La de ‘convertir las debilidades en fortalezas’ es una de las frases más recurridas en el mundo de la gestión. Pero ocurre que es cierta. Para Esther Carmona, la Covid-19 ha aflorado debilidades del sistema que es preciso reconvertir en fortalezas para que en el futuro estemos mejor preparados para ofrecer respuestas. Y la única forma de hacerlo, dice esta especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, es atendiendo a la evidencia científica.

Para la portavoz de Sanidad del PSOE en el Senado vienen días importantes. En el marco del anuncio del plan de desescalada, se da la circunstancia de que Esther Carmona es senadora por El Hierro, una de las islas que el 4 de mayo comenzará directamente en la fase 1 de dicho plan. “Ya era hora de que la doble o triple insularidad tuviera alguna ventaja”, bromea.

Es la única ‘relajación’ que se permite ante una situación que, dice sin ambages, “nos ha aturdido y vapuleado sin esperarlo”. De ahí que pida comprensión ante una toma de decisiones que reconoce como nada fácil. De ahí que también defienda todo tipo de pactos políticos, un trabajo constructivo que excluye el enfrentamiento. “El enemigo es el virus; no el adversario político”, dice en este encuentro virtual que ha mantenido con Gaceta Médica y El Global.

Esther Carmona.

Pregunta. España es, tras Bélgica, el segundo país en tasa de mortalidad por el virus. ¿Cómo explica el grupo socialista en el Senado estas cifras, y qué autocrítica cabe realizar a la gestión que se está llevando a cabo? 

Rrespuesta. La autocrítica es el mejor ejercicio. Y a nivel político enriquece. Cuando la situación lo permita tendremos que sentarnos a reflexionar qué errores se han cometido, precisamente para no reiterarlos. España, en efecto tiene la tasa de mortalidad que tiene, el segundo puesto por detrás de Bélgica. Una gran lección que debemos extraer es la necesidad de ponernos de acuerdo en qué parámetros utilizamos para que los resultados y las interpretaciones de esos resultados sigan una línea homogénea. Utilicemos todos los mismos parámetros, para empezar. Porque no es lo mismo tasa de mortalidad que de letalidad. Y en futuros brotes quizás deberíamos hablar de lo que los estadísticos llaman ‘tasa de letalidad observada’. Se trata del número de fallecidos por número de casos clínicos confirmados por 100. Según un estudio de la Universidad de John Hopkins, España está en sexto lugar por letalidad observada. Ya seamos segundos o sextos, en cualquier caso estamos mal, porque mal nos ha dejado la Covid-19, pero deberíamos hablar el mismo idioma.

P. Eso es válido para la tasa de mortalidad, pero España también está a la cabeza en cuanto a profesionales sanitarios infectados…

R. La tasa de sanitarios contagiados me produce, como la de fallecidos, una profunda tristeza. Pero aquí apunto, y me consta que mi grupo también, que no debemos permitirnos el lujo de recortar en Sanidad. Toda financiación para el sistema sanitario público es poca. Los acuerdos a los que se lleguen sobre el papel hay que cumplirlos. Si en un momento se probó un plan de actualización de recursos humanos, hay que cumplirlo. No es asumible que España no se haya actualizado en cuanto a recursos humanos, que las plazas post-jubilación tanto de Especializada como de Atención Primaria no se hayan cubierto, que las OPE no se celebren con la celeridad que le propio sistema está marcando… Es una autocrítica, pero también una crítica en conjunto: por favor, no recortemos como ya sucedió en el año 2012, incluso en recursos materiales. Debemos actualizarnos a medida que el sistema madura y que el número de usuarios aumenta. Porque cada día tenemos más tarjetas sanitarias, más comorbilidades y y más envejecimiento crónico.

P. Se ha dado un paso de gigante al empezar a hablar, por fin, de fechas para la desescalada. Es usted senadora por El Hierro, una de las islas que el 4 de mayo comenzarán directamente en la Fase 1 del plan. ¿Qué sensaciones provoca el estar en la avanzadilla del plan?

R. Nuestra idiosincrasia, nuestro aislamiento nos ha ayudado a contar con escasos 3 enfermos de poca complicación, 0 fallecidos y desde hace tiempo ningún otro caso ha engrosado la lista. He de reconocer que la sensación, por un lado, es vertiginosa porque, tal vez por deformación profesional, me aturde el que no debamos baja la guardia. Por otro, y dentro de la cautela, la sensación de satisfacción por el trabajo bien hecho. La ciudadanía a se ha comportado de forma ejemplar. En esta fase 1 debemos ser ejemplares también. Que nadie baje la guardia porque el SARS-CoV-2 está ahí y en cualquier momento puede aflorar. 

“El enemigo es el virus; no el adversario político”

P. El refuerzo del sistema sanitario será uno de los criterios que guiarán el desescalado. Supondrá, entre otras cosas, según en el informe remitido al Gobierno, que hay EPIs suficientes en los dos niveles asistenciales. Lo cierto es que los profesionales siguen diciendo que les falta el material. ¿Es viable empezar en estas circunstancias?

R. Nosotros hacemos casos de los expertos, y en algunos puntos es viable comenzar. Yo me preocuparía de qué puntos continúan con debilidad en recursos materiales material para abastecer y ayudar a esa comunidad autónoma.

P. Otro de los debates que ha surgido de la desescalada es la unidad territorial: el Gobierno habla de provincias, y otros hablan de áreas de salud. ¿Qué opina?

R. Yo creo que sería más correcto por puntos geográficos donde de verdad estemos casi seguros de que no va a haber riesgo relativo en cuanto a un nuevo brote.

P. Los criterios para la desescalada también contemplan el diagnóstico “de todas las personas sintomáticas”. La oposición, en cambio, cree que no habrá desescalada exitosa si no se localiza también a los asintomáticos mediante test masivos. ¿Por qué esto no es factible, para el grupo socialista?

R. No es que no lo consideremos factible. De hecho, el estudio de seroprevalencia nos va a arrojar resultados de asintomáticos. Confirmará si hay carga viral para seguir a sus contactos de manera estrecha. Pero yo el calificativo de masivos no lo utilizaría. El facultativo debe saber a quién se le practica el test. Y existen falsos negativos. La PCR cuenta con un 20 por ciento de falsos negativos. Cuidado, entonces, con hacer masivos los test porque un negativo puede dar una sensación de falsa seguridad que nos anime a relajarnos en el cumplimiento de las medidas. De momento cumplamos con las normas. No porque lo diga el Gobierno, sino porque lo dice la Ciencia.  

P. Esta semana, los test han sido protagonistas por otra razón. El fallo que ha situado a España, por error, como octavo país del mundo en test PCR. A pesar de que la OCDE ha asegurado que se reajustarán las cifras, las críticas no han mermado y han llegado incluso a acusar al Gobierno de manipulación. ¿Qué tiene que decir ante lo ocurrido el grupo socialista?

R. Las críticas de supuesta manipulación me duelen y retratan políticamente. Angel Gurría, secretario general de la OCDE, ya pidió disculpas. Negó cualquier manipulación por parte del Gobierno español y defendió que el ministerio elevó dos tablas de resultados: la que desglosa el número de PCR y test de anticuerpos y otra con el número total. El total de test realizados nos colocaba en esa octava posición, y la primera en el 17. Pero, aunque evidentemente es significativo, esto no es una carrera. Lo más importante no es estar en el puesto 1 o en el 17, sino nuestra capacidad para seguir haciendo más test cada día.

P. Durante el estado de alarma hay muchas patologías y situaciones que han sido relegadas por la Covid-19. Ahora que entramos en una nueva se a nivel asistencial, ¿qué impacto cabe esperar y cómo se debe reorganizar la asistencia para no generar un nuevo estrés en el hospital?

R. La respuesta a esa pregunta está en la Atención Primaria, que se ha reconducido, y correctamente. Hemos aprendido a utilizar la teleasistencia a diario. Las consultas telefónicas se han incrementado cerca de un 90 por ciento. Lo que precisa de atención en consulta ha pasado antes por un cribado telefónico. Tendremos que ver cómo sistematizar e implementar, no ya a título personal, sino en todo el ámbito sanitario, cuestiones como la telemedicina. Tenemos que aprender a utilizar las herramientas que ofrece la alta tecnología. Gracias a esta actuación, en este nivel asistencial no se ha frenado el control del riesgo cardiovascular. El médico de primaria, que tiene una sistemática de trabajo, ha seguido ofreciendo los controles pertinentes en diabetes, hipertensión… Las patologías que prevalecen en nuestro primer nivel no se han visto paralizadas, aunque sí ralentizadas.

Imagen de recurso de la Comisión de Sanidad del Senado.

P. ¿Qué hay de la propia Comisión de Sanidad? ¿Habrá hueco en la agenda para asuntos más allá de la Covid-19?

R. Ahora, en cuestión de gestión hay que establecer muy bien las prioridades y mucho me temo que la Covid-19 va a ser la protagonista durante mucho tiempo. Pero no debemos olvidar de avanzar en el futuro Pacto por la Sanidad, en las comorbilidades, en el Plan Nacional contra el Cáncer… Aunque estemos concentrados en la crisis y en sus consecuencias socio-económicas, seguirán existiendo otras patologías y debemos prestarles atención. La vida continúa, y la Comisión de Sanidad del Senado continuará. Eso sí, priorizando. Debemos hacer una lista pormenorizada de prioridades para ir abordando los oportunos asuntos.

P. Los especialistas han alertado de una bajada en las coberturas vacunales. ¿Es preciso un plan de rescate para recuperar las tasas previas a la alerta por Covid?

R. Dentro del calendario autorizado, los expertos ya han aconsejado hasta qué edad es prioritario cubrir inmunológicamente a los niños. En relación a mayores de 65 años, tenemos pensada una planificación estratégica de refuerzo y concienciación. Ahora es importante de cara a la influenza, y de cara al neumococo en la población de riesgo por patología respiratoria. Ahora más que nunca debemos insistir en la necesidad de cumplir con el calendario e invitar a que vayan al centro de salud aquellos pacientes de riesgo que no lo cumplen. Ahora va a ser primordial estar inmunológicamente cubierto por las vacunas estipuladas en el calendario.