| viernes, 11 de mayo de 2018 h |

Los consensos en política vienen precedidos de climas anticiclónicos, de vientos que nublan la visión partidista y dejan que amanezca la armonía parlamentaria. Esos días suelen avistarse en el ecuador de la legislatura, lejos del mundanal ruido que precede a las campañas electorales y a las votaciones de investidura. Sin embargo, Spain is diferent y el buen sol de nuestras costas contrasta con las borrascas que se originan en la capital del Reino. Estamos a las puertas de cumplir dos años de Gobierno, las aguas deberían estar calmadas y los pactos subterráneos —esos que necesitan alejarse del foco mediático para no desvirtuarse— apunto de florecer. Pero no es así y para muestra, una sesión del Pleno del Congreso de los Diputados.

La semana pasada la Cámara Baja debatía sobre una moción del Partido Socialista que tenía un doble objetivo: fijar la política sanitaria bajo el prisma ideológico de percepción sobre una ley e incidir en el debate de enmiendas presupuestarias que tendrá lugar en los días venideros. La jugada, desde el punto de vista partidista, le salió redonda, pero prendió unas brasas que (sin estar apagadas) estaban apaciguadas. Cualquier intento de fraguar un Pacto por la Sanidad en periodo de entreguerras ha quedado solapado por un sinfín de descalificaciones entre los grupos parlamentarios que ha reabierto y echado sal a las heridas.

Queda la esperanza del Senado, donde las mareas son menos virulentas. Allí se está trabajando bien pero sería mentir no reconocer que es agarrarse a un clavo ardiendo. Un pacto de la envergadura del sanitario no vivirá entre bambalinas de forma perenne, antes o después saltará a la palestra y será entonces cuando los partidos tendrán que situar sus titulares según sople el viento. Será entonces cuando el pacto se enfrente a su fase crucial, esa en la que tantas veces ha perecido.

La otra esperanza es la incoherencia política que suele quedar soterrada entre titulares. Se pudo comprobar en el debate de la moción sanitaria del Congreso de los Diputados. Después de recibir ataques, duras críticas y sorna parlamentaria, el diputado socialista salió del hemiciclo como en las grandes tardes de principios de los ochenta: con 202 votos a favor que incluyen a todos los partidos con la excepción de su enemigo íntimo, el Partido Popular. A los ciudadanos solo nos queda esperar….