La pandemia del coronavirus ha puesto de manifiesto que la formación de los especialistas es estrecha, y que en algunas áreas como cuidados intensivos, la formación debería ser general y extensible a otras especialidades. Así lo ha trasladado al Congreso en la Comisión para la Reconstrucción el fundador de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, Emilio Bouza.

El especialista aludía así a la necesidad de reorganizar el sistema de formación especializada. “Los planes docentes están excesivamente confinados a las especialidades y marginan la formación en aspectos que debieran ser comunes”. Bouza se refiere a técnicas como la intubación, en las que pocos profesionales tienen el conocimiento suficiente para llevarlas a cabo. De hecho, ha lamentado la dificultad actual que existe para formar equipos multidisciplinares.

Emilio Bouza durante su comparecencia.

El sistema MIR a revisión

Frente a esta situación, el experto ha propuesto una revisión del sistema MIR, “a favor de una formación básica, más común y de más amplitud”. Quizás, ha dicho, esto requiera renunciar a la superespecialización en favor de la generalización de otros conocimientos.

En paralelo, apuesta por que las universidades hagan las modificaciones curriculares oportunas. “Más entrenamiento básico”, esboza.

La cuestión de la especialidad

No se ha olvidado tampoco de la especialidad de infecciosas. “Durante años se ha minimizado la importancia de especialidades como la microbiología e infecciosas”. De hecho, ha destacado que muchos hospitales de España no tienen servicio de microbiología. Estos centros han externalizado los laboratorios, lo que ha ralentizado el proceso de las pruebas, convirtiendo así las pruebas rápidas en pruebas lentas.  El problema está claro: en muchos hospitales estos laboratorios no existen o no tienen un régimen de 24 horas los siete días de la semana. “Creo que se ha marginado a los servicios de microbiología, donde originariamente se produce la información”.

Microbiología ultrarrápida

En cuanto a las técnicas rápidas, este experto tiene claro que son el futuro de la microbiología a 20 años. “La microbiología si ha de impactar en pacientes tiene que ser a través de microbiología ultrarrápida. Aquellas que se pueden devolver al médico que las pide durante su horario laboral”.  

A lo largo de la crisis sanitaria, las fortalezas y debilidades del sistema sanitario se están poniendo sobre la mesa. Y así lo ha relatado este experto.

Falta de información: ¿Una desventaja?

El principal problema al comienzo de esta crisis sanitaria fue infravalorar al SARS-CoV-2 y tratarlo como un brote más de coronavirus, parecido a los anteriores. Es más, pensar que solo este virus impactaría en China y no se extendería también fue un problema. Ahora, dice Bouza, todos los miembros del sistema debemos entornar el ‘mea culpa’.

De hecho, en el turno de réplica, el experto ha reconocido la falta de información con la que España encaró la crisis a principios de marzo. “Creo que nos han dicho una parte de la verdad”, ha señalado Bouza refiriéndose a China.

Es cierto, ha recordado, que la baja mortalidad en el gigante asiático pudo estar vinculada con la realización de test masivos a la población, algo que aquí en España no se ha dado. Otra cuestión que este experto destaca es la cantidad de artículos científicos, muchos de ellos sin revisar, que han ido surgiendo en estos más de tres meses. “Ha existido manga ancha de las publicaciones científicas, y esto nos ha llevado a algunos resbalones”.

Derivado de esto, al principio los expertos creyeron que la mortalidad del SARS-CoV-2 era baja. Fue entonces cuando en Italia empezaron a repuntar los casos, y los expertos alertaron a los colegas españoles. “La situación en Italia debiera habernos advertido antes”, explica Bouza.

Bouza ha puesto en valor las fortalezas y debilidades del sistema sanitario.

Los problemas de fondo

PRECARIEDAD

Los recursos humanos están siendo la tónica común en las comparecencias de los expertos en el Grupo de Trabajo de Sanidad y Salud Pública. Bouza también ha tenido palabras para reivindicar mejores condiciones laborales. La precariedad y la temporalidad laboral que sufren los profesionales son dos escollos del sistema sanitario. “Tengo compañeros con 50 años que nunca han tenido un contrato permanente fijo”, ha destacado.

En este sentido, el infectólogo lamenta que “los profesionales ven mermada su independencia profesional por la temporalidad en el empleo y la precariedad”.

PLANES DE EMERGENCIAS

La coordinación y gestión de emergencias ha sido otro de los eslabones que este experto ha puesto sobre la mesa. A lo largo de toda su trayectoria, nunca ha participado en un gran Plan De Emergencias. “No dudo que existen en cajones”, ha señalado.

“Estamos expuestos a una crisis de gran dimensión, que ocurre en gran parte del mundo”. Frente a esto, considera imprescindible dotar de un gran centro nacional coordinador de emergencias o reforzar los que hay existentes.

FRAGMENTACIÓN

La compartimentación del sistema también ha salido a colación en el congreso. Para este especialista, el sistema sanitario está fragmentado. “Son demasiados mundos independientes”. Esto hace poco atractivo el flujo entre profesionales.

Las fortalezas

Emilio Bouza ha puesto en valor para terminar el papel que han jugado todos los profesionales del sistema sanitario. Aprovechar esto de cara al futuro es fundamental. “El sentimiento de la unidad en el mundo sanitario debe ser potenciado y alejado de intereses espurios”. Asimismo, también ha valorado la capacidad de readaptación de los hospitales: multiplicando camas y plazas de UVI. Eso sí, “todo esto debería quedar plasmado en planes”.

TELEMEDICINA

En opinión de Bouza, la telemedicina ha demostrado que necesita ser incorporada al SNS y que el sistema tiene que reorganizarse con esta herramienta. “La telemedicina tiene que incorporarse a los planes de trabajo de los hospitales”.

RESIDENCIAS

Otra de las cuestiones en las que este experto ha hecho hincapié ha sido en las residencias de ancianos. Una fórmula que podría ayudar a esa coordinación sociosanitaria sería convertir las residencias en un servicio más de los hospitales, a efectos de microbiología. Bouza explica que al igual que los laboratorios analizan muestras de cardiología, nefrología, cirugía… sería posible hacerlo con las residencias. Una buena manera, en su opinión, de conectar de manera más fluida las residencias. La llave serían los servicios de geriatría de los hospitales.

Cronología de una pandemia…

Emilio Bouza ha relatado cómo fueron los primeros días de la crisis sanitaria. Aceptar que se trataba de un brote más de coronavirus fue uno de los errores clave. De hecho, ha explicado que la estrategia nacional que se erigió era la estrategia basada en la experiencia del ébola. “Pocos casos, muy localizados, asumiendo que estos problemas no se expanden”. Sobrevalorar la capacidad de confinar un brote fue el error.

De hecho, en febrero se planteó derivar las muestras al Carlos III. Sin embargo, cuatro de los grandes hospitales de la Comunidad de Madrid se entrenaron para hacer los test PCR. A pesar de estos intentos, dice Bouza, desde que el virus apareció en Italia, con evidencia de transmisión de persona a persona, se ha perdido un tiempo de reacción.

Primeros pacientes….

En su hospital (Gregorio Marañón), el primer paciente con la Covid-19 ingresó el 1 de marzo; diez días más tarde ya había 100 pacientes en el hospital. De esos 100 pacientes fallecieron 23. Y de ellos, explica, 20 tenían más de 73 años. Los otros pacientes contaban con enfermedades graves de base.

Pero el trasfondo de la pandemia va mucho más allá. ¿Qué hay de las infecciones nosocomiales? A lo largo de este tiempo, comenta el especialista, la pandemia de la Covid-19 ha estado ligada a segundas infecciones adquiridas en el hospital. “De 10 de cada 100 pacientes, a 1 le cuesta la vida”. Aunque todavía faltan días para trasladar de manera definitiva estos datos, Bouza ha destacado ante la cámara la gravedad de este problema. Algunos hospitales han multiplicado por tres las incidencias de neumonía adquirida por ventilación mecánica; cinco veces la incidencia de bacteriemia por catéter… Cuestiones que hay que seguir analizando pero que, como ha destacado, la forma de trabajar durante la crisis –debido al colapso del sistema- ha podido influir. “Todavía no hay cifra de a cuánta gente le ha costado la vida la infección nosocomial y no la Covid-19”, acota.

En la actualidad…

De cara al futuro, Bouza también ha dado pistas de hacia dónde está evolucionando la infección. “La PCR positiva en alguien que lleva más de 10 días de enfermedad no debiera ser elemento para realizar una vida normal. Estos pacientes no transmiten el virus”, ha adelantado.