Esther Martín del Campo Madrid | viernes, 27 de enero de 2017 h |

La Alianza Europea de Salud Pública (EPHA, por sus siglas en inglés) ha llamado a la acción a los países de la Unión Europea (UE) para que sitúen la equidad en materia de salud como parte de sus objetivos estratégicos.

En un comunicado lanzado a principios de semana, la EPHA instaba a las instituciones europeas y a los gobiernos de los estados miembro de la UE a que reconozcan el papel central que desempeñan la salud y la equidad sanitaria en la creación de economías de mercado sociales fuertes y sostenibles y les pide que dejen de considerar la salud y el bienestar como una “cuestión pequeña” entre las prioridades políticas de la UE.

En la misma línea, invitan a estos agentes a situar las desigualdades en este terreno en la “vanguardia de sus prioridades relacionadas con la salud como tema en sí mismo” y que tomen la equidad como indicador no solo de cómo funcionan los sistemas de salud, sino como medida de cómo los estados miembros y la propia Unión Europea proporcionan bienestar a su pueblo.

La alianza parte de la base del enorme coste de la desigualdad en salud para la sociedad, una variable que limita incluso la aportación económica de las personas que se ven afectadas y que repercute finalmente en el aumento del gasto en salud y prestaciones sociales. También destaca el desafío que estas desigualdades plantean a los valores propios de la UE, que defienden la igualdad, la solidaridad y la justicia, y contemplan como un deber la promoción de la salud.

Medidas insuficientes

La EPHA admite que existe más información que nunca sobre las medidas que hay que adoptar para mejorar los niveles de equidad sanitaria y que ya se están tomando medidas en muchos países que forman parte de la Unión. No obstante, las iniciativas actuales resultan insuficientes. De ahí que pidan priorizar las actuaciones para garantizar que la buena salud no sea solo un privilegio de clases sociales adineradas, sino de todos. Asimismo, subrayan que hay que adoptar la equidad como objetivo estratégico y desarrollar indicadores y mecanismos que puedan medir los progresos en la materia, integrando la evidencia y las perspectivas de los diferentes actores en todos los sectores.

Otra línea estratégica sería reforzar la cooperación entre los sectores, a nivel nacional y europeo, en aras de un desarrollo sostenible, mejor protección social y mayor bienestar.

En este sentido, ponen el acento en la importancia de valorar la contribución de todos los actores en los sistemas de salud, y asegurar que tengan los conocimientos necesarios sobre las desigualdades y habilidades para ofrecer servicios apropiados centrados en la persona. En la misma línea, reclaman la importancia de aumentar la inversión en la promoción de la salud y en la prevención de enfermedades, a partir de la mejora de la alfabetización en salud centrada en las personas con mayor riesgo de enfermedad.

Otro punto importante para esta alianza de salud pública pasa por mejorar la capacidad de los profesionales sanitarios para reconocer y abordar con eficacia los determinantes sociales de la salud. Según sus responsables, deben desarrollar un papel de puente para asegurar que otros sectores proporcionen los mejores resultados posibles en salud para los ciudadanos.

Para todo ello, proponen fomentar el uso de mecanismos de financiación, como los fondos estructurales y de inversión europeos y los fondos estratégicos, para mejorar la capacidad de los sistemas de salud nacionales para resolver estas desigualdades.