| viernes, 09 de febrero de 2018 h |

Durante muchos años, y a pesar de su evidente potencial, la atención primaria se ha mantenido en un discreto segundo plano en materia de investigación. El esfuerzo de las sociedades científicas de los médicos del primer nivel, Semfyc, Semergen y SEMG, y el impulso del trabajo en red, a través de iniciativas como la Red de Investigación en Actividades Preventivas y Promoción de la Salud (Rediapp) del Instituto de Salud Carlos III, ha tratado de cambiar esta realidad en los últimos tiempos.

Puede decirse que poco a poco este objetivo se va alcanzando y que, no sin esfuerzo, los médicos de familia de nuestro país han asumido su rol investigador, pese a las dificultades para conciliar esta labor con jornadas diarias de 40 pacientes.

Además, conscientes del lugar que ocupan en primera línea con el paciente, gran parte de estos trabajos de investigación se han dirigido a analizar el impacto de hábitos saludables (abandono del tabaco, dieta mediterránea, ejercicio físico), en la prevención de enfermedades comunes en la consulta.

Una vez que la maquinaria parece estar en marcha, la pregunta que se hacen los investigadores, y que apareció reiteradamente en la Jornada de Rediapp celebrada esta semana en Madrid, es qué está fallando para que las evidencias sobre hábitos saludables, que ya están incorporadas en las guías de referencia, no se integren de manera decidida en la práctica clínica.

El dato es revelador, los indicadores dicen que la mitad de la población no reciben las intervenciones óptimas, algo que sucede por múltiples barreras: la complejidad y amplitud de las recomendaciones acordadas, falta de tiempo en las consultas y un largo etcétera. A partir de ahí, la tendencia pasa por investigar también en implementación, que tiene una ciencia propia.

Un ejemplo de ello es la estrategia de implementación impulsada desde Osakidetza. El proyecto se inició en dos centros de salud, con la creación de comunidades prácticas que analizaron los mejores procedimientos, con apoyo de las nuevas tecnologías, para conseguir la implementación de estos consejos de prevención. En dos años, el 80 por ciento de sus pacientes ya salían de la consulta con recomendaciones saludables. El siguiente paso es escalar la iniciativa al resto de centros del sistema vasco.

Todo un ejemplo también para el conjunto del Sistema Nacional de Salud.