Elena Márquez Mesa, endocrino del Hospital Universitario Señora de la Candelaria.

Por Elena Márquez Mesa, endocrino del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria (Santa Cruz de Tenerife)

La epilepsia refractaria es una patología que se define como la imposibilidad para conseguir que el paciente permanezca libre de crisis de forma sostenida empleando, al menos, dos fármacos antiepilépticos escogidos de forma correcta y bien tolerados. Esta condición afecta aproximadamente al 20-30% de la población adulta diagnosticada de epilepsia.

El tratamiento de primera elección siempre debe ser farmacológico. En caso de poca respuesta al mismo se deben ensayar modificaciones y emplear al menos dos fármacos antiepilépticos. En caso de refractariedad, se debe plantear la opción quirúrgica o estimulación vagal o cerebral profunda. Sin embargo, en muchos casos el paciente o sus familiares desestiman esta opción o no es viable por comprometer áreas cuyo abordaje quirúrgico podría suponer un déficit neurológico para el paciente. Por ello, otra opción relevante es la dieta cetogénica. Además, existen determinados tipos de epilepsia en los que la dieta cetogénica puede tener mayor eficacia, incluso en estos casos se considera el tratamiento de primera elección, como en el déficit de GLUT 1 y en el déficit de PDH.

La efectividad de la dieta ha sido probada en varios ensayos clínicos y metaanálisis (siempre como una terapia complementaria al uso de FAEs). En el metaanálisis llevado a cabo por Bough KJ et al se objetivó que un 13% de los pacientes sometidos a dieta cetogénica consiguen estar libre de crisis, un 53% de los pacientes quedan con una reducción del número de crisis mayor al 50% y un 27% menor de un 50%. Resultados similares se han observado en estudios realizados posteriormente.

Existen distintos tipos de dieta cetogénica. Para mejorar la tolerancia se desarrollaron modificaciones de la dieta cetogénica clásica, entre ellas la dieta Atkins modificada, la dieta con bajo índice glucémico y la dieta cetogénica basada en triglicéridos de cadena media o dieta John Radcliffe. La elección de una dieta u otra se debe individualizar, comentando con el paciente las distintas opciones, explicando sus ventajas y desventajas. Sin embargo, en la mayoría de los casos de pacientes adolescentes o en edad adulta se suele emplear la dieta de Atkins modificada o la dieta de bajo índice glucémico, ya que presentan mejor tolerancia y cumplimiento terapéutico.

Considero que la dieta cetogénica es una herramienta de gran utilidad en pacientes complejos, con difícil manejo de las crisis y con importante deterioro de la calidad de vida. En mi experiencia, hemos obtenido gratificantes resultados con el uso de la misma que no sólo hemos visto reflejados en la disminución del número de crisis si no en otros aspectos como el nivel de alerta que han permitido una mejor interacción social de los pacientes. Esto, además, ha dado lugar a valoraciones muy positivas del tratamiento dietético, tanto por los pacientes, como por sus familiares.