Desde la constitución del galardón en 2015, la Unidad de Hepatitis C del Complejo Hospitalario de Pontevedra (CHDP) ha estado siempre en el camino de la excelencia, consolidándose año tras año como finalista. Finalmente, los Premios BiC 2020 la han convertido en ganadora de la categoría. Ello ha sido fruto de la “perseverancia por seguir desarrollando modelos para mejorar nuestro sistema”, tal y como indica Juan Turnes Vázquez, jefe del servicio de Enfermedades Infecciosas.

En este sentido, el responsable detalla que la trayectoria de los últimos años ha puesto en el camino varios proyectos, “sobre todo para investigar a nivel de atención primaria formas más eficientes de diagnosticar y de tratar a los pacientes”.

Pau Arbós, director de la Unidad de Negocio de Enfermedades Hepáticas de Gilead España.

Así enumera desde modelos más tradicionales, basados en el contacto humano, caracterizados por “hacer docencia para facilitar la identificación de los pacientes”, hasta otros más sofisticados, “utilizando inteligencia artificial para identificar pacientes dentro de nuestra área sanitaria”, desgrana.

El encargado de dar este reconocimiento ha sido Pau Arbós, director de la Unidad de Negocio de Enfermedades Hepáticas de Gilead España. En un encuentro virtual, ha señalado a la unidad como “un ejemplo de tener un plan estructurado, fundamental en la hepatitis. Todo ello en un contexto diferente, y enfatizando como una de las revoluciones el “cómo somos capaces entre todos de trabajar en los modelos asistenciales”.

Retos y desafíos

Desde la unidad, Turnes apunta como reto y deseo final el llegar a la eliminación de la hepatitis. “Estamos satisfechos del trabajo que hemos hecho hasta ahora, pero no lo hemos terminado todavía”, subraya. Así, destaca también como uno de los mayores desafíos identificar a los pacientes y acercarles el tratamiento.

Una tarea que ha sido el foco de la unidad del CHDP en los últimos cinco años, apoyándose en otros profesionales del hospital, como atención primaria. Todo ellos de cara a analizar cómo llegar a la mayor cantidad de población infectada posible para ofrecerles un tratamiento dentro del hospital en la simplificación al máximo de todas las barreras y acortar tiempo de diagnóstico y de acceso a los tratamientos.

“Hemos ido elaborando y mejorando los sistemas de dispensación, hasta un punto en que muchos pacientes no necesitan ni siquiera venir al hospital para iniciar un tratamiento”

Esta colaboración y espíritu multidisciplinar se ha extendido con la inefable labor de la Farmacia del centro. “Hemos ido elaborando y mejorando los sistemas de dispensación, hasta un punto en que muchos pacientes no necesitan ni siquiera venir al hospital para iniciar un tratamiento. Ya no solo para recogerlo, sino para identificar al paciente valorarlo, explicar el tratamiento, iniciarlo, y curarlo”, describe Turnes.

Impacto COVID-19

El aprendizaje respecto a la primera ola es el reverso positivo que deja la COVID-19 y la asistencia. “Ahora esa asistencia no ha bajado prácticamente nada”. Aunque la gestión de la emergencia ha supuesto un reto organizativo, el responsable señala el apoyo en esta experiencia previa para poder mantener esa capacidad para seguir prestando atención a pacientes COVID y no COVID.

En casos concretos, apunta que, por ejemplo, el programa de eliminación de hepatitis C “sí que bajó la intensidad de su aplicación durante los meses de abril mayo y junio, como ha sucedido en toda España. Ahora estamos a pleno ritmo en los últimos dos meses”. Un esfuerzo en prestar asistencia diferencial que también queda reflejado en el programa cribado de cáncer de colón del CHDP, según Turnes.

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