COVID-19, un acelerador del cambio en el SNS

132

Por Rubén Moreno
Ex secretario general de Sanidad

La COVID-19 puede llegar a tener un efecto devastador en nuestras vidas, pero también puede y debe tener un efecto acelerador en la necesaria transformación del Sistema Nacional de Salud (SNS).

El virus SARS-CoV-2 ha evidenciado las carencias del SNS en ámbitos como la capacidad de respuesta ante una crisis de salud pública, la ordenación profesional, la digitalización de la sanidad, la coordinación sociosanitaria, o la gobernanza del modelo; y con ello, la imperiosa necesidad de aplicar soluciones de forma inmediata, tanto para abordar esta segunda ola, como para prepararnos ante las nuevas crisis, haciendo sostenible el modelo asistencial en el tiempo.

Prepararse para una nueva crisis de salud pública, que sin duda llegará, requiere una organización y planificación que España no tiene. Una Agencia de Salud Publica, con una visión amplia de la realidad global, es absolutamente necesaria.

Partiendo de un nuevo sistema de financiación para el SNS, son necesarias medidas efectivas de planificación en recursos humanos –como, por ejemplo, el registro estatal de profesionales– para ajustar la disponibilidad de especialistas a las necesidades reales –presentes y futuras– del sistema.

La digitalización requiere adoptar cuanto antes las ventajas que ofrecen el ‘big data’, el ‘blockchain’, la potencia de computación, la inteligencia artificial; integrando la capacidad y experiencia de los profesionales sanitarios, y actuar de forma sinérgica con las empresas de tecnología sanitaria.

La coordinación sociosanitaria ha de llevarse al terreno de lo real tan pronto como sea factible –especialmente en ámbitos como la asistencia en residencias de mayores- para posibilitar que el ciudadano acceda a la atención más adecuada a sus necesidades en cada momento y optimizar los recursos disponibles.

Y la gobernanza, ha de ejercerse desde un Consejo Interterritorial con un reglamento sometido a la Ley que lo regula, y que permita hacer vinculantes todas las decisiones que se consensuen, y las que tengan una función de una necesaria e inexcusable coordinación.

Pero todo ello requiere un liderazgo político y la conciencia de que nuestro SNS, es uno y con un único objetivo: cuidar de la salud de una población que, conviene no olvidarlo, es la que lo sostiene con sus impuestos.