Universidad de Castilla La Mancha; Fundación Weber. | viernes, 13 de septiembre de 2019 h |

Los decisores sanitarios se valen de una serie de herramientas para guiar su toma de decisiones de planificación, priorización y asignación de recursos. Entre estos instrumentos se encuentran la evaluación económica y el análisis de impacto presupuestario.

Sin embargo, además de la eficiencia, en la práctica real, hay otros criterios que los decisores también están tomando en cuenta de manera explícita o implícita en sus decisiones. Entre estos otros criterios pueden encontrarse elementos como la gravedad de la enfermedad, la disponibilidad o no de alternativas terapéuticas, la población afectada, la calidad de la evidencia existente, el grado de innovación tecnológica o el valor para la salud pública.

Ante esto, el Análisis de Decisión Multi-Criterio (ADMC o MCDA por sus siglas en inglés, Multi-Criteria Decision Analysis) se presenta como una herramienta de incipiente uso.


Los marcos multi-criterio genéricos presentan ventajas y limitaciones frente a los marcos específicos creados ad hoc


Los resultados del ADMC pueden usarse para respaldar diferentes tipos de decisiones, como evaluar el riesgo y beneficio de las diferentes alternativas, evaluar una tecnología sanitaria, analizar una decisión de cartera, establecer decisiones de priorización, realizar decisiones compartidas o establecer criterios de priorización en el acceso de los pacientes a las innovaciones o a las prestaciones existentes.

El auge del ADMC se refleja ya en el uso creciente del instrumento en la práctica real. Países como Italia, Bélgica o Colombia se valieron de esta técnica para apoyar procesos de cobertura y reembolso de prestaciones. En España, se han realizado algunos ejercicios piloto a nivel autonómico y hospitalario y algunas agencias de evaluación de tecnologías sanitarias han elaborado guías de recomendación.

Ahora bien, la elección de los criterios a emplear en el ADMC es un aspecto clave para que el resultado final del análisis pueda recoger adecuadamente todas las dimensiones relevantes para la toma de decisión. La selección de los criterios a evaluar constituye uno de los primeros pasos para la aplicación del ADMC, ya sea utilizando métodos cuantitativos o cualitativos.

A grandes rasgos, los criterios para la realización de un ADMC tienen que cumplir ciertas características: ser amplios, para recoger todos los ámbitos relacionados con el problema de salud sobre el que se va a decidir; relevantes, de manera que tengan en cuenta los criterios clave para la decisión; y explícitos, como elemento clave de transparencia y rendición de cuentas. Además, los criterios deben cumplir los requisitos de completitud, no redundancia, ausencia de solapamientos e independencia de preferencia entre los criterios.

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