La Covid-19 ha puesto en evidencia muchos problemas latentes del sistema sanitario. Hoy más que nunca, si hay un punto crítico, es el de los profesionales sanitarios y los recursos humanos. De los escasos avances en esta materia sabe mucho Julio Sánchez Fierro, abogado, miembro de la Asociación Española de Derecho Sanitario, doctor en Ciencias de la Salud y ex subsecretario del Ministerio de Sanidad. Durante su comparecencia ante la Comisión para la Reconstrucción, ha optado por acabar con la precariedad laboral reactivando “dos motores” ya existentes: la negociación con los sindicatos y el Foro de las Profesiones Sanitarias.

Julio Sánchez Fierro

“Mecanismos para implementar una política de RRHH, haberlos, haylos, y las necesidades están identificadas”, dijo Sánchez Fierro, quien destacó “que sea un hito a celebrar el pasar de eventual a interino”. Algo “no está funcionando”, en su opinión, y apunta, en primer lugar, a las retribuciones. “No se han recuperado aún los niveles anteriores a la anterior crisis y es preciso que los profesionales sanitarios se sientan, no sólo arropados, sino también comprendidos en sus demandas y planteamientos”, expuso.

No es el único punto en la política de recursos humanos que, desde su perspectiva, es manifiestamente mejorable. Desde la perspectiva de la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, aprobada por consenso en 2003, Sánchez Fierro mencionó otras “asignaturas inéditas”. La formación continuada, dijo, sigue sin tener respuesta organizativa conveniente. Tampoco se han conseguido grandes logros en desarrollo profesional o evaluación periódica. Y, salvando los avances obtenidos por corporaciones profesionales —OMC y CGCOF—, España está lejos de tener “una recertificación que daría seguridad a los pacientes, que permitiría elevar los estándares de calidad de los servicios y que motivaría a los propios profesionales”, expuso este experto.

Una Agencia Estatal del SNS

Otros de los problemas que la Covid-19 ha intensificado tienen que ver con la organización y el funcionamiento del sistema. Sánchez Fierro destacó dos: la ausencia de la voz de los pacientes y de las sociedades científicas durante la pandemia y el problema de las desigualdades. Este experto apostó por corregir el primer punto desde el Comité Consultivo del CISNS, y el segundo desde la creación de una Agencia Estatal del SNS.

Esta propuesta responde, ha asegurado, a la necesidad de establecer mecanismos para que el papel de las comunidades autónomas quede preservado en su capacidad de gestión, pero garantizando “el resultado final”. Esto es, acceso en condiciones de equidad e igualdad territorial.

De esta manera, la Agencia Estatal del SNS propuesta por Sánchez Fierro estaría encargada de desarrollar e implementar estrategias nacionales aprobadas por el CISNS. Para su desarrollo operativo se contaría con la colaboración de las comunidades autónomas. “Sería como un organismo autónomo de carácter profesional, similar al Instituto Carlos III o al Ingesa”, ha resumido este experto.

Asimismo, su desarrollo requeriría financiación específica. La Ley de Cohesión incluía dotación específica para los planes integrales. Con su reconversión desapareció el componente financiero, quedando las estrategias al albur de lo que puedan hacer las comunidades autónomas. Sánchez Fierro cree preciso corregir este punto. De esta manera, ha apuntado, la Agencia Estatal del SNS debería tener su propio presupuesto. Además, propuso, podría tener adscrito el Fondo de Cohesión “como una manera de expresar la solidaridad en los objetivos de carácter general para el SNS”.

Una Agencia de Salud Pública

La Agencia Estatal del SNS no ha sido el único organismo de nueva creación sugerido por Julio Sánchez Fierro. Tras destacar el “pobre” bagaje normativo y presupuestario, este experto ha abogado también por impulsar una Agencia de Salud Pública

En su opinión, desde la Ley de Medidas Especiales de 1986 hasta la Ley General de Salud Pública de 2011, la Salud Pública ha ocupado “un lugar inferior al que debería corresponderle”. Es necesario por ello, ha defendido ante el Congreso, “replantearse en profundidad” estas políticas. En este sentido, al igual que la crisis de las vacas locas generó consenso parlamentario para crear una Agencia de Seguridad Alimentaria, “debería existir una Agencia de Salud Pública permanente”.

Su acción, además, debería ser permanente y no una política “a borbotones ni de pura reacción”, como ha venido sucediendo. Y esta política de salud pública debería basarse, añadió en los objetivos marcados por la OMS: prevención de enfermedades, promoción de hábitos saludables, mejora de la calidad de vida y contribución a la mejora del bienestar social.

Otros modos de trabajar

Más allá de los cambios en la organización, Sánchez Fierro ha apostado por buscar “otros modos de hacer” ciertas cosas, desde la política farmacéutica hasta la coordinación asistencial, pasando por los ensayos clínicos y los recursos humanos.

Un nuevo modelo asistencial

Es nuevo modo de hacer las cosas en Sanidad debería llevar también a resolver la continuidad de los procesos asistenciales. Para Sánchez Fierro, la relación entre la Atención Primaria y la especializada “deja mucho que desear”. Ha abogado por ello por estructurarla y organizarla para evitar desorientación a los pacientes, duplicación en las actuaciones y ganar en eficiencia. Las nuevas tecnologías, Internet especialmente, podría ayudar a que esta continuidad no fuera “un objetivo teórico, sino algo real”.

La humanización

El modelo de continuidad es importante, pero no menos lo es la humanización. El desarrollo tecnológico y la súper especialización implican un riesgo: que el paciente no sea más que un objeto de la atención sanitara y no un sujeto activo. Sánchez Fierro ha destacado que la humanización “no es teoría” y que requiere medidas concretas. Entre ellas, mejorar la formación en valores humanistas y desarrollar habilidades comunicativas, además de otras a nivel organizativo.

La Atención Primaria y el papel de la farmacia comunitaria

El papel de la Atención Primaria en el sistema presenta una gran coincidencia con el del paciente. Todos los ven esencial, pero la realidad deja mucho que desear. Sánchez Fierro  ha pedido “recursos personales, económicos y técnicos” y reformas que garanticen un mínimo de tiempo por paciente, que aligeren los trámites para la prescripción de pruebas diagnósticas y la atención a crónicos. Este punto es especialmente importante en el medio rural, donde Sánchez Fierro ha resaltado el valioso lugar que ocupa la farmacia comunitaria y su relación con los médicos de AP.

Un registro estatal de pacientes

El trabajo en ensayos clínicos es uno de los aspectos más positivos del sistema sanitario español. Pero su éxito no dependerá de tener muchos ensayos, sino de tener información sobre sus resultados. A este respecto, “una ausencia notoria”, según Sánchez Fierro, tiene que ver con la “no existencia de un registro de pacientes”. Esto puede determinar que los resultados de un ensayo sólo sean conocidos por la administración sanitaria más cercana, pero no se pongan en común en el sistema.

Colaboración público-privada

Ante un debate permanente en la actualidad, conviene mirar atrás. El debate sobre la relevancia del sector sanitario privado no es nuevo, ni mucho menos. Ya se discutió en 1986, cuando se aprobó la Ley General de Sanidad. Aunque algunos querían suprimir toda forma de actividad privada, al Gobierno no le pareció correcto, y desde entonces se regula la Colaboración Público-Privada. “Contar con los esfuerzos de todos es positivo. Los pacientes no son pacientes públicos y pacientes privados, son pacientes que demandan la mejor atención posible”, ha apuntado Sánchez Fierro.

Las nuevas tecnologías

Se trata de otro de los ámbitos en el que la ausencia de un plan estratégico ha propiciado una actuación discontinua. “Hoy existen hasta 40 sistemas informáticos conviviendo en el SNS”, ha resumido Sánchez Fierro. Es cierto que se han registrado avances notables en receta electrónica, historia clínica digital o gestión de recursos humanos, pero en otros terrenos, como la visita médica virtual o el seguimiento de los crónicos, está todo por hacer. Este experto abogó por un plan de transformación digital estratégica  que tuviera en cuenta, aparte de la telemedicina, el Big Data, la robotización y la Inteligencia Artificial. Esto también requeriría una labor permanente, susceptible de abordarse en el CISNS desde una comisión específica con participación de otros ministerios interesados, como los de Industria o Economía.


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