Portugal ejerce la Presidencia del Consejo de la Unión Europea desde el pasado 1 de enero, tras el semestre de mandato de Alemania. Y ha asumido la Presidencia en un momento sin precedentes, en el que la pandemia de COVID-19 sigue causando estragos entre los ciudadanos europeos.

Por tanto, entre sus prioridades destaca la recuperación. Además, para la Presidencia portuguesa será muy importante fortalecer la resiliencia de Europa y la confianza de sus ciudadanos en el modelo social europeo. Así, trabajará por una Europa más resiliente, social, ecológica, digital y global. El lema de su presidencia es: “Tiempo de actuar: por una recuperación justa, verde y digital”.

En resumen, Portugal trabajará tres prioridades principales:

  1. Promover la recuperación de Europa, estancada por el clima y las transiciones digitales.
  2. Implementar el Pilar Social de la UE como elemento clave para garantizar un clima justo e inclusivo y una transición digital.
  3. Fortalecer la autonomía estratégica de Europa manteniéndola abierta al mundo.

Una Europa resiliente

Con una Europa resiliente, la presidencia semestral portuguesa pretende promover la recuperación, la cohesión y los valores de Europa a través de las siguientes acciones:

  • Iniciar la ejecución del nuevo Marco Financiero Plurianual (MFP) y el Instrumento de Próxima Generación de la UE (Next Generation EU) y el respectivo Mecanismo de Recuperación y Resiliencia para recuperarse de la crisis y sentar las bases para el crecimiento sostenible y la creación de empleo.
  • Defender los valores fundamentales de la UE y consolidar el Estado de Derecho y la democracia, combatiendo la discriminación, la desinformación y el odio.
  • Reducir la dependencia exterior de la UE en materia de bienes y tecnologías críticas, invirtiendo en innovación y mejorando la seguridad alimentaria.
  • Defender la autonomía de Europa desarrollando una estrategia industrial dinámica, que promueva las cadenas de valor europeas y preste atención al fortalecimiento de las pequeñas y medianas empresas (PYME) y de los sectores más afectados por la crisis.
  • Diversificar la producción europea, los proveedores externos de la UE y las cadenas de suministro globales para reducir la dependencia externa de bienes y tecnologías críticas y mejorar la seguridad alimentaria.
  • Prestar atención a los sectores económicos más afectados por la crisis, especialmente el turismo y las industrias creativas.
  • Reforzar el sistema de gestión de crisis de la UE para lograr una mayor resiliencia y coordinación en respuesta a las catástrofes y fortalecer las capacidades de seguimiento y respuesta a las enfermedades infecciosas del Mecanismo de Protección Civil de la UE.
  • Continuar la negociación del nuevo Pacto sobre Migración y Asilo.

Una Europa verde

El camino hacia una Europa verde es a través de la promoción de la UE como líder en acción climática. Y para ello, se necesita:

  • Generar capacidad para adaptarse a los efectos del cambio climático y promover las ventajas competitivas de un modelo económico descarbonizado y resiliente.
  • Priorizar la implementación del Pacto Verde Europeo con miras a una recuperación económica sostenible.
  • Aprobar la primera ley climática europea y apoyar todos los esfuerzos para convertir a Europa en el primer continente neutro en carbono para 2050. Además, hay que garantizar el compromiso común de reducir las emisiones de CO2 en al menos un 55 por ciento, en relación con 1990, para 2030.
  • Facilitar la transición a una economía competitiva y neutra en carbono y promover el crecimiento sostenible, la economía circular, así como la innovación y la seguridad del suministro energético.
  • Promover la innovación, la transformación digital y la gestión sostenible de los recursos naturales del campo, y dar prioridad a la continuación de las negociaciones sobre la reforma de la política agrícola común.
  • Fomentar la preservación y el uso sostenible de los recursos de los océanos y los mares.

Una Europa digital

La tercera prioridad es acelerar la transformación digital al servicio de ciudadanos y empresas, y se podrá conseguir por medio de los siguientes objetivos:

  • Acelerar la transición digital como motor de la recuperación económica y promover el liderazgo europeo en innovación digital y economía digital.
  • Fomentar nuevas soluciones y estrategias digitales para la transición verde, en los campos de salud, investigación e innovación (I+i), propiedad industrial, justicia y movilidad.
  • Promover la mejora del acceso y el intercambio de datos e información de calidad.
  • Prestar atención al desarrollo universal de las competencias digitales, que permita a los trabajadores adaptarse a los nuevos procesos productivos.
  • Dar visibilidad a la implementación de las mejores prácticas digitales, con miras a modernizar la administración pública, en particular mediante el uso de inteligencia artificial.
  • Promover un sector espacial competitivo, integrado en la economía, que maximice el uso de datos y tecnologías espaciales por parte de empresas y políticas públicas.

Una Europa social y global

Uno de los mayores retos para Europa es que nadie se quede atrás. Y por eso es fundamental impulsar y fortalecer el modelo social europeo. Así, la presidencia portuguesa quiere promover el debate sobre el empoderamiento de los ciudadanos para el desafío digital, sobre el futuro del trabajo y el trabajo decente.

Además, prestará atención a la igualdad de género y las políticas para combatir la discriminación, la pobreza y la exclusión social. También pone énfasis en el ámbito sanitario, pues persigue promover una mayor cooperación entre los Estados miembros en el campo de la salud, apoyando las medidas necesarias para aumentar la capacidad de respuesta de los servicios de salud a las amenazas a la salud pública.

Y, por último, quiere promover “la apertura de Europa al mundo”, trabajando por el liderazgo europeo en la consolidación de un sistema de comercio internacional abierto y basado en normas, promoviendo una agenda comercial sólida y justa. Para ello, pide defender las alianzas internacionales e intensificar el diálogo con el resto de países que no integran la UE.


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