CARMEN M. LÓPEZ Madrid | viernes, 07 de octubre de 2016 h |

Es indiscutible que las vacunas constituyen el instrumento de Salud Pública que más éxito han tenido en la lucha contra enfermedades infecciosas. Sin embargo, es preocupante que sean precisamente algunos profesionales del sector sanitario los que se muestran más reacios, rechazando vacunarse, cuando tal decisión parece “no respetar uno de los principios básicos de su relación con los pacientes como es el de primero no hacer daño, además de no venir asentada en argumentos científicos”, explicó Federico de Montalvo, vicepresidente del Comité de Bioética de España.

Durante la jornada ‘La Promoción de la Vacuna en el Adulto’, organizada por el Hospital Universitario Ramón y Cajal, se puso sobre la mesa la inquietud que están generando las bajas coberturas de vacunación en adultos. La inexistencia de un calendario vacunal es un escollo en materia de prevención. “Un desafío pendiente del Sistema Nacional de Salud (SNS)”, tal y como describió la directora general de Salud Pública de la Comunidad de Madrid, Carmen Yolanda Fuentes.

Aunque la Comunidad de Madrid ha sido pionera en extender la vacuna del neumococo a los adultos de 60 años, todavía queda margen de mejora. A su juicio, la necesidad de hacer extensivo el mensaje de la prevención es una tarea que además de corresponder a la Administración, los profesionales sanitarios tienen un papel clave. “No avanzamos lo suficiente en algo que es eficaz”, lamentó la directora general.

En España, tal y como recordó Jesús María Aranaz, jefe del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Ramón y Cajal, se inició la actividad vacunadora en 1800. En la actualidad la cobertura de las vacunas infantiles recomendadas es superior al 96,6 por ciento, y el porcentaje de niños que reciben las dosis de recuerdo es de más del 95 por ciento. Sin embargo, “en el caso de los adultos las coberturas vacunales caen de forma considerable”, adviritió Aranaz.

Todavía hoy, y con la excepción de la vacunación antigripal, existe la creencia equivocada de que las vacunas son sólo cosa de niños, cuando de hecho los adultos también requieren de la prevención por inmunización frente a una batería de enfermedades infecciosas. Además a medida que se envejece, se incrementa la susceptibilidad a las infecciones, representando un reto de considerables dimensiones para los servicios de salud.

El preventivista explicó que hay que tener en cuenta una serie de factores que condicionan la vacunación del adulto y que requieren por tanto una especial atención. “Muchos adultos no fueron vacunados en su infancia o recibieron una vacunación incompleta por la no disponibilidad de la profilaxis en esa época”, aseguró.

Aranaz considera, por tanto, que son necesarias estrategias de vacunación selectiva dirigidas a grupos de riesgo.Pero sin duda, los expertos coinciden en que el mejor predictor de la vacunación de un paciente es haber recibido la recomendación de un profesional sanitario.

De este modo, durante el encuentro, se puso sobre la mesa la necesidad de dedicar más atención y recursos a este nivel, concienciando no sólo a la sociedad, también a los profesionales sanitarios. “El principal riesgo de las vacunas deriva de su propio éxito y en el tercer milenio tenemos un reto en vacunas: vencer las barreras frente a la vacunación”, advirtió Aranaz.

Para Dolores Barranco, jefa de sección de la Dirección General de Salud Pública de la CAM, estamos ante un problema de “oportunidades perdidas”. La experta está convencida de la falta de información científica sobre la efectividad y seguridad de las vacunas es un freno en este sentido.

“Se estima que la vacunación frente a la gripe estacional en España no alcanzó el 30 por ciento en 2011, cuando en el mismo periodo, en EE. UU., la vacunación antigripal del personal sanitario superó el 60 por ciento, y en 2013-14 se alcanzó el 75 por ciento”, analizó Aranaz. Además, comentó que las bajas coberturas vacunales frente a la gripe entre el personal sanitario no son únicamente un problema de España “sino que se trata de un fenómeno común en todo el mundo”.

En Europa, Francia es el país que destaca por tener establecida la obligatoriedad de que los profesionales sanitarios se vacunen. “En el resto no existe obligación, debido al concepto muy arraigado en Europa de la libertad individual en relación a que las cosas hay que hacerlas por un principio de responsabilidad”, precisa el facultativo. En Estados Unidos, se está imponiendo en muchas corporaciones médicas la obligatoriedad de la vacunación frente a la gripe y están consiguiendo unas coberturas de 97-99 por ciento.

De este modo, Aranaz está convencido de que para mejorar las coberturas es necesaria la formación reglada y cíclica en vacunas, existiendo una gran discusión sobre la obligatoriedad de vacunarse, al menos a los profesionales en contacto con enfermos de mas riesgo

Asimismo, desde el punto de vista ético, Montalvo tiene claro que el principal problema que hay en España es el de la no existencia en el ordenamiento de un deber legal de vacunación. Como indicó las normas que regulan las vacunas, pese a reconocer su especial relevancia en el campo de la salud pública y de la prevención de enfermedades individuales y colectivas (epidemias), “no incorporan una cláusula jurídica de obligatoriedad en los profesionales sanitarios”.

De este modo el experto en bioética apuesta por articular jurídicamente un sistema completo de medidas en el ordenamiento de manera que el recurso a cada una de ellas, atendiendo a su nivel de afectación de la libertad individual, debería hacerse de manera proporcional, según las circunstancias que concurran en cada caso. “Parece adecuado, desde una perspectiva ético-legal, que junto al impulso de medidas de educación, información y promoción de conductas favorables a la vacunación por parte de la población, como política principal de salud pública, pueda imponerse, en supuestos muy específicos, la vacunación obligatoria”, anticipó.

Al mismo tiempo, en opinión de Montalvo hay que promover el principio de transparencia en el ámbito del empleo de las vacunas y seguir trabajando desde los poderes públicos, con apoyo de las sociedades científicas y grupos profesionales, en la determinación de cuales son realmente las vacunas que se muestran como indispensables para la salud colectiva.

Con todo, los expertos llamaron a la concienciación por parte de todos, tanto agentes sanitarios como sociales. Asimismo, al igual que en vacunación infantil se ha hecho un esfuerzo por establecer un calendario vacunal, todos opinan que hacer lo mismo para adultos es otra medida eficaz.

EL DATO

Las coberturas de vacunación entre países fuera de la comunidad europea son muy variables. De hecho, Montalvo comentó como existen fórmulas de incentivos económicos o similares —denominados en el mundo anglosajón nudges y que están cobrando gran relevancia en las nuevas políticas de salud pública—. En Estados Unidos, existen medidas coercitivas, en virtud de las cuales, los trabajadores del sector sanitario pueden verse expuestos a la pérdida del puesto de trabajo si no aceptan ser vacunados, sobre todo, en determinados ámbitos asistenciales en los que existe mayor riesgo de contagio.