Valores óptimos de 25-OH vitamina D y COVID-19

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Por José Luis Neyro, especialista en Ginecología y Obstetricia

En el último mes y medio, la realidad de nuestro país ha cambiado drásticamente con la llegada del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, afectando en gran medida a la comunidad médica, la cual ha tenido que aprender sobre terreno a enfrentarse a una crisis de salud sin precedentes en nuestra historia reciente.

En este periodo, ha sido amplio el debate existente en torno al papel de la hormona D como factor modulador del sistema inmune. Concretamente, la hormona D parece poseer efectos antiinflamatorios, mediando en la respuesta innata y adaptativa del sistema inmune a través del receptor de vitamina D (VDR). La activación de este receptor lleva a la transcripción de productos génicos que inician toda una cascada inmune regulatoria.

La experiencia clínica de las últimas semanas ha reflejado que, en los casos más graves de pacientes COVID-19, existe un estado de hiperinflamación en ambos pulmones, que genera una neumonía bilateral. Ante ello, la población mayor, frágil, con múltiples comorbilidades y pluripatologías, supone un importante grupo de riesgo.

Se trata de un colectivo más sensible y vulnerable a que los bajos niveles de 25-OH vitamina D colaboren en que sus sistemas inmunes les defiendan poco y mal de cualquier patología infecciosa, máxime en un escenario como el actual en el que aparece en escena actores de la virulencia y contagiosidad del coronavirus SARS-CoV-2. Estudios previos ya indicaban que, en personas con deficiencia de 25-OH vitamina D, la suplementación es adecuada como parte del tratamiento en infecciones respiratorias agudas.

Distintos estudios destacan que unos niveles óptimos de 25-OH vitamina D favorecen un adecuado mantenimiento del sistema inmune

En esta línea, un documento compartido recientemente por dos investigadores de ciencias médicas y oncología de la Universidad de Turín, que por el momento no ha sido publicado en ninguna revista científica, apunta a que la hormona D podría ser una herramienta para reducir los factores de riesgo frente al COVID-19. En él se analizan las posibles causas de la infección por coronavirus y se propone que la hormona D ciertamente no es una cura, sino una herramienta para reducir estos factores de riesgo.

En asociación con las conocidas medidas generales de prevención, unos niveles adecuados de 25-OH vitamina D podrían ayudar a prevenir numerosas patologías crónicas que determinen una mayor susceptibilidad a la infección por SARS-CoV-2.

Con esta publicación parece sugerirse, en el caso de padecer COVID-19, un efecto de la hormona D en la reducción del riesgo de infecciones respiratorias de origen viral, incluidas las causadas por coronavirus, y la capacidad de esta hormona para ayudar a neutralizar el daño pulmonar causado por la hiperinflamación. Aun así, debemos ser prudentes con este documento ya que se trata de una primera publicación muy incipiente y probablemente necesite de un mayor respaldo de evidencia científica.