| miércoles, 28 de marzo de 2018 h |

España está considerado en la actualidad como uno de los sistemas sanitarios más eficientes del mundo. A pesar de esta realidad, la comparación muchas veces con las grandes economías de la Unión Europea nos deja en mal lugar. Uno de los ejemplos más evidentes es salud pública. España destina el uno por ciento de su presupuesto sanitario a salud pública. Francia destina a esta misma partida el doble; Reino Unido, algo más del triple, e Italia, cinco veces más.

En el capítulo de vacunas, Alemania y Reino Unido destinan mayores esfuerzos que el Sistema Nacional de Salud. Francia e Italia quedan en cambio peor paradas pero también es cierto que ambos países buscan remedios, después del incremento de casos de sarampión en la Unión Europea. Las estadísticas muestran incluso que el número de infecciones se ha multiplicado por cuatro. La situación ha llegado a tal punto que Francia ha aprobado una ley en la que obliga a los padres a vacunar a sus hijos. El país galo es el caso más extremo. Vacunólogos y pacientes en España dudan de que esta medida pueda ser efectiva y continúan insistiendo en la importancia de convencer. Parece lo más razonable. Un cambio legislativo en Francia, algo muy factible con la llegada de un nuevo Gobierno en democracia, podría producir un rebote que supondría un flaco favor para la salud de los franceses y de los europeos.

Esta tarea de convencer comienza por los profesionales sanitarios. Las estadísticas de las comunidades autónomas muestran que en la actualidad la cifra de médicos y enfermeros que se inmunizan contra la gripe es muy baja. Los datos se encuentran muy lejos de las recomendaciones que hace la Organización Mundial de la Salud. Si un profesional no se vacuna es complicado que pueda convencer a su paciente de la importancia de la vacunación.

Pero no solo es una cuestión del profesional. El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas también deben involucrarse en esta tarea de convencer a la sociedad. No solo se trata de poner en marcha campañas de concienciación todos los años por a temporada de la gripe. Se trata de poner a disposición de la población las principales innovaciones o de poner en marcha un calendario de vacunación para el adulto. Al fin y al cabo, la medicina debe dirigirse hacia la prevención si queremos garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario.