Todos sabemos que la llegada de una vacuna, o mejor dicho, de las vacunas frente a la COVID-19, será un paso fundamental en el camino hacia la meta común, que no es otra que el fin de la pandemia. El anuncio a principios de esta semana de los resultados preliminares de una de ellas, la desarrollada por Pfizer y BioNtech, con un 90 por ciento de eficacia, llegaba acompañada de buenas noticias en lo económico, con euforia en las bolsas de todo el mundo, y también de esperanza con cautelas en el ámbito sanitario y asistencial.

El mundo entero está pendiente de su avance, así como de las evidencias y los plazos que arrojan los estudios con el resto de vacunas, desarrolladas también por grandes compañías, que han demostrado el valor de cooperar y competir, en el buen sentido del término, en aras del bien común.

“Si todo marcha bien”, como matiza el ministro de Sanidad, Salvador Illa, a principios del año próximo podría iniciarse la vacunación frente al Sars-CoV-2, a medida que lleguen las dosis comprometidas.

El desafío que ha supuesto la pandemia ha reforzado la idea de que sin investigación no hay futuro

Los primeros grupos en recibirla y los procedimientos, que suponen un desafío técnico en algunas de ellas, están ahora en manos del Grupo de Vacunas creado por Sanidad a finales de septiembre con este cometido, que tiene previsto entregar su propuesta de estrategia el próximo 23 de noviembre. Un equipo en el que han participado también técnicos de ocho comunidades autónomas y responsables de tres sociedades científicas médicas que han aportado su visión y experiencia.

El desafío que ha supuesto la pandemia ha reforzado un mensaje que sobrevuela desde hace muchos años en un medio como GACETA MÉDICA: Sin Investigación, con mayúsculas, sin Ciencia, no hay futuro.

Ha reabierto también el debate sobre la importancia de respaldar este tipo de políticas a todos los niveles y en todas las esferas. El último de ellos, esta misma semana en la Asamblea de Madrid, donde una moción socialista ponía el foco en el Plan Regional de Investigación Científica de la Comunidad que, según defendió la portavoz popular, Alicia Sánchez-Camacho, ha traído consigo alrededor de 3.500 proyectos de investigación y más 3.100 proyectos de I+D.

También en este foro, la diputada de Ciudadanos, Noelia López, denunció la situación de las mujeres en la Ciencia, otro tema pendiente de resolver, considerando que se habla mucho de la brecha de género pero sin soluciones reales. En definitiva, esto no es más que la planificación. Liderar y abanderar estrategias que potencien la investigación y el talento que existe en nuestro país debe ser una prioridad a todos los niveles.