“La pandemia nos ha enseñado cuáles son las deficiencias del SNS”

El presidente de la AEEH, Raul Andrade, analiza con GM cómo la COVID-19 ha afectado a la especialidad

205

La pandemia ha puesto en jaque al sistema sanitario en su conjunto. Las especialidades van avanzando en este nuevo contexto. Tuvieron que lidiar con una primera ola que irrumpió con fuerza en todos los servicios. Ocho meses después y en plena segunda ola son testigos, de nuevo, de cómo la COVID-19 puede llegar a tambalear los cimientos de la práctica clínica. El presidente de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), Raúl Andrade, analiza con GM este escenario. A su juicio cree que además de las consecuencias negativas que ha tenido la pandemia, también las hay positivas. “Nos ha enseñado en una situación límite cuáles son las deficiencias del Sistema Nacional de Salud. En este sentido, saldremos más fortalecidos”, dice.

Consciente de que los profesionales no pueden cambiar la situación por sí mismo, incide en la necesidad del respaldo de la Administración. “Si la administración no apuesta por reforzar los puntos débiles del sistema nos quedaremos igual que estábamos y con frustración añadida”. De este modo, al igual que el resto de especialidades espera que exista un refuerzo del sistema. Además de respaldar y reforzar el primer nivel asistencial, Andrade es partidario de hacerlo también con los circuitos hospitalarios. “Hay que empoderar más a los profesionales. En este momento se ha visto que necesitamos que haya una gestión mucho más técnica”. El hepatólogo se refiere a la asistencia sanitaria. En su opinión, esta gestión debe ser más centralizada y dependiente de cada centro y de los propios profesionales de las distintas especialidades. “Necesitamos cambiar el modelo de gestión hacia una modelo más técnico y menos politizado. Es fundamental. Si hacemos las cosas bien saldremos fortalecidos”, remarca.

Un cambio de modelo

A pesar de que la teoría está clara. Andrade asegura no ser optimista. “Llevo años en la profesión y tengo poca confianza en que haya cambios sustanciales de modelo, porque parece que existe una resistencia natural por parte de los gestores sanitarios a perder poder decisorio y a descentralizar la toma de decisiones”, lamenta.

¿Cómo ha afectado la COVID-19 a los servicios de hepatología? El presidente de la AEEH se remonta a principios de la pandemia. Así, recuerda que existen muchas unidades de hepatología en los hospitales y dentro de los servicios de aparto digestivo. En un principio, todos los pacientes con enfermedades del hígado que precisaban endoscopia se vieron afectados. “Tuvimos que suspender las pruebas complementarias porque tenían alto riesgo de transmisión y de formación de aerosoles”, recuerda. Tiempo después estos procesos se recuperaron.

La hepatología; a la espera de su reconocimiento

A la espera de hacer un diagnóstico completo de la irrupción de la pandemia en la especialidad, el presidente de la AEEH considera que habrá que trabajar en la respuesta para revertir la situación.

Los desafíos que tiene por delante la especialidad de hepatología son numerosos. En primer lugar, explica, que se reconozca como tal la especialidad. Actualmente, se encuentra en un punto de razonable desarrollo. Sin embargo, “no somos especialidad. Somos un área de conocimiento pero no estamos reconocidos”. Hace algunos años, la AEEH ya pidió ser reconocida como un área de capacitación específica (ACE). Lo hicieron con el anterior Gobierno de Mariano Rajoy, y ya hubo una predisposición. Sin embargo, los cambios en el Gobierno y la pandemia después ha dejado en standby este asunto.

Lo cierto es que se dieron pasos a favor de esta acreditación. Llegando a ser un asunto a estudiar en el Consejo Interterritorial. “Estamos en una situación de impase”.

A la espera de que mejore la situación y de que el Ministerio de Sanidad recobre su normalidad, Andrade asegura que el ACE permitiría poder solicitar recursos; la formación de unidades especializadas en los hospitales, y que éstas tengan el paraguas administrativo; poder formar con un programa docente estructurado a los hepatólogos; etcétera. “Es una necesidad importante y un objetivo, que no depende de nosotros”.

Lo que nos en definitiva mueve a estos profesionales y a la sociedad científica es que la hepatología sea reconocida como un interlocutor en todo lo que afecta a las enfermedades del hígado. Al fin y al cabo, asegura, enfermedades en las que deben ser escuchados para mejorar las enfermedades de estos pacientes, como por ejemplo, el cáncer de hígado.