En diciembre de 2002, cuando vio la luz el primer ejemplar de GACETA MÉDICA, muchos centros de salud olían a nuevo. Con las transferencias sanitarias recién estrenadas, los médicos se despedían del Insalud y asistían a un despliegue sin precedentes. En muchos de ellos se estrenaban también los equipos informáticos, que transformaron la asistencia.

Salvador Tranche, presidente de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), lo recuerda de forma clara: “Los centros estaban bien estructurados, eran nuevos y estaban bien dimensionados con espacio para trabajar. Era un momento en el que había mucha ilusión y ganas de cambiar, aunque la sociedad ya había cambiado. El empuje se notaba en todas las comunidades autónomas. Fue un momento interesante, aunque ningún tiempo pasado fue mejor”.

Salvador Tranche.

Los primeros años de 2000 fueron tiempos de cambio. La sociedad española ya había experimentado esa transformación

Por entonces, Antonio Fernández-Pro, presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), llevaba ya una década en su actual puesto de trabajo y ocupaba la vicepresidencia de SEMG. Vio claramente como “el proceso de descentralización disminuía las desigualdades sanitarias entre las regiones españolas, dando un salto cualitativo y cuantitativo importante en la calidad asistencial”. Fueron años de auge de la primaria, asegura, hasta que a finales de la primera década comenzó el declive en la inversión y en la política de recursos humanos, lo que ha llevado a una precarización a un empobrecimiento de los servicios públicos.

Precisamente la palabra “precario” es la que mejor define la evolución de la atención primaria en todo este tiempo para José Polo, nuevo presidente de la Sociedad Española de Medicina de Atención Primaria (Semergen).

Antonio Fernández-Pro.

La descentralización redujo las desigualdades entre las CC. AA

A ello contribuye, en su opinión, la falta de inversión y de confianza, y también algunas fórmulas de gestión entonces nuevas que, según su visión, han perjudicado al primer nivel asistencial. Las gerencias únicas de área, que poco a poco se han ido implantando en todas las comunidades autónomas, les han privado, según destaca, de un presupuesto específico.

En las cuentas actuales, destaca, se hace trampa. En la medida que muchas veces los incrementos en atención primaria van a pagar un aumento en la factura de la farmacia, y no se traducen en más recursos para los profesionales y los pacientes.

En una situación de difícil subsistencia, la crisis sanitaria le ha dado la puntilla al primer nivel y ha evidenciado una tendencia hospitalocentrista en la gestión sanitaria. Fernández-Pro reconoce que en estos momentos hablar de resolver los problemas históricos de la primaria es casi anecdótico. “Estamos inmersos en la crisis más profunda que han vivido los diferentes sistemas de salud y tendremos una árdua tarea en el análisis y replanteamiento de los mismos tras la pandemia”, asegura.

José Polo.

Reformas

Salvador Tranche también lo tiene claro. “Tiraríamos petardos, asegura, si de esta crisis salimos con reformas. Sería inaceptable y grave que no se aproveche el momento para hacer reformas a escala de atención primaria y también en el entorno hospitalario. Si no se hacen, se condenará al ostracismo al sistema sanitario”, sentencia.

El impacto de la pandemia es tan grave, subraya, que sin reformas “el sistema sanitario público quedará para la beneficencia, como las casas de socorro de los años 60. Sería inaceptable que no se abordara”. Para el presidente de Semergen, tampoco hay otra salida. Como los demás lleva años defendiendo una reforma estructural de la atención primaria en base a las propuestas de estrategias como la AP21 o las iniciativas de las sociedades científicas.

“Sin reformas el sistema sanitario público quedará para la beneficencia”, subraya Tranche

Según su visión, la dirección es clara: “Hay que seguir capacitando al médico de familia y dotándole de las herramientas necesarias para que pueda aumentar su capacidad resolutiva, potenciando no solo el aspecto clínico sino la investigación, que nos podrá dar información clínica para muchas enfermedades”.

La clave es conseguir una atención primaria que resulte atractiva, no tanto desde el punto de vista económico, como por el desarrollo profesional.

Fernández-Pro recupera la idea recurrente del necesario Pacto por la Sanidad

Para Fernández-Pro, aún estamos a tiempo de salvar el primer nivel asistencial. Para ello, y una vez más, el Pacto por la Sanidad resulta tan necesario, como infinitamente apelado. Puede ser parte del camino hacia la solución.

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