Por Ricardo Campos, médico y ex Secretario General de Sanidad

Ricardo Campos, médico y ex secretario General de Sanidad.

He de reconocer que siempre me ha gustado el deporte de forma activa, practicándolo, bastante más que de forma pasiva. Aunque nunca he renunciado al disfrute de ver un buen partido de fútbol (pocos) o de tenis (los más). Y por supuesto las retransmisiones de carreras de motos.

La actividad deportiva, como es lógico la he ido adaptando a la edad, y en este momento, salvo moderados recorridos en bicicleta, se limita a lo que mis compañeros de profesión recomiendan que es caminar rápido. Vamos, lo que llaman “la ruta del colesterol”. Todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes, y la ventaja de este último tipo de actividad es que me permite disfrutar de otra de mis aficiones mientras la practico: escuchar la radio. Por regla general programas de la cadena SER o música.

Michael Robinson.

El caso es que hace escasos días, iba caminando por la ruta permitida, a menos de un kilómetro de casa como nos indica el estado de alarma, escuchando a Javier del Pino y Juan José Millás en a Vivir Que Son Dos Días y comentó el primero una entrevista que tuvieron con Michael Robinson, recientemente fallecido, al hilo de su enfermedad. Robinson le relataba al comentarista cómo su oncólogo le dijo que existía un medicamento que le podía prolongar la vida, pero que el seguro médico que, como el propio Robinson reconoce, tenía desde hacía treinta años, no le cubría el coste de dicha medicación. Al estrés producido por la propia enfermedad se unía el estrés económico porque el medicamento en cuestión tenía un coste de 14.000 € al mes. “¿Michael, cómo vamos a pagar eso?” Le preguntó su mujer. Con el sentido del humor que le era característico le contestó “mes a mes, y si muero pronto no te dejo ningún pufo”. Y añadió durante la entrevista: “afortunadamente la sanidad pública se ha hecho cargo del coste y me di cuenta que debe ser terrible no tener una economía que te permita vivir Se me encogió el estómago por la contundencia de esa frase. Está claro que algo tenía este hombre, porque además de buen tipo, era un gran comunicador, ya que cuando escucho la radio y empieza algún programa deportivo, generalmente monopolizado por el fútbol, inmediatamente cambio el dial, excepto cuando era “Acento Robinson”

Esta frase del malogrado Robinson nos invita a reflexionar en voz alta sobre la sanidad pública. De esa sanidad pública, universal y gratuita, que no deja a nadie atrás, tenga el coste que tenga. Lo estamos viendo en estos aciagos días de la Pandemia por la Covid-19. Por todas partes se alzan en este momento voces en contra de la privatización de los servicios públicos y sobre todo de los sanitarios. Todo el sistema sanitario publico con sus profesionales al frente han estado con las personas afectadas por la pandemia, incluso con recursos precarios, jugándose el tipo diariamente.

Espero que la población y la clase política hayan tomado nota, y que cuando pase esta crisis sanitaria, no vuelvan a escuchar los cantos de sirena que apuestan por la privatización de la sanidad pública. Tenemos un tesoro que debemos cuidar, mantener y actualizar constantemente a los tiempos que nos toca vivir, pero no debemos renunciar a él. No se debe permitir llegar a la situación de algunos países en los que no tener un seguro médico es sinónimo de imposibilidad de tratamiento y de curación. En una sanidad pública universal y de calidad nadie debe escuchar jamas “lo siento pero su seguro no cubre este tratamiento porque es caro”.

Robinson dejó un legado deportivo, periodístico y humano de primer orden. Honremos su recuerdo dejando sin efecto una de sus últimas frases: “debe ser terrible no tener una economía que te permita vivir”.

¡Gracias Michael, DEP!