El futuro incierto de la cirugía y la voz de los cirujanos

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Por Antonio J. Torres, catedrático de Cirugía de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y vicepresidente de la Comisión Nacional de la Especialidad de Cirugía General y del Aparato Digestivo

La pandemia de COVID-19 está teniendo importantes repercusiones en la formación práctica de los estudiantes de Medicina y de los residentes de las especialidades quirúrgicas, que amenaza su entrenamiento para convertirse en mejores cirujanos.

Pero, además, los cirujanos deben hacerse oír ante la precaria situación en la que están trabajando actualmente en España debido la pandemia, quedando prácticamente supeditada toda su labor a la atención de pacientes con COVID-19, a la resolución de urgencias quirúrgicas y a las consultas telemáticas. Estamos asistiendo a la cancelación o demora de las cirugías electivas de toda índole, poniendo en peligro la supervivencia de quienes requieren una intervención quirúrgica; los pacientes no COVID-19 también deben ser atendidos con la prioridad y celeridad que su enfermedad requiere.

Hay pacientes oncológicos o con otras patologías no oncológicas que amenazan seriamente la salud (obesidad, enfermedad inflamatoria intestinal…) que si no se operan pueden tener graves consecuencias. Los gerentes hospitalarios hacen lo que pueden; siguen los modelos de predicción para no colapsar el hospital. Sin embargo, la realidad es que muchos pacientes en lista de espera quirúrgica siguen sin poder operarse, y esto es muy grave: aumentan las complicaciones, empeora el pronóstico y disminuye la supervivencia de los pacientes que precisan un tratamiento quirúrgico.

“La actividad quirúrgica hospitalaria no urgente en España se encuentra en peligro”

Por su elevada frecuencia, importancia e implicaciones clínicas, resulta especialmente paradigmático el retraso o la práctica paralización de las intervenciones quirúrgicas en pacientes obesos debido al COVID-19, más aún sabiendo que la obesidad es un factor de riesgo independiente para enfermedades graves y muerte por COVID-19.

Tanto las sociedades científicas como las comisiones nacionales de las especialidades quirúrgicas tienen la obligación ética, moral y profesional de estar mucho más presente en las instancias institucionales que toman las decisiones a nivel local, regional, nacional y de la Unión Europea. Estas organizaciones están tratando de implementar todas las medidas a su alcance para poder revertir esta situación. Algunas alternativas a tener en cuenta podrían ser:

      – A nivel de los estudiantes de Medicina, arbitrar medidas extraordinarias de gestión de recursos materiales y humanos en las facultades de Medicina y en los hospitales universitarios que posibiliten la entrada de los estudiantes en los hospitales de forma ordenada y segura.

      – En lo que respecta a los residentes de especialidades quirúrgicas, establecer medidas que palien la situación, como el incremento de la actividad quirúrgica sin ingreso o la ampliación de forma excepcional de sus periodos de residencia.

El mundo se encuentra ante una situación realmente imprevista que requiere de todo nuestro esfuerzo para conseguir superar los obstáculos que nos impone la pandemia, sin olvidar los aspectos asistenciales y formativos de nuestros estudiantes y residentes.