La desnutrición y la disfagia están asociadas a la COVID-19

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Por Pere Clavé, director de Investigación del Hospital de Mataró, Consorci Sanitari del Maresme (Barcelona) y Presidente Fundador de la Sociedad Europea de Trastornos de Deglución.

Ya ha pasado un tiempo desde que comenzara la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2. Hemos aprendido día a día los múltiples órganos y sistemas sobre los que impacta el virus y los diferentes síndromes que ocasiona la enfermedad COVID-19. Hemos vivido grandes turbulencias terapéuticas por la percepción de íbamos por detrás de las graves complicaciones de la COVID-19.

Es tiempo de que la experiencia clínica sedimente y de reconocer que la eficacia terapéutica del tratamiento farmacológico que hemos utilizado frente al virus es muy limitada, y que el tratamiento nutricional es de gran ayuda en estos pacientes, como ha recogido la Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo (ESPEN) y la guía de práctica clínica del Hospital de Mataró, que esperamos nos permita mejorar nuestra práctica clínica.

Durante la pandemia SARS-CoV-2 hemos detectado que la disfagia orofaríngea y el riesgo nutricional son muy prevalentes en tres fenotipos de pacientes hospitalizados COVID-19: los pacientes extubados procedentes de UCI, los pacientes con formas severas de afectación respiratoria y los pacientes que consiguen por fin alcanzar la fase de convalecencia.

Nuestra reacción ha sido iniciar una estrategia proactiva de cribado sistemático, identificación y tratamiento precoz e intensivo de todos los pacientes desde el momento de su ingreso con productos adaptados tanto textural como nutricionalmente.

El 75% de los pacientes COVID-19 hospitalizados presentan riesgo nutricional y más de la mitad tienen disfagia orofaríngea

La ESPEN nos recuerda que las dificultades en la deglución después de la extubación pueden durar hasta 21 días, sobre todo en aquellos pacientes que han sufrido una intubación prolongada. La disfagia de los otros fenotipos de pacientes COVID-19 puede estar relacionada con las frecuentes manifestaciones neurológicas, las complicaciones respiratorias, y la sarcopenia, fragilidad y debilidad muscular. Tampoco se conoce cómo evolucionarán la disfagia y la malnutrición en estos pacientes y los potenciales mecanismos de recuperación. 

Las consecuencias de no diagnosticar y tratar la disfagia ocasionan una mayor incidencia de sobreinfecciones respiratorias, neumonía aspirativa, deshidratación, desnutrición, reintubaciones en pacientes post UCI, prolongación de los días de ingreso y mortalidad en el hospital.

Creemos que el abordaje simultáneo, precoz y universal de la disfagia y el riesgo nutricional en estos pacientes mejora tanto la evolución clínica de los pacientes agudos hospitalizados como la de aquellos ya en fase de convalecencia.

Nuestra recomendación final es que en los pacientes COVID-19, el tratamiento nutricional de la disfagia y la malnutrición debe formar parte integral del abordaje terapéutico, con atención especial las formas graves de la enfermedad, a los mayores, personas frágiles e individuos con comorbilidades individuales. ¡La nutrición cura!