un vector. Por tanto, necesitas tener un vector para poder administrar esa vacuna. A esto está ligado el tercer obstáculo, que es demostrar que el vector que vas a utilizar para hacer llegar tu vacuna a la persona a la que pretendes vacunar es seguro, para lo que se necesitan los ensayos clínicos. En estos no sólo se mide la eficacia, es decir si produce inmunidad de dos tipos (anticuerpos e inmunidad con memoria, o inmunidad celular). El cuarto obstáculo muchas veces es el más complejo de todos, que es la capacidad de producción.

P. ¿De qué depende esta capacidad de producción?

R. La capacidad para producirla depende de que tengas los medios. A este respecto creo que Janssen está en una posición muy favorable por dos razones fundamentales: la plataforma que nosotros vamos a utilizar está desarrollada y aprobada, porque es el mismo tipo de vector que hemos utilizado en las vacunas del ébola y el VIH. Respecto a la producción tenemos una ventaja importante, y es que nuestro sistema de producción está también validado por las agencias regulatorias. Es decir, cuando vayamos a pasar el examen, hay dos asignaturas que hemos cursado: la asignatura del vector y la manera de fabricar, que también la tenemos aprobada. Este tipo de fabricación es lo que te permite es escalar.

Para manejar una pandemia como esta no es significativo contar con una vacuna si no se puede producir a gran escala

Esto lo que permite es que una vez tienes una vacuna donde has satisfecho los tres primeros requisitos, tengas capacidad de producir miles de millones de dosis, que es donde hay un desafío importante. Sólo cuando llegas a eso tienes una vacuna, lo anterior es un ejercicio de investigación interesante que desde un punto de vista académico puede ser muy relevante, pero para manejar una pandemia como esta no es significativo si no se puede producir a gran escala.

P. ¿Cómo funcionan estas plataformas que permiten esta producción?

R. Sí, son dos plataformas. Una es, ¿qué es lo que utilizas para que la vacuna pueda llegar al sistema inmunológico de las personas?, que esa la tenemos desarrollada y hemos utilizado en la vacuna del ébola del ébola, zika, VIH y el virus respiratorio sincitial. La otra cosa que necesitas es la plataforma de fabricación. Esto también lo tenemos y regulatoriamente está validado. Tanto el vector como la manera de producir la hemos probado con más de 50.000 personas, así que tenemos una experiencia grande respecto a esto.

P. ¿Qué plazos barajáis respecto a la vacuna contra el SARS-CoV-2?

R. Tenemos que pensar que estamos en una situación excepcional y sin precedentes. Lo normal es tardar unos siete años y estamos intentando hacer esto entre 12 y 18 meses. Ahora estamos en la fase en la que vamos a empezar la administración en humanos, pero lo más importante es que si queremos tener vacuna para llegar a un número importante de personas, no podemos esperar a comenzar la fabricación a que concluyan los ensayos clínicos y comprobemos que funciona.

Lo que estamos haciendo es empezar a producir ya la vacuna, escalando la producción, y esto nos permitiría que si en los ensayos tenemos buenos resultados preliminares y las agencias regulatorias lo consideran adecuado, podríamos tener vacuna a principios del año que viene. Si queremos empezar a vacunar a principios de 2021 tenemos que empezar ya con la producción. Por eso estamos haciendo lo que  llamamos producción ‘a riesgo’. Se llama así porque si la vacuna no funciona, lo que hayamos producido no servirá para nada.

Estamos haciendo lo que llamamos producción a riesgo: si la vacuna no funciona, lo que hayamos producido no servirá para nada

Lo hacemos en la confianza de que va a funcionar, para acortar los plazos porque si no podríamos irnos a los siete años que se tarda normalmente. Por ejemplo, en el desarrollo clínico, vamos a tener lo que en el argot llamamos ‘análisis interinos’ que nos permiten determinar si la vacuna está siendo eficaz de una manera muy precoz. Eso permite una práctica regulatoria que en situaciones de emergencia se aplica y permitiría utilizar la vacuna. Pero de nuevo, si no la hemos producido y no tenemos dosis, (y en este caso se van a necesitar miles de millones, porque es una enfermedad que afecta a toda la población) no es útil. En una situación pandémica cobra importancia el día que puedes vacunar a una parte muy relevante y significativa de la población.

P. ¿Cómo ha sido todo el proceso, y cómo se plantea para los próximos meses?

R. De la enfermedad no sabemos “nada”, todo lo que hemos aprendido ha sido en las últimas 12 semanas, desde que tuvimos conocimiento de los casos de China y luego ya en Europa. Pero este virus no es totalmente nuevo, tiene unos parientes, que produjeron dos brotes. Sobre todo, con el que más está emparentado es el SARS, que es el que produjo el brote en 2002-2003 y este es una variante. Es cierto que tiene una serie de cambios que lo hacen más peligroso, tiene unas propiedades que lo hacen diferente y más eficaz como virus que es lo que lo hace más problemático para los humanos. Pero conocíamos muchas cosas del SARS que son aplicables.

Desde que se hizo pública la secuencia genética del SARS-CoV-2 a principios de año, comenzamos a trabajar en el laboratorio. La ventaja que tenemos hoy en día es que cuando conoces la secuencia genética puedes recrear las proteínas del virus en el laboratorio, ver cuáles son tus dianas, ver cuáles son los antígenos para preparar una vacuna. Contábamos con la experiencia y desde ese día empezamos a trabajar. También teníamos la experiencia de vacunas para virus que no tienen solución o que han sido más complejos, como el ébola o el VIH, lo que nos ha ayudado a formular esta vacuna, ya que teníamos desarrollado el vector, la plataforma de producción y nos ha permitido formular la vacuna muy rápidamente.

Para nosotros ha sido una prioridad importante. Hemos reasignado a muchas personas y equipos de trabajo, pero no solo en el área de investigación. Ahora mismo tenemos un montón de personas que trabajan en producción, que básicamente están viendo cómo se puede escalar la producción, viendo nuevas fábricas y todo lo que necesitamos en el caso de que tengamos éxito.

P. La vacuna contra el ébola ha permitido una aceleración sin precedentes en el desarrollo de una vacuna contra el COVID-19… ¿Ha servido esta experiencia para aplicarla en esta situación?

R. Nos ha servido por todo lo que comentaba. Nos ha permitido contar con dos plataformas desarrolladas. Desarrollar una vacuna como tal, con mucho respeto, no es tan complejo. Pero hay una serie de dificultades prácticas que es lo que realmente que el proceso de investigación sea muy rápido. Y contábamos con una ventaja importante.

Hay muchos tipos de vacunas, pero la nuestra es diferente. Utiliza un vector viral, es una vacuna de terapia génica en la que insertamos la información genética de este nuevo coronavirus en otro virus que vamos a utilizar como vector para que haga llegar esa información genética del cuerpo humano, el cuerpo humano replique los inmunógenos del virus, los antígenos, y así nuestros linfocitos aprendan a defenderse de él. Por ello este tipo de vacunas es muy eficaz. Pero el desarrollo de este tipo de vacunas de terapia génicas está muy limitado.

Estas vacunas modernas de terapia génica son las que hemos tenido que desarrollar para hacer vacunas para las que la aproximación tradicional no funciona. Por ello, el aprendizaje adquirido en el desarrollo de vacunas contra el ébola o el VIH ha sido enorme.

P. Con respecto al ébola, los esfuerzos de Janssen en este sentido han sido claros: ¿en qué punto estáis?

R. Se ha utilizado ya en 50.000 personas, y ahora mismo lo que tenemos es el proceso regulatorio a nivel europeo porque podría ser una vacuna que se utilice en situaciones de riesgo, personas que tengan que viajar a zonas de riesgo y similares. La vacuna está completa, a nivel Europa para estas indicaciones estamos en la última fase del proceso regulatorio, pero está prácticamente completo.

P. En marzo comenzaron los ensayos clínicos en España de la vacuna del VIH, a pesar del bloqueo generalizado del Covid-19, ¿qué avances hay sobre esta vacuna?

R. La vacuna frente al VIH que va por un procedimiento de desarrollo normal, está en ensayos en Fase III. Se ha utilizado también extensivamente en ensayos en fase 2b. Estos se han realizado fundamentalmente en países africanos donde hay una necesidad importante y ha dado buenos resultados. Ahora lo que estamos haciendo es una vacuna que cubre las diferentes variantes del virus del VIH, porque hay diferentes cepas, y la vacuna cubre las más frecuentes a nivel mundial. Por ello, es una vacuna de uso universal, porque la distribución del virus varía en función de los continentes. Entonces en la vacuna del VIH uno de los desafíos es, no solo que sea eficaz contra el VIH, sino que cubra todas sus variantes para contar con una vacuna de aplicación universal.

La parte que estamos ahora poniendo a prueba en los ensayos es esta. Hasta ahora se habían hecho ensayos en países africanos porque es donde más necesidad hay, ahora mismo estamos haciendo estos estudios en todo el mundo, incluido España. Depende del tiempo que nos lleven los ensayos clínicos y presentar el dossier regulatorio. Considero que nos queda menos de un año para terminar los ensayos y luego el tiempo que les lleve a las autoridades regulatorias la aprobación.