Tras varias citas desconvocadas en la agenda parlamentaria en los últimos meses, la directora general de Salud Pública, Calidad e Innovación del Ministerio de Sanidad, Pilar Aparicio, ha comparecido hoy finalmente en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados.

Lo ha hecho para informar sobre la labor realizada durante la crisis sanitaria provocada por la COVID-19 a iniciativa del Gobierno.

Durante su intervención, Aparicio ha confirmado que el Ministerio de Sanidad ya ha firmado los contratos para la adquisición de una compra extraordinaria de más de cinco millones de dosis de vacunas frente a la gripe para aumentar la cobertura de vacunación en personas vulnerables, profesionales sanitarios y otros trabajadores esenciales, como anunció en su día el ministro de Sanidad, Salvador Illa.

En respuesta a las preguntas de los portavoces, Aparicio ha explicado esta medida excepcional sobre la vacuna de la gripe quiere evitar “dos efectos añadidos”. De ahí que el Ministerio se haya comprometido con esa compra extraordinaria, al margen de la que efectúan las propias comunidades autónomas, para incrementar entre un 10 y un 15 por ciento las tasas de cobertura, particularmente en poblaciones vulnerables, alcanzando el 75 por ciento que está “tan lejos del dato actual”.

En relación a la vacuna frente a la COVID-19, Pilar Aparicio ha recordado que se están valorando los diferentes escenarios para el momento en el que se disponga de ella. En este sentido, ha explicado que se está poniendo en marcha un sistema de registro que permita un seguimiento adecuado de las personas que la reciban llegado el caso.

Lejos del foco mediático

La directora general de Salud Pública, que ha permanecido lejos del foco mediático en estos meses de pandemia, ha repasado las actuaciones de su departamento en esta crisis.

Aparicio ha recordado que una de las responsabilidades fundamentales de la dirección general ha sido dar soporte al Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), cuyo personal se ha reforzado y ha sido dirigido por Fernando Simón, en palabras de la directora general, “de forma extraordinaria”.

El CCAES, ha remarcado la responsable, “ha asumido las funciones de vigilancia epidemiológica y control de brotes y de forma particular las labores de información a la ciudadanía, que resultan clave en una crisis como ésta”.

Entre las cifras citadas por Aparicio están los 165 informes diarios de situación, más de 30 informes de la ponencia de alertas, más de 150 ruedas de prensa y 79 informes de desescalada para las comunidades autónomas en esta etapa.

Los últimos datos

Desde el final de la desescalada y hasta ayer lunes se han comunicado por parte del CCAES 267 brotes, con 3.792 casos, de los que 201 continúan activos, con 2.289 casos, según sus datos. Hasta esta fecha, ha insistido, se han registrado en nuestro país 264.836 casos confirmados con PCR, 685 nuevos casos en relación al día anterior, que arrojan una tasa de 27,39 casos de COVID-19 por 100.000 personas.

Con estas cifras, la directora general de Salud pública ha hecho hincapié en que “debemos seguir trabajando duro y mantener la tensión para que el incremento alcance cotas difíciles de controlar”.

Detección y seguimiento

En estos momentos, asegura, “es importante que toda nuestra atención esté centrada en la detección temprana y en el seguimiento activo de los casos y los contactos”. Por ello, ha incidido en que están haciendo “una evaluación continua con cada una de las comunidades autónomas para que puedan tomar las medidas oportunas”.

Asimismo, ha destacado que las competencias de esta dirección general “son amplias y muy diversas”.

Un reflejo del compromiso de los profesionales

Aparicio cree que “la respuesta a la pandemia les ha permitido ver la capacidad y compromiso de los profesionales sanitarios, asistenciales y de salud pública, que han trabajado en circunstancias difíciles, dando lo mejor de ellos mismos y con una dedicación plena y sin descanso”.

De igual modo, ha subrayado la importancia de que esta situación “tan excepcional que hemos vivido -y estamos viviendo- deba ser un punto de inflexión para fortalecer nuestro Sistema Nacional de Salud y los servicios de salud pública”.

Así, ha manifestado su deseo de que “sean todos ellos suficientemente potentes y dotados para que puedan ser capaces ante las amenazas emergentes y afrontar desafíos presentes y futuros”.

Coordinación con las comunidades autónomas

En su repaso por la actividad de estos meses, centrada en la respuesta a la pandemia, Aparicio ha destacado la función de coordinación con comunidades autónomas, ministerios, organismos internacionales, sociedades científicas y asociaciones de pacientes.

A las tareas de vigilancia epidemiológica, ha sumado también el papel en la elaboración de informes, guías y protocolos que recogían los avances en la enfermedad para ofrecer la mejor respuesta posible en cada momento, o las labores en el control sanitario en las fronteras y el soporte técnico en la elaboración de normas y resoluciones administrativas que se han multiplicado en esta etapa.

Asimismo, ha destacado que una preocupación central ha sido la evaluación y valoración de la capacidad asistencial de nuestro sistema sanitario, fundamental en el control de la pandemia, ya que el sistema sanitario se ha visto sometido a una “tremenda tensión durante esta crisis en la que seguimos inmersos”.

Para ello, ha insistido en que los sistemas de información sanitaria son vitales. ”Junto con las consejerías, se ha trabajado para seguir y evaluar de forma continuada la capacidad asistencial de los centros, disponibilidad de equipos de protección, pruebas diagnósticas y equipos como ventilación”, afirma.

Otra labor importante es que se han adaptado los sistemas de codificación de enfermedades a los nuevos requerimientos que ha impuesto la COVID-19, tanto desde el punto de vista de los registros clínicos como de la gestión de la incapacidad temporal.

Junto a estas líneas básicas, Pilar Aparicio ha repasado el resto de la actividad de la dirección general de salud pública en los siguientes frentes:

  • Asegurar la calidad asistencial y la seguridad de los pacientes, participando en la elaboración de protocolos y recomendaciones en colaboración con las sociedades científicas y las asociaciones de pacientes con las que asegura que han mantenido reuniones periódicas.
  • La situación extraordinaria ha obligado a actuar en el campo del apoyo psicológico, tanto en población general como en profesionales sanitarios. Se activó un teléfono de apoyo para personas afectadas contratando 45 psicólogos que ha recibido más de 12.000 llamadas.
  • La comunicación ha sido otro elemento fundamental  en esta crisis. La directora general subraya que los mensajes a la población se han ido adaptando en función de cada momento, tratando de promover respuestas que promuevan la responsabilidad ciudadana.
  • Por otra parte, pensando en el conjunto de los problemas de salud, se ha mantenido el impulso de los programas prioritarios de vacunación, particularmente vacunación infantil, así como el cribado neonatal, según la directora general.
  • Asimismo, desde la Unidad de Salud Laboral se han elaborado guías de buenas prácticas, así como recomendaciones a distintos sectores con una revisión continua, en función de la evidencia disponible.

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