Por Alfredo García Layana, director del Departamento de Oftalmología en la Clínica Universidad de Navarra en sus sedes de Pamplona y Madrid, vicepresidente de la Sociedad Española de Retina y Vitreo. Y por Elena Millá consultora de Glaucoma, Institut Clínic d’Oftalmologia, Hospital Clínic de Barcelona, directora de la unidad de Genética de Innova Ocular-ICO Barcelona, profesora de la Universidad de Barcelona.

El glaucoma y el edema macular diabético son dos enfermedades oftalmológicas que comprometen notablemente la visión y la calidad de vida de las personas.

Según explica la doctora Elena Millá, consultora de Glaucoma del Institut Clínic d’Oftalmologia, el glaucoma es un término que se aplica a un conjunto de condiciones, que conducen a un daño progresivo del nervio óptico deteriorando y afectando el sistema visual. Afecta aproximadamente a 65 millones de personas y se prevé que aumente hasta afectar a 112 millones de personas en 2040. La OMS estima que 4,5 millones de personas en el mundo padecen ceguera total producida por glaucoma, siendo la principal causa de ceguera irreversible a nivel mundial. 

El diagnóstico y tratamiento precoz de estas patologías oftalmológicas es clave para mejorar el manejo y pronóstico de la enfermedad. Sin embargo, a veces, a los pacientes les cuesta reconocer los síntomas y eso puede retrasar la visita al oftalmólogo suponiendo, a su vez, un retraso en el diagnóstico y tratamiento. La doctora Millá señala que, en el caso más frecuente de glaucoma, de ángulo abierto, prácticamente no existen síntomas y generalmente no se asocia ningún tipo de dolor al aumento de la presión ocular. La pérdida de la visión comienza con la visión periférica o lateral de manera lenta, por lo que normalmente el paciente puede no advertir nada hasta que la pérdida de visión sea significativa al afectar el área paracentral. Además, el glaucoma afecta a un ojo con mayor severidad que al otro y, como el sistema de visión binocular es eficaz, permite que el ojo menos afectado compense los defectos del otro. En ocasiones, antes de sospechar la presencia de esta enfermedad, el paciente puede sufrir caídas frecuentes ante actividades cotidianas como bajar escalones o dificultades en la conducción.

En cuanto al edema macular diabético, es la principal causa de deterioro visual en pacientes con retinopatía diabética. Según detalla el doctor Alfredo García Layana, director del Departamento de Oftalmología en la Clínica Universidad de Navarra en sus sedes de Pamplona y Madrid, se caracteriza por el acúmulo de líquido de componente principalmente inflamatorio (edema) entre las capas de la parte central de la retina, denominada mácula. El deterioro de la mácula es irreversible con el tiempo y por ello debe tratarse precozmente. Afecta a todo tipo de diabéticos y su prevalencia aumenta a medida que aumentan los años de evolución de la diabetes y el mal control metabólico. 

La visita periódica al oftalmólogo ayuda a prevenir y tratar precozmente estas enfermedades

Tanto el glaucoma como el edema macular diabético comprometen la calidad de vida de los pacientes, ya que la visión es un componente vital en el día a día de las personas, proporcionando independencia física y autonomía y concediendo, algo tan importante en nuestra civilización, como es la comunicación visual. El doctor García Layana por su parte considera que debido a la pandemia existe un recelo a salir de casa por miedo al contagio, lo que hace que muchos pacientes falten a sus visitas de revisión y tratamiento. A su vez, el doctor García Layana considera que los servicios de oftalmología han implementado una serie de medidas y cambios en los circuitos y flujos de los pacientes, haciendo de las consultas un espacio donde atender y tratar a los pacientes con las máximas garantías.

Y, según señalan ambos especialistas, la visita periódica al oftalmólogo es clave para la prevención de estas enfermedades. En el caso del edema macular diabético es importante mantener un control metabólico estricto. En cuanto al glaucoma, se recomiendan controles a partir de los 40 años o antes en caso de antecedentes familiares, raza negra, defectos altos de refracción (miopía o hipermetropía), tratamientos crónicos con corticoides, alteraciones cardiovasculares, antecedentes de apnea del sueño, etc. 

En cuanto al futuro del diagnóstico de este tipo de enfermedades, la doctora Millá se muestra positiva y recuerda que los estudios genéticos han experimentado un extraordinario avance en los últimos años. La genética molecular está siendo, cada vez más, contemplada por el colectivo como una herramienta diagnóstica en la práctica clínica diaria. Asimismo, señala que es probable que en los próximos años una sola gota de sangre o una muestra de saliva permitan diagnosticar si un individuo tiene glaucoma, si sus familiares pueden padecerlo, qué tipo de tratamiento es el más adecuado y cuál sería el éxito de la cirugía filtrante a corto plazo.