El Comité Científico del ICOMEM para la COVID-19 ha elaborado un documento que responde a las preguntas formuladas por los colegiados, distintas instituciones y particulares sobre las nuevas vacunas frente a la COVID-19, así como sobre la campaña de vacunación.

Este Comité Científico, liderado por infectólogo Emilio Bouza, repasa las casi 60 vacunas que hay en fase de desarrollo, así como las 200 en investigación preclínica.

Asimismo, este documento aclara los candidatos prioritarios a recibir la vacuna: Desde las personas mayores y con discapacidad, residentes en instituciones hasta los grupos socioeconómicos vulnerables y otros de alto riesgo.

¿Puedo vacunarme si he pasado la COVID-19?

Otro de los asuntos que aborda este documento es la reinfección por SARS-CoV-2. Aunque la documentación es escasa hasta la fecha, los expertos aseguran que de momento se deben priorizar otros grupos de cara a la vacunación. “Se podría esperar hasta 6 meses para la vacunación desde la primoinfección por SARS-COV-2”, explican.

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Sede del ICOMEM, gran anfitearo.

¿Qué impacto se espera que tenga la vacunación en el control de la pandemia? Esta es otra de las cuestiones que aclara el documento. “Las vacunas han sido un hito en el tratamiento de las enfermedades, quizá el mayor logro de la biología aplicada. El inducir inmunidad sin las consecuencias de tener la enfermedad ha supuesto el control de muchas enfermedades infecciosas que diezmaban secularmente a la humanidad, o incluso, la erradicación, como ocurrió con la viruela”. En este sentido, continúan explicando que la estrategia de vacunación es importante en la consideración de protección a los más débiles en orden a evitar mortalidad y a los más expuestos en orden de transmisibilidad. “De los resultados iniciales se derivarán las futuras directrices de administración”.

Aspectos éticos

El documento del ICOMEM además aborda la obligatoriedad de la vacuna. Los expertos apuntan a que existe una normativa legal para hacerla obligatoria en situaciones de necesidad. “Sin embargo, este extremo podría fomentar un fenómeno de duda y pérdida de confianza en las instituciones del estado, la investigación biomédica y la propia medicina”.

En cualquier caso, consideran que sí hay razones éticas para la vacunación. “Se trataría de un acto de solidaridad individual y colectivo donde cada persona vacunada protege e los demás”. Además, insisten, este hecho es de particular relevancia en el caso de los profesionales sanitarios.