Por Ramón García Sanz, (Presidente de la SEHH-FEHH).

Si algo ha quedado patente en el último congreso de la Asociación Americana de Hematología (ASH, por sus siglas en inglés) ha sido el cambio trascendental que está experimentando la especialidad de Hematología y Hemoterapia por el gran impacto de las nuevas aproximaciones diagnósticas y terapéuticas y el uso que se hace de ellas para lograr el mayor beneficio de los pacientes.

En el ámbito terapéutico, las diferentes formas de inmunoterapia están expandiendo sus horizontes hacia numerosos cánceres hematológicos, con especial protagonismo de las terapias CAR-T. Ya hay datos que demuestran supervivencias a largo plazo, con resultados en vida real a tres años en pacientes con leucemias agudas de estirpe B y linfomas B agresivos. A estos avances hay que sumar los logros que las terapias CAR-T están alcanzando en el tratamiento de pacientes con mieloma múltiple y linfoma de células del manto —la gran promesa futura de esta modalidad terapéutica— y la posibilidad de avanzar a la primera línea de tratamiento en algunas formas de leucemia linfoblástica aguda infantil. Pero esto no se queda aquí: la llegada de una nueva generación de inmunoterapia celular con células CAR-T alogénicas, terapias CAR-T basadas en células NK y combinaciones con AcMo y enzimas potenciadoras, hace que los hematólogos sigamos con gran interés el desarrollo de esta revolución terapéutica que, por el momento, no ha llegado a los tumores sólidos.

Una vez más, la hematología vuelve a estar en la vanguardia de la ciencia y la medicina, como ya ocurriera con el primer fármaco dirigido de la historia, para la leucemia mieloide crónica, que abrió el camino al descubrimiento de otros medicamentos similares para otros tipos de cáncer, incluidos los tumores sólidos, e hizo posible la aplicación de la medicina genómica y personalizada. Al igual que entonces, esto no sería posible sin la entrega de los profesionales que nos dedicamos a esta apasionante disciplina médica.

Avances de CAR-T

Por otro lado, no podemos obviar que el uso de células modificadas genéticamente, propio de las terapias CAR-T, representa un nueNvo paso adelante en el desarrollo de la terapia celular, un área que el hematólogo debe seguir liderando por su dilatada experiencia con el trasplante de células madre sanguíneas o progenitores hematopoyéticos —denominado genéricamente como trasplante de médula ósea— y su continuo perfeccionamiento durante más de 50 años.

En España, las células CAR-T se pueden conseguir por dos vías: la construcción de las mismas a partir de las células del paciente en un centro investigador (CAR-T académico) o como fármacos producidos por la industria (CAR-T comercial). La producción de los primeros es un gran reto para un hospital o centro de investigación, por la complejidad técnica de su desarrollo y de los aspectos regulatorios aplicados, pero es perfectamente factible. La producción comercial de terapias CAR-T pasa por un procedimiento de colecta de células y su posterior manipulación centralizada en la industria. Este abordaje simplifica el acceso a la terapia y hace más factible que pueda realizarse en un hospital.

“Los CAR-T académicos y comerciales pueden convivir, mejorando el acceso de los pacientes a esta terapia innovadora”

Desde el primer momento, la Administración sanitaria ha sido perfectamente consciente de que el uso clínico de las células CAR-T constituye uno de los mayores avances médicos de las últimas décadas. Gracias a la rápida aprobación del Plan Nacional de Terapia Celular por parte del Ministerio de Sanidad, hace ya 14 meses, y a la designación de los primeros centros CAR-T, España se ha situado a la cabeza de Europa en la aplicación pública de estas terapias. Obviamente, los ocho centros que hay ahora mismo para todo el país se están viendo insuficientes, pero en la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) estamos convencidos de que este listado va a ser ampliado más pronto que tarde. A día de hoy, muchos de los centros designados ya están infundiendo un CAR-T por semana