Los servicios sanitarios de las CC.AA deberán activar planes de contingencia en Atención Primaria y hospitalaria de forma adaptada a cada escenario. Del mismo modo, habrán de garantizar capacidad suficiente de recursos humanos y materiales. Así lo desprende el borrador del “Plan de respuesta temprana en un escenario de control de la pandemia por COVID-19” elaborado por Sanidad. Este ha sido remitido a las diferentes administraciones, que podrán hacer sus aportaciones antes de su aprobación definitiva en el seno del CISNS.
Se tratan así de directrices especificadas en el ámbito de las capacidades de la atención sanitaria. Este apartado ha sido definido como uno de los pilares fundamentales en la acción precoz frente a la enfermedad provocada por el virus SARS-CoV-2.
Este documento, elaborado por el Gobierno central, articula un conjunto de medidas para la preparación y respuesta. Además, el texto busca establecer un marco de evaluación del riesgo y recomendar intervenciones en salud pública en función del riesgo.
Como parte de la acción mediante planes de contingencia, el Ministerio ha puesto como referencia diversos elementos en dos listas de verificación correspondientes a AP y AH. Todos ellos han sido clasificados en diversos apartados; entre ellos, coordinación, recursos suministros, equipaciones e instalaciones, triaje, formación profesional o comunicación a profesionales y público.
Recursos humanos
En lo que respecta a la preparación de hospitales, el documento establece el deber de evaluar y disponer de un plan de continuidad asistencial que asegure diversos puntos. Entre ellos, la identificación de áreas/unidades puntos clave (triaje, urgencias, UCI, etc.) y establecer los criterios, responsable y procedimiento para dar apoyo con recursos adicionales. Asimismo, tendrá que establecerse un procedimiento ágil de reubicación de recursos y de personal, contrataciones y capacitaciones.
Por su parte, dimensionar las plantillas de los equipos de Atención Primaria será vital para mantener las competencias y garantizar un servicio de alta calidad. A este respecto, la lista de verificación apunta a la necesaria dotación de puestos de todas las profesiones sanitarias y no sanitarias. El objetivo así es responder a las necesidades asistenciales y de vigilancia epidemiológica. De igual manera, se insta a garantizar un plan de sustituciones para cubrir ausencias.
Tanto para AP como para AH, el documento resalta la importancia de algunos aspectos comunes. Entre ellos, el diseño de un plan para evitar el agotamiento entre los trabajadores. En este sentido se incluye el apoyo psicológico a los profesionales y asegurar la distribución equitativa de las cargas de trabajo. Además, también se hace necesario realizar seguimiento y gestión del absentismo del personal, en especial las bajas por enfermedad.
Directrices de atención
En la lista de deberes asistenciales de las CC.AA, Sanidad reseña la responsabilidad de garantizar la disponibilidad de EPIs, así como una capacidad suficiente de camas de agudos y de cuidados críticos con capacidad de respiración mecánica invasiva. Para un plazo máximo de cinco días y por cada 10.000 habitantes, señala mínimos de 37-40 de las primeras, y de 1,5-2 para las segundas.
Asimismo, de acuerdo con la legislación y de forma voluntaria, han de asegurarse las condiciones necesarias para el traspaso de profesionales entre centros sanitarios o incluso entre CC.AA. Del mismo modo, ha de garantizarse el adecuado seguimiento de casos leves y leves-moderados no hospitalizados. En este sentido, se insta a disponer de un plan de atención COVID-19 en domicilio liderado desde la Atención Primaria.
La creación de circuitos diferenciados para prevenir infecciones intrahospitalarias o la actualización de guías de manejo clínico, son también algunas de las disposiciones reflejadas por el Plan. En este orden se hace especial mención a actividades priorizadas, como los programas de vacunación y los programas de atención a pacientes crónicos y la atención urgente. El objetivo en ellas evitar su demora y/o suspensión.