C.M.L. Madrid | viernes, 16 de diciembre de 2016 h |

La continuidad asistencial es uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta el sistema sanitario. Una prioridad —aseguran muchos gestores— que hay que incorporar de manera urgente.

Establecer modelos multidisciplinares que garanticen una correcta continuidad asistencial es clave para que el modelo se adapte a la cronicidad. En este aspecto, el farmacéutico hospitalario reivindica su papel activo dentro de estos equipos. El último estudio que demuestra la importancia de incluir a los farmacéuticos en programas multidisciplinares de continuidad asistencial para garantizar la seguridad y eficacia de los tratamientos viene de la mano de Servicio Gallego de Salud (Sergas).

El estudio ‘Equipos multidisciplinares comprometidos: detección de problemas relacionados con los medicamentos a través de la continuidad asistencial’, publicado en el último número de la revista de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) viene a reflejar precisamente la importancia de la farmacia hospitalaria para velar por la integración de los niveles asistenciales.

El informe pone sobre la mesa que una de las estrategias de los servicios de salud es promover esta continuidad mediante una organización centrada en el paciente, que supere la tradicional separación entre atención primaria (AP) y especializada (AE).

En este contexto, en ambos niveles asistenciales se están llevando a cabo distintas iniciativas para fomentar esta integración. En este caso, los autores del estudio desarrollaron un Programa Estratégico de Continuidad Asistencial telemático, denominado Programa e-Conecta-Concilia (e-CC) con sus respectivos procedimientos de actuación m ultidisciplinar coordinada entre profesionales de AE y AP. “El objetivo fue cuantificar las discrepancias o los problemas relacionados con medicamentos (PMR) detectados en la farmacoterapia de los pacientes dentro de este entorno”, señala el estudio.

De hecho, los investigadores destacan que estos problemas abarcan desde la administración errónea del medicamento, la conservación inadecuada, hasta duplicidades, contraindicaciones, etcétera. Para paliar esto, se realizó un estudio prospectivo de ocho meses de duración en una estructura organizativa de gestión integrada, que atiende a una población de más de 500.000 habitantes y está constituida por tres centros hospitalarios y 53 centros de AP.

La coordinación entre los farmacéuticos de AE y AP se inició con la creación del área sanitaria.

De este modo, el Programa e-CC es un programa de coordinación con primaria en el que participaron 22 farmacéuticos especialistas encargados de los hospitales y 12 farmacéuticos de AP, localizados en los centros de salud. Las actividades comunes de ambos niveles se centraron en la homologación sanitaria de recetas, la información de medicamentos y la revisión de la farmacoterapia de pacientes.

El proyecto se realizó en varias fases. Durante la primera, fue liderado por los máximos responsables de los niveles asistenciales, quienes establecieron los contactos con los médicos de AE o de AP necesarios para participar en el Programa e-CC. En esta etapa también se identificaron las necesidades para detectar, comunicar, solucionar y registrar los PRMs: estandarizar los circuitos, gestión del software, unidad de red y programa informático de registro.

En la segunda fase, se puso en marcha el piloto. Para ello, como explica el estudio, se tramitó la gestión de todo el software necesario, y se creó una plataforma informática telemática y en red de comunicación y registro de las discrepancias.

En la última fase se cuantificaron los PRMs. Una vez estandarizados los circuitos de actuación entre los farmacéuticos, cuando se detectó una discrepancia en los pacientes que sufrieron una transición asistencial, el farmacéutico de referencia se comunicó con el médico de AP o AE para resolver el problema.

Resultados

La realidad es que la falta de continuidad asistencial afecta a aspectos importantes en la medicación del paciente. Los autores del estudio detectaron problemas como la inactivación de recetas de prescripciones no activas o incorrectas; disparidades y discrepancias con la farmacoterapia real del paciente y la que consta en su historia electrónica cuando realizan alguna prueba, intervención o proceso en una centro privado-concertado.

Con todos estos datos, los autores obtuvieron resultados claros. “Si no existe una adecuada continuidad y no se eliminan los niveles asistenciales estancos, pueden surgir PRM que pueden generar costes adicionales al propio paciente y al sistema, y por ello, proyectos de esta índole suponen una mejora en la asistencia sanitaria”.

Con todo, se detectaron y solucionaron las discrepancias en la historias farmacoterapéuticas de los pacientes a través de la implantación del Programa e-CC entre farmacéuticos de ambos niveles asistenciales con una alta aceptación de las intervenciones.

Por tanto, “la inclusión del farmacéutico tiene un valor muy importante en la continuidad asistencial”. Como explican las autoras, un farmacéutico de hospital integrado en un equipo multidisciplinar de continuidad también podría participar en la realización de protocolos de seguimiento de medicamentos e informes, además de actuar sobre la adherencia y otros campos. Es cierto que la conexión entre el médico de primaria y el farmacéutico de AP junto con especializada ya existía dentro del mismo nivel asistencial. El valor añadido del proyecto fue unir la AE y la AP a través de los grupos de farmacéuticos, “que son los que detectan y comunican el PRM al resto del equipo multidisciplinar”.

Sin embargo, los expertos advierten de que para la extrapolación de este estudio es necesario contar con una historia clínica integrada, y no todas las comunidades autónomas la tienen disponible.

Sin embargo, cualquier país o comunidad autónoma que disponga de farmacéuticos en ambos niveles podría impulsar modelos multidisciplinares de actuación similares.


Ambos niveles se centraron en la homologación de recetas, la información de medicamentos y la revisión de tratamientos



En los dos niveles asistenciales se están llevando a cabo distintas iniciativas para fomentar esta integración