M.P. Madrid | viernes, 31 de mayo de 2019 h |

Alrededor de un tercio de las personas con trastorno depresivo mayor presentan una ausencia de respuesta o respuesta incompleta a los tratamientos antidepresivos. En los últimos años, numerosos ensayos clínicos han demostrado que la ketamina, un fármaco anestésico con propiedades disociativas, administrado en perfusiones intravenosas a dosis subanestésicas, posee efectos inmediatos e intensos efectos antidepresivos en esta población con trastornos depresivos graves y refractarios.

Un equipo de investigadores del Hospital Virgen de la Macarena han publicado un artículo en The British Journal of Psyquiatry que examina el empleo de este principio como nueva alternativa para el tratamiento de la depresión resistente, con el título “Uso no autorizado de la ketamina para la depresión resistente al tratamiento en la práctica clínica: perspectiva europea”.

Álvaro López Díaz, psiquiatra del Servicio de Salud Mental, Manuel Murillo, residente de Farmacia Hospitalaria del Servicio de Farmacia, ambos del Hospital Universitario Virgen de la Macarena, y Elisa Moreno, farmacéutica y monitora de ensayos clínicos de la Fundación Pública Andaluza para la Gestión de la Investigación en Salud de Sevilla, son los autores de este artículo que refleja que los estudios con este fármaco han despertado gran interés en la comunidad científica. En cualquier caso, destacan que los beneficios terapéuticos son transitorios y se necesitan dosis periódicas de mantenimiento.

Asimismo, muestran que el problema de estas estrategias de mantenimiento se basan en el potencial adictivo de la sustancia, que se considera también droga recreativa de abuso, así como en la escasez de estudios longitudinales de calidad que examinen su eficacia y seguridad a medio y largo plazo. En Estados Unidos, aseguran, el uso de ketamina intravenosa en depresión resistente se ha popularizado, mientras este uso en la práctica clínica europea es muy escaso, por la diferencia en la regulación de medicamentos fuera de ficha técnica, principalmente.

Los autores subrayan que la falta de estudios a largo plazo sobre la eficacia y seguridad obligan a rebajar el optimismo y a mantenernos expectantes, la evidencia a corto plazo posiciona a la ketamina como tratamiento a considerar en casos complejos, sobre todo ante alto riesgo suicida.

También inciden en la información rigurosa al paciente sobre riesgo y beneficio y defienden su empleo en el ámbito hospitalario tras la aprobación individualizada en cada caso por parte de la Comisión de Farmacia del centro.