¿Es el aire la principal via de transmisión del coronavirus SARS-CoV-2?

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La OMS y distintas administraciones públicas sanitarias nos han trasladado que se controla la infección con distancia de seguridad y una correcta higiene. Durante meses nos han insistido que, lavándonos las manos y manteniendo una distancia de seguridad de dos metros, estábamos protegidos. Otro error basado en lo que sabemos del virus de la gripe, pero no sirve para el SARS-CoV-2.

El nuevo coronavirus (ni siquiera el que le precedió, el SARS de 2003) permanece suspendido en el aire dentro de los aerosoles durante tiempo (de minutos a horas) donde puede provocar contagios.

Nos avisan

La evidencia ha implicado a químicos e ingenieros que avisaron en julio pasado de que la ruta de transmisión aérea era muy relevante. Numeroso estudios alertan de que puede ser la principal via de contagio. Millones de virus son exhalados de la boca de portadores y enfermos y permanecen en el aire. La OMS sigue siendo lenta en actualizar sus recomendaciones, como las vías de transmisión del SARS-CoV-2

No se puede negar la transmisión aerea por más tiempo

Hemos estado meses lavándonos las manos y aplicándonos hidrogel, evitando tocar nada. Creíamos que sólo estornudando o tosiendo lanzábamos las gotas de Flügge, que no alcanzan más de 2 metros sin caer al suelo. Descubiertas por el alemán Carl Flügge, sus microgotas de más de 5 micras de diámetro fueron el estímulo del uso de mascarillas en el siglo XIX. Flügge, un microbiólogo, analizó alrededor del año 1900 que, incluso hablando, se lanzaban dichas gotas.

“Hemos asumido la creencia errónea de que dos metros es la distancia de seguridad”

Hemos asumido la creencia errónea de que dos metros es la distancia de seguridad. A esta distancia “no nos llega” el virus de los aerosoles que lanzamos al hablar… no los de 5 micras, pero los de diámetro inferior se quedan en el aire que respiramos. Y viajan mucho más allá de 2 metros.

El uso de mascarilla previene el contagio en cualquier espacio y debería ser usado incluso con más de 2 metros de distancia de seguridad.

Distintos trabajos ya han puesto de manifiesto que la distancia de 2 metros de seguridad no es aplicable. El virus puede estar en el aire y se transmite por esta vía, por lo que ya en julio avisaban: “es hora de afrontar la transmisión aerea” que no reconocen algunas autoridades. A día de hoy, sólo en Estados Unidos 12 Estados aún no obligan a llevar mascarilla.

Los aerosoles contienen gotas de menos de 5 micras que se quedan suspendidas en el aire, esperando a ser respiradas. Pero también se han detectado gotas mayores de 5 micras que pueden recorrer mucho más de 2 metros en espacios cerrados.

Invierno y espacios cerrados

Las estancias están menos ventiladas durante el invierno. La segunda ola nos lo ha recordado. De nuevo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) no reconsideró la posibilidad de transmisión aerea hasta julio. Durante meses se ha negado a reconocer que ese podría ser un mecanismo de transmisión relevante. Seguimos creyendo que el SARS-CoV-2 es un virus estándar, y la OMS no está logrando anticiparse a la velocidad necesaria. En momentos así, la ciencia va al rescate.

“La OMS sigue sin enterarse, porque esperan un estudio que concrete micras, distancia y contagio. Y eso no vendrá a corto plazo”

La ciencia al rescate

Un grupo de 237 epidemiólogos, médicos, químicos e ingenieros alertaron en junio en una publicación. La revista Clinical Infectious Diseases publicó una carta dirigida a las autoridades sanitarias mundiales. Los investigadores y expertos aludían a ser la via aerea la preferente de contagios. Urgían a poner en marcha las medidas que prevengan dicha transmisión. Sus experimentos completaron, con la tecnología y el conocimiento del siglo XXI, las recomendaciones basadas en el siglo XIX del meritorio Carl Flügge.

Hablar sin mascarilla, riesgo de transmisión

Atrás quedan las ridículas recomendaciones de no usar mascarillas. Sí, en medio de la pandemia se produjo una desinformación con el pretexto de que un posible acopio dejara a los sanitarios sin mascarillas. Ocurrió en España y en otros países. Aunque no en todos: en Alemania la recomendación por sus autoridades de evitar espacios cerrados (con mucha gente en su interior aún con la distancia de seguridad) por el riesgo de contagio se realizó en mayo.

Sólo el aire filtrado que respiramos a través de una mascarilla, tanto del que habla como del resto, es lo que permite minimizar riesgos. También la ventilación adecuada de las estancias con aire renovado, tan simple como abrir ventanas.

Lugares poco ventilados: el virus espera

El virus se acumula en gotas húmedas suspendidas en el aire de incluso 4 micras de diámetro. En lugares poco ventilados, diversos estudios confirman que pueden flotar hasta 3 horas. De nada sirve estar a dos metros de distancia si respiras el aire con virus. Puede recorrer distancias muy largas en estancias que se lo permitan.

La gripe, un modelo obsoleto.

Muchos alertaron sobre el error de creer que esto era una “gripe”. Estacionalidad, contagio, incluso síntomas. No, la Covid-19 vuelve loco a los especialistas hasta en los síntomas persistentes. Hasta 36 han sido identificados, y demuestran que la Covid-19 no es una gripe grave ni tampoco una infección exclusivamente respiratoria.

Patrones válidos para la gripe no son de utilidad para la Covid-19. La gripe se transmite por gotas grandes, como las de Flügge de 5 micras. En la gripe, toser o hablar alto lanza gotas que caen al suelo antes de 2 metros.

¿Es la transmisión aerea la principal vía?

Desde un punto de vista químico, los contagios de personas que han convivido se explican mejor con la transmisión aerea. Respiras, sitúas gotas en suspensión con el virus y otros convivientes las respiran. Algunos expertos dicen que, al respirar ese aire, se está “fumando el virus”.

“Hablar es una fuente de transmisión del coronavirus en entornos cerrados”

Estudios recientes: la química de los aerosoles

Algunos estudios han establecido recientemente que hablar bajito durante un minuto produce mil partículas de aerosoles de 4 micras de diámetro. Éstas permanecen en suspensión durante, al menos, ocho minutos. La conclusión es evidente. Hablar es una fuente de transmisión del coronavirus en entornos cerrados.

La OMS: tarde y cautelosa

La OMS no reconoció el riesgo de transmisión aerea hasta junio y de manera tímida. Recomendó la mascarilla “en ambientes cerrados donde la distancia de seguridad no pueda ser mantenida”. Siguen sin enterarse, porque esperan un estudio que concrete micras, distancia y contagio. Y eso no vendrá a corto plazo. De momento, hagamos caso a los 237 investigadores que nos avisaron en junio pasado: ventilemos y no nos quitemos la mascarilla cuando estemos con personas con las que no convivimos.